A los tribunos de Morena, memorándum y reforma educativa

viernes, 26 de abril de 2019 · 09:53
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En esta ocasión Frido Aliotti Kyan, iba a dialogar virtualmente con Sócrates sobre los migrantes, a la luz de lo dicho por José Mujica, el ilustre uruguayo. Pero tuvo que cambiar de tema con motivo de la defensa de un famoso memorándum, por parte de honorables tribunos, incapaces de equivocarse al parecer, y que han convocado al debate, lo que es muy loable, en medio de aturdidor y frívolo ruido mediático. Así, va dicho diálogo, de ánimo fraterno para con las personas mismas, muchos de ellos, amigos, compañeros míos cuando era tribuno en aguerridas luchas sociales pasadas en la LVI Legislatura, junto a Arnoldo Martínez Verdugo, entonces ya entrado en años, cordial y sabio, Rafael Jacobo, indómito campesino, Toño Tenorio, amigo leal, Adriana Luna Parra, inolvidable, Rosario Ibarra, infatigable, Octavio Romero, buen compañero, Pedro Ettiene, Marcué, el Pino, Mara Robles... Pero diálogo sin contemplaciones para tal defensa, blanco de la lucha dialéctica que anida como águila en este diálogo. Frido: estimado Sócrates, te ruego decirme lo que significan las siguientes palabras del senador Pablo Gómez, con las que comenzó su disertación en artículo reciente, en substancia, muy parecida a la que realizaron otros legisladores y alguno que otro intelectual afín. Las dijo para defender la expedición de un memorándum muy criticado por juristas al carecer de fundamentación y motivación, entre otras cosas. En esencia, tal documento suspende los efectos de leyes vigentes en materia educativa. Es un texto que produce efectos jurídicos, sea política o no la naturaleza del mismo. Estas son esas palabras: "Algunos, los conservadores, no se han dado cuenta de que la manera de hacer política está cambiando en aras de que cambie el contenido de la misma, el fondo. No se trata de que ese cambio sea bueno nomás por serlo, pero de que hay cambio, lo hay". Sócrates: desentrañar esas abundantes palabras excede mi capacidad dialéctica. Pude derrotar a Calicles en el Gorgias, descubriendo sus hábiles sofismas sobre el poder, envueltos en retórica persuasiva, brillante pero falsa. Pero en este caso, hablando en plata, no hay ni retórica, ni sofismas hábilmente escondidos. Hay confusión gramatical y conceptual, y sofismas a flor de piel, algo inusitado en Pablo, polemista serio e inteligente por lo que he oído; a todos pasa de repente. Frido: sí, ello es cierto, Parecen decir tales palabras, que se está cambiando la forma para que cambie el fondo de la política, sin que el fin del cambio sea lo bueno por serlo, pero que hay cambio. ¡Qué galimatías! No todo cambio es bueno, hay algunos que lo son, cuando se logra un fin justo fatigosamente, a través de los caminos correctos. Para transformar de verdad, no resulta lícito abandonar los cauces e instituciones; al contrario, se exige la disposición a preservarlos como medios legítimos, y la habilidad de mejorar, de lograr fines a través de ellos, tal como en su tiempo lo recomendó un lúcido filósofo del Estado. En buen derecho, no hay atajos por buenas intenciones que haya. Hay actos que son inconstitucionales en sí, sea cual fueren las intenciones. Sócrates: ¡qué bien razonas Frido, buen alumno de la dialéctica; efectivamente, se dan actos inconstitucionales, no porque lo digan los adversarios, conservadores o liberales, sinceros o hipócritas, sino porque los son por naturaleza. Decir que hay cambio y anhelo de transformación, -sin saber a ciencia cierta en qué consisten los mismos, ni si son buenos o malos-, no es argumento alguno contra la crítica de falta de motivación y fundamentación del memorándum, a menos que el cambio de forma se traduzca en que de ahora en adelante, ya no se requieren tales exigencias derivadas de la Constitución de tu país; es decir, se cambia el fondo de la Constitución, a través de un memorándum inmotivado e infundado. Lo que no sería un cambio bueno -por no serlo a la luz de la razón. Todo acto humano, y más de autoridad que produce efectos jurídicos, debe razonarse a partir de normas impersonales y objetivas, que están por encima de deseos e intereses de los más fuertes. Frido: muy claro, y para ahorrar letras, hablemos de memo en adelante, si te parece. También nos dice el senador que por ser el memo algo "insólito" y "desusado", los críticos lo consideran inconstitucional. ¿Qué te parece ese argumento? Sócrates: que oculta un sofisma, pero burdo. Por lógica, los juristas que lo objetan, no lo hacen porque el documento sea desusado, sino porque no está expedido fundadamente conforme a derecho, como dijimos antes, porque invade la competencia del poder legislativo, del judicial, de otras dependencias. Puede haber casos de documentos de autoridad desusados, pero que sean expedidos en su momento, conforme a las leyes. Frido: da a entender el senador que por estar escrita la instrucción presidencial dirigida a los secretarios respectivos, en contraste con las órdenes orales de mandatarios anteriores, se salva de las objeciones; y culmina este punto diciendo, que el memo es parte de la negociación para abrogar las leyes promulgadas en el sexenio anterior. Esto último sí que es insólito. Sócrates: más que eso, resulta un tanto cándido. El que sea por escrito y hecho público, agrava el entuerto al documentarse la evidente inconstitucionalidad. Pero el decir que el memo es parte de la negociación para abrogar leyes, es nada menos que confesar que el documento tiene carácter legislativo al participar en el proceso de abrogación. Al legislativo le corresponde abrogar leyes, no al ejecutivo. Por ende, se trastoca la división de poderes, sin base constitucional alguna. Frido: pero el senador va más allá. Afirma que en un decreto constitucional no podrían incluirse actos de política administrativa, y por ello, el memo que los incorpora, se justifica. De veras que no perdonan ni la burla, Sócrates. Habla maestro insigne, por favor. Sócrates: en eso sí que son buenos, lo reconozco. Otra falacia habita en ese simulacro de razonamiento, aunque hecho de buena fe. Es obvio que en un decreto constitucional no se incluyan tales actos. Pero antes de que se incluyan en un documento del ejecutivo, el legislativo debe expedir tal decreto abrogando las leyes a la luz de las cuales se llevan a cabo los actos administrativos, nunca al revés. El contenido del memo no es un mero recordatorio, como lo señala el senador, -a quien por cierto, estimo y respeto, salvo sus consideraciones aquí combatidas-, es una instrucción escrita y pública, cuyo fin explícito, es suspender los efectos y medidas de leyes vigentes, sin que éstas hayan sido derogadas o modificadas por los órganos legislativos competentes, mediante los procedimientos idóneos, ahora en vías de extinción. El criterio nuevo nacido de formas imaginativas nuevas, es que el más fuerte haga "lo que mejor le parezca", al margen de lo objetivo de la razón (Gorgias 466 C). Frido: dice el senador por otra parte, que no es un decreto, sino un simple recordatorio. ¿Qué no dio a entender aunque de manera confusa, que el cambio de forma era conveniente para que cambiase el fondo? ¿Por qué entonces el senador no es consistente con ese proceder mental? La forma nueva que sustituye a los decretos que deben estar fundados y motivados, es el memorándum que ya no requiere de esas limitantes, para que de esa novedad surja el cambio de fondo, que consiste en participar en la abrogación de normas legales y constitucionales, suspendiendo por mandato, primero sus efectos, sin motivación ni fundamentación algunas. Luego, de la forma nueva emerge, no un recordatorio, sino una instrucción tajante y vinculativa, no importando ya que sea o no decreto, que esté fundamentada o no. Sócrates: ¡qué bien razonas, Frido!. Otro desaguisado: el que da las instrucciones no debe motivar ni fundar; el que las recibe sí. Vaya, vaya. Eso significa que el de abajo supla la deficiencia del de arriba. El de arriba no está sujeto al derecho, al estar según eso, la justicia por encima de la ley. ¿Y qué es la justicia para quienes las leyes son prescindibles? Más adelante abordo esta cuestión, que es parte del Gorgias, de la República y de las Leyes de mi discípulo Platón, Pero, ¿qué no se había dicho antes que nada por encima de la ley? Frido: sí lo habían dicho, pero dependiendo del día, se dicen cosas diferentes sobre el mismo asunto. Por cierto, les llama el senador acartonados a los que han osado criticar tal memo. Y para rematar, afirma que en política, la forma no es fondo. Lo asentó a pesar que lo contrario dijo un santón del régimen priísta continuado ahora en varias actitudes por los morenistas. Les diré a mis amigos, muy honorables tribunos, Pablo Gómez, Martí Batres, Gerardo Fernández Noroña: seriedad por favor, en estos tiempos convulsos que la requieren con apremio histórico; no desperdicien su oportunidad única, como lo hicieron los panistas, en doce años echados por la borda. Sería ello imperdonable. Por lo pronto la están dilapidando, con la militarización, con indigno alineamiento antimigrante con el Norte, con el tren maya, Dos Bocas, Huexca, Consejo asesor empresarial ultraneoliberal, encono, división......, y estas cuestiones de legalidad. Hay tiempo de hacer pausas, reflexionar, rectificar, pero éste vuela. Además, el candelero es vanidad pasajera, lo que dura el legado de felicidad brindada al pueblo. En tal caso, transformación benéfica y gloria, vendrán por añadidura. Cerrarse a la defensiva, es lo peor; abrirse, tender la mano franca, cultivar como el cubano inmenso una rosa blanca para todos, grandeza. Pero dime Sócrates, ¿es consistente el senador al afirmar eso de que la forma no es fondo, con su aparente tesis original esbozada en el galimatías comentado? Y, ¿es lógico decir que lo único que es fondo es el fondo? Sócrates: sobre la primera pregunta, no, claro que no es consistente. En realidad porque el memo es indefendible racional y jurídicamente, como bien lo señaló el constitucionalista liberal, Elizur Arteaga, entrevistado hace días por Jorge Carrasco. No es consistente porque si dice que del cambio de forma nace el cambio de fondo, debe inferirse que en la forma ya está el fondo de alguna manera en proyecto, y en consecuencia, no puede rematar diciendo que la forma no es fondo. Si no es fondo, aunque sea embrionariamente, no puede ser el origen del cambio de fondo. Su falla está en no entender qué es forma en sentido pleno, qué es ley, derecho, justicia. La forma en buenas filosofías del derecho y del Estado, es la esencia, el bien de las cosas cuyo desarrollo las perfecciona. Por eso, la forma es la ley, es el ordenar las cosas en su lugar para que el todo funcione. La justicia es así, "esa fuerza de cumplir cada uno su trabajo en la ciudad", conforme a sus competencias, a sus virtudes propias, sin entrometerse en los asuntos de los demás, como se asienta en la República (433 a y e). En cuanto a que el fondo es fondo, pues sí, es muy cierto, ciertísimo, como que lo cierto es cierto, la silla es silla, el barril sin fondo es barril sin fondo. ¡Qué de certezas!, amigo Frido. Frido: ¡ay Sócrates qué necesario es leer los diálogos de Platón, donde tú argumentas con sabiduría y gracia! Allá el senador, si considera como Calicles, que el derecho es fruto acartonado de la convención de los débiles para impedir que los fuertes sufran injusticia, que la justicia es expresión del interés del más fuerte, y que deriva de la naturaleza fáctica de las cosas. El más fuerte, es el mejor, el más sabio, el que tiene derecho a más cosas, incluso a apoderarse de esas de los débiles, como el mejor zapatero, tiene derecho a calzar el zapato más grande al caminar por las calles, incluso a apoderarse de los zapatos de todos lo demás e ir cargando con ellos en son de triunfo, como bien lo dijiste alguna vez querido amigo. Sócrates: eso del zapatero lo digo en el Gorgias, Frido, para ejemplificar los sofismas de Calicles que considera que el más fuerte es el mejor, el que tiene el derecho de mandar por naturaleza, conforme a sus deseos. La conclusión del sofista es entonces, que la ley de la naturaleza, es la injusticia a la que llama justicia. Conclusión errada como antes vimos. El mejor, no es el más fuerte, es el que cumple en la ciudad su función, conforme a la virtud que le es propia, no la virtud de Maquiavelo que es la conservación del poder a toda costa, sino la aristotélica, que es el hábito de ser prudente, justo, sabio. La del político, la prudencia o arte de deliberar. La clave de esto está en suma, en el dominio de sí mismo, y no de los demás, en entender que la justicia no está por encima de la ley, sino debajo de ella porque le sirve de base, porque se funda en ella. Olvida Calicles y sus novicios, que no hay contradicción entre leyes y naturaleza, entendida ésta no como hecho, sino como esencia, como substancia. Que si una multitud reunida en vistas del bien común, que es más fuerte que uno solo, decreta en una ley, que es peor cometer una injusticia porque ello es feo y malo, que el sufrirla, está haciendo lo justo y lo natural, y así, está demostrando que no hay contradicción entre ley y naturaleza, bien entendidas ésta y aquella. Frido: la retórica de Calicles se basa en la lisonja y en la división, la tuya Sócrates en la "paideia", en la educación que es la formación de la personalidad durante la vida entera del ciudadano, como condición del ser feliz, al tenerse un fin que no es un medio ya. La ley del más fuerte, no conduce a la felicidad porque el deseo, la voluntad de poder es insaciable, y por tanto significa un dolor, un mal, una necesidad siempre insatisfecha, un fin que siempre es medio. Sócrates: por eso yo soy feliz, y todos lo pueden ser en un momento de la vida. La retórica del sofista encandila a las masas, triunfa, dice mi comentarista genial, Werner Jaeger en su monumental Paideia, ante ellas, ante la incultura, fácil a la lisonja. El más grave defecto de esa retórica es, según Jeager al glosar mi Gorgias, que "detrás de las palabras no aparece ningún saber objetivo, una filosofía sólida ni una concepción firme de la vida... no la anima ningún "ethos" -o forma ética común con la del pueblo-, sino la voluntad de éxito y poder". Pero no obtiene la victoria ante la esencia del cuerpo político, el pueblo que razona, al que los más fuertes tachan de conservador. Hoy casi toda crítica es considerada conservadora; ¿qué tal si no lo fuera? ¿Si fuera exorbitante? ¿No se acabó hace mucho la guerra entre conservadores y liberales en tu país? Sé por estadísticas publicadas en el Hades -al que a veces viajo-, que ahora el contraste más significativo está entre los que tienen muchísimo y los desventurados que casi nada o nada tienen. La Reforma Educativa vigente, plasmada en normas, será inaplicable conforme a derecho, una vez abrogada, habiéndose seguido todos los pasos establecidos en la Constitución, por complejos y fatigosos que sean, pues el seguirlos, es garantía de justicia, es decir, de racionalidad, objetividad, deliberación, respeto de las competencias y tareas. Hago votos porque se rectifique y se respete el derecho, ya que es de sabios cambiar para bien; porque las buenas intenciones corran por los cauces debidos; porque se aproveche la oportunidad inédita del gobierno para unir, para alimentar la concordia, la paz; porque las leyes que descansan en la justicia, "murallas de la ciudad", preserven la vida de la democracia ganada, y eviten su abismarse, como en Jericó, miles de años hace. Frido: tiempo propicio éste para sacudirnos todos de resentimientos pasados, prejuicios, agravios, a fin de que lo que nos une, el amor a la Patria manifestado de maneras diferentes por rostros humanos distintos, pero al fin mexicanos, resurja en horas difíciles para el país, y para el mundo amenazado por catástrofes de índole moral, política, económica, ambiental. Desunidos, seguiremos siendo juguetes del viento del Norte, en mar revuelto. Hay utopías viables, dice Albert Camus. Hasta muy pronto, admirado Sócrates. ---------------- Fin de este diálogo con fines dialécticos: forma y fondo conceptuales, en alianza insobornable). Nos despedimos, no sin antes con propósito de precisión, decir que en el pasado diálogo sobre Assange y Notre Dame, publicado en Proceso digital, bastión de libertad de prensa, se habló de Suecia y su primer ministro, queriéndose referir a quien gobernaba en el año 2011, cuando la defensa de Assange criticó su postura política, por entorpecer tal defensa. Hasta el próximo, donde se hablará del hecho de la migración, hecho histórico de siempre, madre de los pueblos todos, no un problema, como bien lo señala Mujica. (Dedico este texto, a la memoria de Julia Kyan Aliotti, irlandesa de los perseguidos de Derry Town, nacida en Esmirna legendaria, tierra de Homero, casada con el mexicano Rosendo Romero, después de emigrar a esta patria nuestra, mujer ejemplar, bisabuela de Frido Aliotti).

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