Mientras se estanca la ley de salvaguarda del patrimonio cultural, los madruga la modista Carolina Herrera

miércoles, 12 de junio de 2019 · 21:43
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Durante la sesión de mayo del Taller por la Defensa de los Territorios, que mes a mes organiza la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el antropólogo Antonio Machuca Ramírez puso en cuestionamiento el proyecto de Ley de Salvaguarda de los Conocimientos, Cultura e Identidad de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanos. La iniciativa presentada en noviembre pasado por la senadora de Morena, Susana Harp Iturribarria, fue debatida recientemente por varios especialistas en el Senado de la República. Y durante la celebración del aniversario 45 del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, afirmó que la búsqueda de una legislación tiene como fin proteger y evitar el robo de los diseños de los pueblos porque son acciones que “a todos nos han dolido”. Ahora que un nuevo plagio se ha perpetrado contra el arte textil mexicano, esta vez por la famosa diseñadora de origen venezolano Carolina Herrera, quien dice haberse “inspirado” en el sarape y bordados mexicanos para su nueva colección, Frausto informó a los medios que ha reclamado a la casa de modas y solicitado una explicación pública de las razones por las cuales utiliza diseños y elementos culturales cuyo origen está documentado, y de qué manera las comunidades creadoras se van a beneficiar de las ventas de la colección. A decir de Machuca, el proyecto de ley es un documento “con muy buenas intenciones” que hace ver los despojos de los cuales han sido víctimas los pueblos, particularmente indígenas, y la necesidad de una protección legal. Sin embargo --considera--, “sin modificar el régimen de propiedad”, pretende evitar los procedimientos no legales y las prácticas indebidas, pero no la explotación de los elementos culturales. “Es algo muy serio porque entonces no va al fondo del problema y le da permisividad a la mercantilización. Parece ser una ley dirigida a proteger un tipo de bienes fundamentalmente de indumentaria. Es decir, está en el rubro del patrimonio cultural inmaterial, para conocimientos tradicionales y se centra en realidad en la cuestión de la indumentaria. “Entonces es una ley que está hecha en función de ciertos intereses creados. Me he preguntado si no hay ahí un posible conflicto de intereses, porque hay una pertenencia familiar que tiene que ver con intereses muy fuertes de los Harp en relación con el ámbito cultural”. No hay que olvidar que el Museo Textil de Oaxaca, por ejemplo, es una creación de la Fundación del exbanquero y exdueño de Banamex Alfredo Harp Helú. El especialista hace ver que la iniciativa se olvida de cuestiones esenciales relativas a los conocimientos tradicionales, como es el caso de la herbolaria, la medicina, la música, la alimentación, que no están contemplados en el documento. Además, para proteger dicho conjunto de bienes, de acuerdo con la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y las Cultura (Unesco) de 2003, cada área debe ser definida a partir de sus características específicas e incluso en cuanto de las formas de conservación y salvaguarda. Y en ese sentido “hay una limitación grande en esta legislación”. Machuca señala también el concepto de propiedad intelectual que se ha manejado para la supuesta defensa de los intereses de los pueblos y comunidades, porque en su opinión la idea de “propiedad” tiene que ver con la teoría del “individualismo posesivo” planteada por C. B. Macpherson, para quien la posesión tiene su raíz en la ideología neoliberal. El concepto de propiedad intelectual “tiene arraigo en el sentido del capitalismo monopólico, aun cuando se intente proteger el comercio justo”. Cuestiona el antropólogo qué es lo que se ha logrado cuando los representantes de México, por ejemplo, de la Comisión de Pueblos Indígenas, asisten a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), cuya sede está en Ginebra, Suiza, cuando se ve un panorama como el actual en la cual siguen sin protección los saberes tradicionales: “Años de propuestas y no hay resultados”. Y pone el acento en la cuestión: “Los países más fuertes insisten en proteger productos (es lo que interesa a empresas como las farmacéuticas), y los países del sur presionan por el reconocimiento a procesos y a sujetos”. En su opinión, la propiedad intelectual se contrapone con los derechos culturales y el meollo está en cómo se protegerá el patrimonio cultural de los pueblos indígenas. Recordó que el fallecido sociólogo mexicano Rodolfo Stavenhagen hizo ante la Organización de las Naciones Unidas una propuesta: “Que los pueblos indígenas se encarguen de la protección, control, fomento y progreso de su propiedad intelectual, pero hay que saber cuál es el concepto que ellos tienen de propiedad intelectual para definir, a base de construir y volver a construir una noción de patrimonio intelectual”. Habrá que dar pasos más grandes y firmes que la mera petición de disculpas y explicaciones.

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