La Guardia Nacional y la guerra al narco

miércoles, 3 de julio de 2019 · 08:33
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Apenas entró en funciones y de inmediato en Tabasco el crimen organizado le mandó un mensaje de guerra: habrá muertos de ambos lados.  Esto es una muestra del escenario para la Guardia Nacional, un panorama más que complicado porque las expectativas de que abatan los índices de violencia, los homicidios, secuestros y extorsiones difícilmente las va a cumplir como se espera pues forman parte de un problema muy complejo que requiere de una estrategia integral y de largo aliento donde la investigación es fundamental, sobre todo en la parte financiera. Este lunes 1 de julio empezó el despliegue de 7 mil elementos de la Guardia Nacional en 150 regiones del país para atacar de manera frontal a los grupos delincuenciales que se han entronizado como el poder real en cada una de ellas. Se prevé que estarán en otras 80 zonas más en las cuales también tendrán que enfrentar a las bandas criminales que ponen en entredicho el estado de derecho. Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ya precisó que la llegada de la Guardia Nacional es parte de una estrategia integral de combate al crinen organizado y la concomitante violencia, su creación y puesta en marcha creó muy altas expectativas, del mismo tamaño que tiene la mayoría de la población de poner fin a la inseguridad que se ha disparado en todo el país este año. De antemano es evidente y claro que la violencia y el poder del crimen organizado no se va a terminar con la sola presencia de la Guardia Nacional. Quien afirme que el gobierno de López Obrador está planeando hacer de esta agrupación la panacea milagrosa que nos cure de este mal se autoengaña y, en el peor de los casos, quiere engañar a los demás cayendo en el sofismo más puro y cínico. La Guardia Nacional por si misma esta limitada para cubrir las necesidades de seguridad en todo el país. Ni un ejército completo lo ha podido hacer desde el 2006 a la fecha. De ahí que su presencia y acción tendrá un carácter disuasivo en muchas de las regiones donde el enemigo no se muestra públicamente porque forma parte de la misma sociedad, una “sociedad narca” como la definió en uno de sus libros Julio Scherer fundador de Proceso. Los índices de homicidios dolosos se han disparado en algunos estados del país. El dato más reciente y preocupante de los índices de violencia es que este mes de junio se registraron dos mil 543 homicidios dolosos, 84 asesinatos diarios, la cifra más alta en lo que va del año. El caso más emblemático es, sin duda, Michoacán donde ha habido un incremento del doble con respecto a 1999 cuando se registró la tasa más alta. Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública en lo que va de este año ha habido 538 casos de homicidios dolosos y hace diez años la cifra fue de 256. Michoacán es paradigmático porque es ahí donde en 2006 el presidente Felipe Calderón declaró la guerra al crimen organizado enviando a miles de soldados y policías federales sin tener éxito, lo mismo que Enrique Peña Nieto, quien desplegó también a las tropas militares y equipos policiacos para arrebatarle el dominio al crimen organizado igualmente con saldos negativos pues hoy en día la entidad es controlada por 15 grupos de los cuales cuatro son los más fuertes: el Cartel de Jalisco Nueva Generación, los remanentes de la Familia Michoacana y Caballeros Templarios, y los Viagras. La apuesta de acabar con el crimen organizado y abatir los índices de violencia a través de la Guardia Nacional como lo planteó Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, es algo muy peligroso porque establece una meta muy alta imposible de lograr. Es mejor reconocer, como lo hizo López Obrador, que no se ha avanzado en el tema de la seguridad y esperar que funcione la estrategia que, como siguiente paso, después del arranque de la Guardia Nacional, es la aprobación del consumo de algunas drogas con fines medicinales y lúdicos. Por cierto… ¿De verdad el presidente Andrés Manuel López Obrador necesita reafirmarse con un evento magno en el zócalo donde el acarreo y el espectáculo fueron la antesala de su mensaje? ¿Y la austeridad republicana? No hay que olvidar que unas de las acciones que la ciudadanía ha rechazado del pasado fueron precisamente el acarreo y el uso de los recursos públicos para engrandecer la imagen del presidente en turno.  

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