Muere la filósofa Agnes Heller, opositora al régimen de Viktor Orbán
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La reconocida filósofa húngara Agnes Heller falleció el 19 de julio a los 90 años, informó la Academia Húngara de Ciencias.
Discípula del estudioso marxista Georg Luckács (1885-1971), la también socióloga de origen judío, nacida en Budapest, Hungría, el 12 de mayo de 1929, sobrevivió al Holocausto. Su padre fue asesinado en Auschwitz.
Vivió también la represión estalinista posterior a la Segunda Guerra Mundial; fue disidente del régimen comunista en Hungría y cuestionó el actual gobierno de Viktor Orbán, a quien consideró una amenaza para la democracia en Europa.
Autora de Historia y futuro ¿sobrevivirá la modernidad?, El hombre del renacimiento, Sociología de la vida cotidiana y Crítica de la ilustración o Para cambiar la vida, estuvo casada con el filósofo Ferenc Feher (1933-1994). Y ha sido considerada como una de las pensadoras más influyentes de la segunda mitad del siglo XX,
El diario español El País señala en su nota sobre Heller, que la Academia Húngara de Ciencias no menciona la causa del fallecimiento de la intelectual. Pero cita al portal húngaro 444.hu, donde se dice que murió mientras nadaba en el lago Balaton, donde suelen vacacionar muchos ciudadanos de la Europa comunista. Y agrega el medio español:
“Curiosamente --dice el diario--, fue allí donde comenzó a resquebrajarse el telón de acero cuando a miles de ciudadanos de Alemania del Este que estaban en Hungría se les permitió abandonar el país hasta Occidente.”
Heller estuvo en varias ocasiones en México, entre ellas para participar en el encuentro internacional organizado en 1990 por la revista Vuelta, dirigida por Octavio Paz, donde habló de la posmodernidad; la Cátedra Julio Cortázar, creada por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez; y un encuentro entre intelectuales realizado en la Biblioteca de México en octubre de 2015.
En junio de 1981, el también filósofo, narrador y ensayista Francisco Prieto, escribió en el semanario Proceso, el texto “Marxismo y antropología según Agnes Heller”, para reseñar su libro Instinto, agresividad y carácter.
A continuación, se reproduce el texto:
MARXISMO Y ANTROPOLOGÍA SEGÚN AGNES HELLER
Francisco Prieto
Aunque el libro que a continuación comentamos se intitula Instinto, agresividad y carácter, es importante reparar en el subtítulo: “Introducción a una antropología social marxista” Su autora, Agnes Heller, discípula de György Luckács y luego adjunta de cátedra de éste, había publicado previamente, entre otros libros, uno fundamental: Sociología de la vida cotidiana.
Y he señalado la importancia de reparar en el subtítulo del libro porque si es ya abundante la bibliografía marxista sobre el concepto de hombre de Marx (Fromm, Rouguinski, Schaff, Markus, Gramsci, Kosik, etc), no lo es o, para ser precisos, es inexistente desde las perspectivas del estudio de la doctora Heller: la teoría de los afectos y de la personalidad. Dicho de otro modo, Agnes Heller pretende una fundamentación materialista de la subjetividad, esto es, desde bases marxistas rescatar al individuo en la totalidad, lo que si bien se encuentra latente en pensadores como los citados anteriormente, pero también en Marcuse y los demás integrantes de la Escuela de Franckfort, por ejemplo, no había sido desarrollado como lo hace ahora la profesora húngara, es de ir, abundando en las teorías biológicas y psicológicas contemporáneas en franca confrontación y diálogo con las tesis fundamentales de Marx.
A diferencia de Erich Fromm que en su célebre libro El concepto de hombre en Marx se propone demostrar lo que no es necesario, es decir, que hay en Marx una preocupación fundamental por el sujeto humano en vez de analizar si el sistema del Fundador hace justicia a su preocupación e intencionalidad, Agnes Heller que, entre otros asuntos, nos demuestra cómo para Marx alienación no significa --como para Fromm-- deformación de las capacidades originariamente inherentes al hombre, procura la conciliación de un pensamiento donde la social es radicalmente decisivo con las posibilidades de una autonomía del sujeto estudiado éste desde sus fundamentos biosicológicos.
En principio, la tesis central del libro es rigurosamente ortodoxa:
“El hombre no llega al mundo con instintos inmutables --puesto que nace sin instintos. Tampoco es una `tabula rasa’, esto es, no se le puede condicionar para todo en cualquier momento que se desee. De igual modo, tampoco es la encarnación de la esencia humana innata, de la sustancia humana. El hombre tiene una `segunda naturaleza’. Esta ha surgido históricamente y se `encarna’ en la interacción entre las objetivaciones y los individuos del mundo actual. A esta `naturaleza’ pertenecen también las posibilidades concretas inherentes al presente --tanto las alternativas positivas como las negativas. La incorporación del ser genérico en la segunda naturaleza nos parece posible y deseable; no porque seamos optimistas, sino en virtud de una opción.”
Es decir: la Heller hará la crítica tanto de los freudismos como de los conductismos y de los esencialismos y mostrará, mediante el método dialéctico aplicado con rigor, cómo los individuos y su producción objetivada irán haciendo germinar históricamente una naturaleza segunda --la primera residiría en ese hombre que por el trabajo va develando una inteligencia posible--, de modo que “si nosotros reconocemos, de acuerdo con Marx, en los medios de producción el psiquismo humano enajenado, si afirmamos que la esencia del hombre se desarrolla y se despliega precisamente en la objetivación, entonces las objetivaciones son ya el objeto principal de la antropología”. En lenguaje llano, y como señala la autora, si la exhortación de Cristo de amar al enemigo es extremadamente moderna si se la compara con toda la historia de la humanidad fue, históricamente, una norma abstracta que como tal habría de iniciar un curso de objetivación posible, transformable en la perspectiva de un futuro humano que no nos muestre ya al hombre que ama a sus enemigos, sino al que, por fin, no tenga enemigos.
Agnes Heller, en el transcurso de su demostración, pasa revista a las diversas teorías científicas que estudian los instintos, la agresividad, el amor y el odio en el ser humano. Rehuye, pues, el fácil camino del marxismo dogmático y tradicional que nos remite al fin de la lucha de clases, al rebasamiento de todos los antagonismos y el advenimiento del Reino para, Deux-ex-machine, encontrarnos con el hombre del nuevo mundo En otras palabras: Agnes Heller estudia, de frente, al hombre concreto A partir de las tesis esenciales de Marx, rebasa el sociologismo marxista sicologista. De ser su libro un acierto científico, los marxistas serios, en lo porvenir, podrán fundamentar una Ética y una Estética. Nada menos y nada más significa la obra de la discípula de Luckács. Pero la discusión sobre el grado de validez de los argumentos de Agnes Heller rebasa la misión de este reseñista.