Noches de Karen Souza con Big Band Jazz

domingo, 18 de agosto de 2019 · 10:29
Dueña de una seductora veta jazzística, Karen Souza regresa a México para ofrecer dos shows acompañada del grupo del maestro y músico germano Joe D’Etienne, en el IV Big Band Fest, el miércoles 28 y el jueves 29 en el Lunario del Auditorio Nacional; la cantante argentina expone su filosofía estética a Proceso.  CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Quien la oyó, ya no puede olvidarla. Reconocida por su erotismo vocal, la intérprete rubia Karen Souza regresa a nuestro país como todos los años desde 2011, para presentarse con una banda de jazz dirigida por el trompetista Joe d’Etienne en el Lunario del Auditorio Nacional, las noches del miércoles 28 y del jueves 29 de agosto. “México es el país que más visitamos y donde más hemos estado de gira; esta vez iremos con una propuesta completamente distinta, vamos a experimentar con una big band que conduce Joe D’Etienne, quien escribió los arreglos especialmente para esta ocasión”, dice jovial desde su hogar en La Pampa, Argentina, vía teléfonica a Proceso. “A mí lo que me motiva es expresar lo que traigo en mi corazón a través de la música. El arte está hecho para generar emoción.” Su espectáculo contiene estándares famosos de Frank Sinatra o Duke Ellington, además de números incluidos en los cuatro discos anteriores plenos de sensualidad (Essentials, Hotel Souza, Essentials II y Velvet Vault), así como cortes de la nueva grabación en formato orquestal que Karen trae entre manos para publicarse en otoño. Por su lado, el trompetista radicado en México, Joe D’Etienne, nacido en Alemania en 1963, hizo uno de sus primeros trabajos en la legendaria gran banda del trombonista Glenn Miller. Ha trabajado con varias generaciones de jazzistas, que van de Héctor Infanzón, Eugenio Toussaint o Roberto Aymes a Iraida Noriega y Diego Maroto. –¿Cómo fue la infancia de Karen Souza? –Muy buena, yo te diría que excelente, con una libertad envidiable, familia con mucha música, mucho arte y mucha naturaleza. Por más que a una la marque nuestra genética, la infancia apunta hacia dónde vas a vivir. Desde pequeña pensé en que la música iba a ser mi forma de vida. Desde que tuve uso de razón, mi día a día era bailar y cantar siempre. “Cuando me preguntan en qué momento me decidí a ser cantante respondo que yo a la música me dediqué desde mi nacimiento; el salto es cuando uno pasa a hacerlo públicamente y ahí sí va cambiando un poco la incorporación de nuevos géneros, pop y bossa, con el jazz, en fin. El último disco es una producción absolutamente mía, todo el proceso fue fantástico desde la creación de cada canción y así le fui sacando brillo a todas las grabaciones, hasta llevarlo hoy en concierto para ver la reacción del público. Es la magia y el sueño de vivir el arte musical.” Arte hecho mujer Para Karen, el arte es un refugio y un exorcismo para sobrellevar las amarguras que en ocasiones golpean la realidad cotidiana. “Esa es la suerte que tienen los artistas, de ahí que yo recomiende a las personas expresarse a través del arte, cual fuere y como sea, porque para mí no hay artes buenas ni malas. Si te gusta cantar, cantá; si te gusta bailar, bailá; así se te alarga la vida y te alegras. El mundo es complicado; entonces, el contar con una compañera artística como la música da tremendo apoyo.” El registro de Karen Souza es soprano, si bien las formas de manifestar su canto alcanzan no sólo alturas de frescura, sino sentimientos a profundidad. “Tal vez sea porque yo me formé escuchando cantantes masculinos, y tengo también un timbre grave por mis amigos hombres en el universo musical. Soy soprano pero más grave que las soprano convencionales.” –¿Cómo cuida su voz y su bienestar? –Esto también es parte de mi formación. Hay que comer bien, vivir sana, naturalmente tomar sol, llenarse de vitaminas a diario. No es algo que me cueste. Hay que pasársela bien, de eso se trata la vida, estar con gente querida, tener conversaciones elevadas, tratando de generar vínculos reales. –¿Cuál es la filosofía de vida de Karen Souza? –Mi filosofía de vida, por suerte, no es estática. No es conservadora. Uno va madurando y llega el momento en que una posee sensibilidad e inteligencia para observar cierto orden en su mundo. Eso es lo que hay que cultivar, corazón y mente, en constante movimiento. Trato de mantener mis ojos bien abiertos para crecer, hacerme cada vez más consciente y más fuerte. –Si al remanso de un combo o trío como acompañamiento Karen Souza suena en casa, la complejidad de una gran banda de jazz con instrumentos de amplia sonoridad, ¿será acaso una estridencia dura de roer para ella? –Digamos que es parte de la cultura de los estándares del jazz, cuya instrumentación se halla algo más arriba de lo acostumbrado; pero tengo de todo. Me gusta bastante la parte relajada, cierto, ¿pero a qué cantante no le gusta subir la voz? Es un punto común que asimismo se disfruta. Se puede mantener un perfil relajado igual con esa cantidad de metales arriba del escenario. Me interesa explorar los alcances de mi voz y de mi interpretación. “Nací en los ochenta, soy de una generación que creció con el rock, el gronch lo traigo en la sangre; sin embargo, oigo de todo, incluso lo popular, y me fascina la música clásica, preferentemente. Es increíble cómo te abre la cabeza, la música clásica es una especie de bálsamo mental.” –Por último, ¿cómo escoge sus vestidos para actuar en escena? –Los diseño yo. Es algo que nunca he dejado de hacer. Y los voy a seguir haciendo, pues al presentarse cada noche, una debe estar vestida para la mejor ocasión. Es parte de lo que quiero comunicar. Es una forma de agasajar con la música y visualmente al espectador (ver www.karensouza.com). Este texto se publicó el 11 de agosto de 2019 en la edición 2232 de la revista Proceso

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