Brexit: 'Operación Yellowhammer” o 'Proyecto del miedo”
LONDRES (apro).- El Reino Unido enfrentará una escasez histórica de combustible, alimentos y medicinas si abandona la Unión Europea (UE) sin un acuerdo de transición con Bruselas, además de padecer interminables filas de camiones en puertos y el caos en aeropuertos por demoras de aviones, entre otras consecuencias “catastróficas” para el país.
La llamada “Operación Yellowhammer”, el plan de contingencia del gobierno británico, por si hay un divorcio de la UE sin acuerdo, dio cuenta del oscuro panorama que enfrenta la nación a poco más de dos meses del “divorcio” oficial con el bloque europeo, previsto para el próximo 31 de octubre.
La información oficial fue filtrada el pasado 18 de agosto al semanario inglés The Sunday Times y generó de inmediato un revuelo por las durísimas consecuencias que se esperan para la población, el sector empresarial y el transporte británico, entre otros ámbitos públicos y privados.
El informe reveló los peores escenarios posibles para el Reino Unido, desde atascos en puertos y protestas masivas en las calles, hasta saqueos de supermercados por parte de la población, además de amplias disrupciones en los suministros.
Otra de las consecuencias graves ante la falta de un acuerdo es la implantación de una “frontera dura” (es decir que se impondrán controles fronterizos y aduaneros, que ahora no existen) entre la británica Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que está dentro de la UE, algo que podría llevar a nuevos enfrentamientos sectarios y de violencia entre nacionalistas católicos y protestantes unionistas.
El documento secreto indicó que en caso de un “Brexit duro”, a partir del 1 de noviembre y durante al menos tres meses, el Reino Unido registrará un caos “casi completo” en los puertos británicos, especialmente Portsmouth y Dover, los de mayor tráfico comercial y de pasajeros a la UE.
Estimó que entre 50 y 85% de los camiones con acoplado que cruzan el Canal de la Mancha no estarán listos para las inspecciones aduaneras en la frontera con Francia.
“En el peor de los escenarios, los camiones con acoplados podrían enfrentar demoras de hasta dos días antes de poder cruzar la frontera”, explicó el documento compilado por el gobierno del conservador Boris Johnson.
En materia inmigratoria, indicó que es muy probable que la UE incremente los controles migratorios en los puestos fronterizos. Esto llevará a enormes demoras en las estaciones de St. Pancras, en Londres, en la estación de Cheriton (sur de Inglaterra) y en Dover.
Respecto a las medicinas, el documento explicó que a consecuencia de las demoras en el cruce del Canal de la Mancha, miles de medicamentos –incluidos los que son contra la diabetes, el cáncer y otras enfermedades graves–, además de suministros y otros productos sanitarios, escasearán en el Reino Unido durante seis meses o más, dependiendo de la gravedad de la situación.
Ello podría llevar a un aumento de los precios de los medicamentos y a una crisis sanitaria sin precedente en los hospitales y centros de salud del país, provocando muertes prevenibles de personas vulnerables.
El informe destacó que 75% de los medicamentos ingresan al país por mar –a través del Canal de la Mancha– y por ello indicó que las autoridades estarían analizando rutas alternas para la llegada de medicinas.
Sobre el tema de alimentos y acceso al agua, la “Operación Yellowhammer” estima que el suministro de ciertos tipos de alimentos frescos que provienen de la UE, como frutas y verduras, se verá severamente reducido. También habrá una escasez de ciertos ingredientes químicos y de empaquetado, esenciales para la elaboración de alimentos.
“A consecuencia de esto se reducirá la disponibilidad y opciones de alimentos, además de que habrá un incremento de precios que afectará a grupos vulnerables” como personas desempleadas, familias de clase obrera con hijos y jubilados, subrayó el informe secreto.
Respecto a los servicios acuíferos y de acceso al agua potable, el gobierno consideró que son “bajos o muy bajos” los riesgos de falta de suministro, aunque advirtió por la escasez de ciertos químicos para el tratamiento y filtro de agua potable.
El tema de los combustibles también fue cubierto por la “Operación Yellowhammer”. Según el informe, la imposición de tarifas hará que las exportaciones de combustible en el Reino Unido sean poco competitivas para la UE, impactando fuertemente en las refinerías británicas.
El sector de combustibles ha analizado planes para mitigar el impacto a los ingresos de las refinerías, aunque la política del gobierno de Johnson para mantener en 0% las tarifas a las importaciones amenazan esos planes de contingencia.
“Ello podría llevar a grandes pérdidas financieras y al cierre de al menos dos refinerías británicas, con la pérdida de al menos 2 mil puestos de trabajo como consecuencia”, destacó el documento.
En materia de Irlanda del Norte, el gobierno implementaría ciertos controles en la frontera con la República de Irlanda, “pero con limitadas excepciones”, un modelo que podría terminar siendo poco sustentable debido a riesgos económicos, legales y de bioseguridad.
La “Operación Yellowhammer” estima además que debido a la escasez de productos, la inflación y el fuerte desempleo, el país enfrentará protestas callejeras y marchas.
“Estas protestas requerirán de más presencia de efectivos y agentes de la policía, utilizando recursos clave para cubrir otras actividades”, agregó el documento, que indicó que el “desorden público” y las “tensiones entre comunidades” irá en aumento.
El informe indicó que los riesgos en general para el Reino Unido han aumentado en gran medida en las últimas semanas a consecuencia de la cada vez más cercana posibilidad de una salida “desordenada” de la UE.
Ese dossier fue compilado a comienzos de agosto por expertos del gobierno y otros organismos públicos.
“Este no es el ‘Proyecto del miedo’ (como suelen llamar aquellas personas a favor del Brexit a toda advertencia por consecuencias negativas tras la salida de la UE), sino la evaluación más realista de aquello que la población deberá enfrentar en caso de una salida de la UE sin un acuerdo de transición”, explicó un portavoz del gobierno al Sunday Times.
“Estos son escenarios probables, básicos y razonables, pero no lo peor que podría pasar”, agregó.
Tras la filtración del documento a la prensa británica, portavoces de la oficina de Downing Street se negaron a comentar la “Operación Yellowhammer”, al indicar que no es política pública hablar sobre informes secretos filtrados.
Sin embargo, indicaron que “partes” del documento ya habían sido preparados durante el gobierno de Theresa May “y por ende, no reflejan el nivel de planeamiento actual bajo la administración de Boris Johnson.
“Este documento comenzó a elaborarse cuando los ministros (bajo May) bloqueaban las medidas necesarias para abandonar la UE y por ello los fondos no estaban disponibles. El informe fue filtrado de forma deliberada por un exministro para intentar influir en las negociaciones con los gobernantes de la UE”, agregó.
Según el portavoz de Downing Street, aquellos “que obstruyen los preparativos para la salida ya no están en el gobierno” y por ende, “se han destinado 2 mil millones de libras esterlinas (unos mil 700 millones de dólares) adicionales”.
“La postura del gobierno ha cambiado por completo”, continuó.
El documento fue rechazado por varios parlamentarios en pro del Brexit, que calificaron los pronósticos como “exagerados” e “irreales”. Los conservadores Iain Duncan Smith y Owen Paterson consideraron que la filtración es un ejemplo “de cómo ciertos sectores del ‘establishment’ están complotando para generar miedo en la población”.
Al respecto, Kwasi Kwarteng, ministro de Negocio, Energía y Estrategia industrial, se sumó a ese grupo al indicar que “hay una campaña para generar miedo”.
Lo cierto es que Johnson reiteró que quiere que el Reino Unido abandone la UE con un acuerdo, aunque tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Emmanuel Macron, coincidieron en que es casi imposible reabrir las negociaciones con Londres a pocas semanas del plazo límite de salida, alertando que un “Brexit duro” es ahora muy probable.
Merkel le tendió sin embargo una rama de olivo a Johnson, en Berlín, al darle un plazo de 30 días para proponer otra solución para remplazar el backstop, aborrecido por los ultra-Brexit, y evitar así una caótica salida sin acuerdo del bloque.
El backstop es la salvaguarda legal impuesta por Bruselas para tratar de impedir una frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, manteniendo al Reino Unido dentro de la unión aduanera europea.
La canciller sugirió que el backstop “podría dejar de ser necesario” si Gran Bretaña hallara otra solución al actual callejón sin salida que plantea la cuestión de la frontera entre las dos Irlandas.
Por su parte, Macron le dijo a Johnson en París que el Reino Unido “terminará perdiendo mucha relevancia y poderío mundial” en caso de una salida desordenada, “y se convertirá en un vasallo de Estados Unidos”.
Las reuniones bilaterales con Merkel y Macron fueron el preludio de la cumbre del G-7 en Biarritz, donde Johnson buscará pedir concesiones a la UE para llegarse a un acuerdo.
Ante la cada vez mayor posibilidad de una salida desordenada de Europa, más de un centenar de parlamentarios británicos de distintos partidos políticos llamaron a Johnson para reabrir las sesiones del Parlamento, actualmente en receso de verano, para debatirse de emergencia el Brexit.
Varios parlamentarios conservadores “rebeldes”, sumados a laboristas, del Partido Nacionalista Escocés y los Liberales Democráticos, están sumando fuerzas para legislar contra el Brexit duro y evitar de ese modo una “catástrofe sin precedente” en el país.
Una de las opciones es forzar la salida de Johnson, quien sólo cuenta con una mayoría de una banca en el Parlamento, y crear un gobierno de transición tras un voto de “no confianza” en el conservador.
Según el matutino The Guardian, la estrategia de Johnson será responsabilizar a los legisladores por bloquear el Brexit, antes de convocar a unas elecciones generales adelantadas. El primer ministro escribió una carta a su banca conservadora en la que sostuvo que “está más claro que el agua” que los gobernantes de la UE “no están dispuestos a negociar” un nuevo acuerdo.
Johnson criticó además a integrantes “rebeldes” de su bancada, quienes están tratando de evitar que el gobierno utilice la opción de una salida desordenada.
“Si la UE se rindiera a la línea dura de Johnson ahora, enviaría una señal no sólo a Londres sino al resto del mundo. No se trata sólo de una negociación entre Gran Bretaña y la UE, sino que es observada por todo el mundo, incluido Estados Unidos. Si Alemania y Francia cedieran ahora, enviaría la señal fatal de que los dos Estados miembro más grandes están dispuestos a vender Estados más pequeños por intereses económicos a corto plazo”, explicó Nicolai von Ondarza, politólogo del grupo de expertos SWP de Berlín.