La bailarina Alicia Alonso, fundadora del Ballet Nacional de Cuba, falleció a los 98 años de edad

jueves, 17 de octubre de 2019 · 20:38
CIUDAD DE MÉXICO (apro).– A dos meses y tres días de cumplir 99 años, la gloriosa bailarina, coreógrafa y pedagoga cubana Alicia Alonso falleció la mañana de este jueves 17 de octubre en el Hospital Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (CIMEQ), de La Habana. Justo a las 11 de la mañana (horario de la isla caribeña) dejó de existir la artista –según el portal Cubadebate–, quien fue estrella invitada en las más importantes compañía, festivales y galas de danza en todo el mundo. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, escribió en su cuenta en Twitter: “Alicia Alonso se ha ido y nos deja un enorme vacío, pero también un insuperable legado”. Su verdadero nombre era Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo. En 2017 recibió el título de Embajadora Mundial de la Danza, otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y en nuestro país, hacia 1982, se le otorgó La Orden Mexicana del Águila Azteca. Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, también escribió en sus redes:
“El Gobierno de México lamenta el fallecimiento de la gran Alicia Alonso y extiende sus sinceras condolencias al gobierno y pueblo de Cuba por la gran pérdida que ello significa. Vivirá por siempre con su arte entre nosotros. Descanse en paz”.
“Toda mi esperanza y mis sueños consisten en no volver a salir al mundo en representación de otro país, sino llevando nuestra propia bandera y nuestro arte. Mi afán es que no quede nadie que no grite: ¡Bravo por Cuba!, cuando yo bailo. De no ser así, de no poder cumplir ese sueño, la tristeza sería la recompensa de mis esfuerzos”. Por eso construyó, junto a su entonces esposo Fernando Alonso y el hermano de este último, Alberto, el 28 de octubre de 1948, el Ballet Nacional de Cuba (BNC), uno de los más importantes del mundo, y en 1950 crea la Academia de Ballet, la cual llevó el nombre de la bailarina, y empezó a formar a bailarines dentro de los principios técnicos, estéticos y éticos de la hoy mundialmente reconocida Escuela Cubana de Ballet. Se casó a los 15 años de edad con el bailarín Fernando. Él mismo contó hacia 1991, en el número 751 de la revista Proceso, en una entrevista con Enrique Maza, que como no había donde aprendieran de manera profesional el ballet en Cuba, deciden irse a Nueva York. Primero sale él de Cuba y su esposa lo alcanzó después. Trabajaron los dos en una compañía estadunidense de ballet-teatro, pero tras una crisis económica que padeció, decidieron regresarse a su nación. Especificó en ese momento el también profesor, quien entonces ya se había divorciado de la bailarina (estuvieron casados 40 años): “Aprovechamos para venirnos a Cuba y fundar el Ballet Alicia Alonso. Lo fundamos con su nombre, porque ella era la bailarina destacada en Estados Unidos, y eso lo podíamos aprovechar para pedir dinero. El Estado no nos apoyó al principio. Sostuvimos la compañía con nuestro esfuerzo y con algunos donativos de gente rica. El 75% del grupo eran extranjeros, sobre todo norteamericanos, y el resto éramos cubanos". Después lograron un pequeño subsidio del Estado, 33 mil pesos anuales, “lo cual era muy poco dinero, y los norteamericanos empezaron a irse poco a poco”. Agregó: “Durante la tiranía de Batista nos exigieron la pertenencia al Consejo Nacional de Cultura, para utilizar el nombre de Alicia y del ballet como propaganda para la dictadura. Nos negamos. Se nos quitó el subsidio. Cerró la compañía. Alicia se fue a bailar a Estados Unidos. Yo me quedé con la escuela y con un grupo de cubanos jóvenes que tenían talento”.   Apoyo total de Fidel Castro Al triunfar la revolución en su país, según Fernando, un día, a las 2 de la madrugada, tocó a la puerta de su casa Antonio Núñez Jiménez, presidente entonces de la Academia de Ciencias, y Fidel Castro. Conversaron de todo, y al final Castro le dijo:
“Yo vine a hablar de ballet. ¿Cuánto dinero necesitarían ustedes para reorganizar la compañía?”. Fernando le dijo: “Unos 100 mil pesos, es decir, unos 100 mil dólares”. Y Fidel le externó: “Te vamos a dar 200 mil, con la condición de que hagas una buena compañía”.
Por lo cual, Fernando le dijo al periodista de este medio: “En la Escuela Cubana de Ballet hubo tres pilares: Alicia Alonso, la bailarina; Alberto Alonso, el coreógrafo, y Fernando Alonso, el director, el maestro, el creador de la metodología”. Años después, en 2002, la misma Alicia Alonso, en México, aclara a Proceso: “La Escuela Cubana de Ballet está sustentada en un gran trabajo de muchos años, en el cual yo fui con todos los maestros aprendiendo. Y por medio de mi baile y de las clases, yo fui dándome cuenta, probando en mi cuerpo lo que me venía bien. Al mismo tiempo busqué la forma de sentir la música y de proyectar mi arte, y de ahí se hizo la metodología.
“Lo que yo resiento es que se crea que yo nada más bailaba. Yo participé de todo, no me parece correcto decir que nada más bailaba. Eso de los tres pilares era muy bonito decirlo, pero todos participamos. Alberto Alonso desarrolló mucho la cuestión de la coreografía tratando de crear obras con temas cubanos, Fernando trabajó mucho como profesor, es correcto, pero conmigo. Yo participé en hacer la metodología de la enseñanza y en la creación coreográfica, bailaba y servía de modelo”.
Así, Alicia Alonso trabajó arduamente durante 88 años. Situó al BNC entre las compañías de mayor prestigio a nivel mundial, estableció un sistema de enseñanza que hoy abarca la totalidad de Cuba y lavantó un movimiento de colaboración internacional con el cual el ballet Cuba se extendió a casi medio centenar de países de América, Europa, Asia y África. Ella nació el 21 de diciembre de 1920 en un popular barrio del municipio Marianao de La Habana. Su padre, Antonio Martínez Arredondo, fue teniente veterinario del ejército y su madre, Ernestina del Hoyo y Lugo, fue una modista. Inició su carrera en la Escuela de Ballet de la sociedad Pro-Arte Musical de La Habana en 1931. Abarcó desde las comedias musicales de Broadway, el Ballet Caravan, el Ballet Theatre de New York, el Ballet de Washington y el Ballet Ruso de Montecarlo. Su repertorio abarcó 134 obras de la tradición romántico-clásica y creaciones de coreógrafos contemporáneos. Alonso “se quedó casi ciega a los 20 años después de sufrir un doble desprendimiento de retina, y bailó casi toda su vida guiándose por las luces sobre el escenario”, a decir de su segundo esposo y director del Museo Nacional de la Danza, Pedro Simón. Dejó de bailar en noviembre de 1995, a los 74 años. A sus 80 años ya no veía. Según especialistas de Cuba, “la grandeza de la Alonso no radica solamente en habernos representado triunfalmente en 65 países, recibir las más atronadoras ovaciones, imposible de contabilizar, de Helsinki a Buenos Aires, de New York a Tokio o Melbourne, sino haber puesto al servicio de su Patria todos los honores recibidos, entre ellos los 266 premios y distinciones internacionales, 225 de carácter nacional y las 69 creaciones coreográficas, románticas, clásicas y contemporáneas, que elaboró”. En Colombia se efectúa la XX Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, el evento más importante en materia de políticas públicas culturales de la región en 2019, y las delegaciones asistentes enviaron a Cuba sus condolencias por la muerte de la bellerina assoluta, la cual ya es una leyenda.

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