En México, la mitad de anfibios está en peligro de extinción: UNAM

jueves, 26 de diciembre de 2019 · 22:17
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- De las 390 especies de anfibios que existen en México, 53% están en peligro de extinción, alertó Andrés García Aguayo, investigador de la Estación de Biología Chamela, adscrita al Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el estado de Jalisco. Además, afirmó que a nivel global, más del 50% de las casi ocho mil 100 registradas están en alguna categoría de riesgo, con una tasa de extinción 100 veces mayor a la natural. El universitario explicó que los sapos, ranas, salamandras y ajolotes forman parte de esta clase de vertebrados, que además de ser fundamentales en la cadena trófica, son importantes indicadores del daño y restauración del ecosistema. Atribuyó esta situación al cambio climático, la deforestación, la contaminación, la pérdida de su hábitat, la restringida distribución geográfica y enfermedades infecciosas emergentes. El herpetólogo aseguró que la situación es preocupante, sobre todo para el país, pues 65% de los anfibios que existen son endémicos de México. Asimismo, indicó que para 2080 se estima que las especies exclusivas de las selvas bajas del occidente del territorio nacional se habrán reducido en 80%, tanto en su distribución geográfica como en abundancia. Este escenario, remarcó, se agrava por su dispersión, pues a nivel nacional sólo 33% se ubican en un Área Natural Protegida (ANP). Aunque aclaró que hasta el momento no se ha registrado la extinción de alguna especie mexicana de anfibio, García Aguayo advirtió que 96 de ellas se encuentran en estado muy crítico. Precisó que 51 son del orden Caudata, es decir, salamandras y tritones, de los géneros Pseudoeurycea, Thorius y Ambystoma, mientras que el resto pertenece al orden Anura, con ranas, de los géneros Craugastor, Plectrohyla, Sarcohyla. Anfibios, altamente sensibles El especialista detalló que los anfibios se dividen en tres grupos: sapos y ranas (orden Anura), salamandras y ajolotes (orden Caudata) y cecilias o tapaculos (orden Gymnophiona), parte fundamental de la cadena trófica, pues son depredadores de artrópodos, como insectos y arácnidos; y presa de animales de mayor tamaño, como víboras, aves rapaces y felinos. Además, añadió, son altamente sensibles a cambios ambientales como la perturbación, contaminación, reducción de la calidad del agua, modificación de los patrones de lluvias, en intensidad y frecuencia; y disponibilidad de los sitios de reproducción, lo que afecta su viabilidad a futuro. Con 35 años de experiencia en el estudio de los anfibios, García Aguayo manifestó que la mejor estrategia de conservación comienza con la actualización de la información disponible. “Si no se clasifican en la categoría adecuada, no podremos brindarles la atención que requieren. Necesitamos herramientas que permitan conocer su distribución y las condiciones en las que se encuentran para priorizar las que requieren protección, y hacer difusión sobre los servicios ecosistémicos que ofrecen para crear conciencia en la población”, concluyó. (Ixtlixóchitl López)

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