'Arthur o el declive y caída del Imperio Británico”

jueves, 2 de enero de 2020 · 08:45
CIUDAD DE MÉXICO  (apro).- Hace 50 años, a punto de Arturo Rivas cumplir 15, él se inscribió de último minuto para terminar secundaria en el peculiar Instituto Buckingham de las Lomas de Chapultepec, gracias a un pequeño anuncio que publicaba desde finales de 1969 la sección B del diario Excélsior, dirigida entonces por Ana Cecilia Treviño Bambi (1931-2002). Su mejor amigo en el aquel colegio de la calle Montes Carpatos sería un pelirrojo llamado Eddy y de luminoso apellido Lasky, quien lo invitó a su casa de Polanco una mañana cuando suspendieron clases y le obsequió el álbum de The Kinks Arthur or the Decline and Fall of the British Empire (“Arturo o el declive y caída del Imperio Británico”), que había traído desde Inglaterra. Aquel LP se convirtió en el impulso sutil que nuestro Arturo necesitaba para mejorar sus incipientes habilidades guitarrísticas y bien cuadrada vocecita; pero ese día del obsequio lo que más le impactó --al abrir Eddy la puerta de su casota en la acera Goldsmith-- fue la dorada menorá que reinaba sobre el oscuro recibidor: una hermosa lámpara o candelabro sagrado de siete brazos revelando las creencias judías de la familia Lasky. El perrito marrón de los Lasky ladró al intruso más sorprendido de que Eddy fuese judío, pues nunca había entrado a una casa de religión judía, y cuando Arturo quiso acariciarlo con la palma hacia abajo, aprendió otra cosa: --Tienes que hincarte y darle la mano, si no creerá que le vas a pegar… Apenas regresó a su hogar coyoacanense tras el prolongado trayecto en metro desde Chapultepec hasta la estación Taxqueña, Arturo Rivas oyó el acetato y quedó fascinado por la rola que abría ese fabuloso séptimo LP conceptual de los hermanos Ray y Dave Davies de The Kinks, cuya letra se aprendió de volada: Hace mucho la vida era pulcra,          el sexo malo y obsceno,          y los ricos eran bastante malévolos…          Victoria era mi reina, Victoria, ‘Toria… Muchas primaveras después, en el verano de 1982, luego que la primera ministra Margareth Thatcher (1925-2013) se había afianzado con la Guerra de las Malvinas arrebatándoselas a Argentina, como corresponsal de Radio Suiza Internacional en Londres Arturo entrevistó en un bistro chino de Muswell Hill al compositor líder de The Kinks, Ray Davies, y éste le contó cómo se le había ocurrido crear aquel disco Arthur or The Fall of The British Empire: “El personaje principal está inspirado en Arthur, el marido de nuestra hermana mayor Rose, con ella él se mudó a vivir de Londres hasta Australia, debido a los malos tiempos que vivíamos en Inglaterra, una crisis que venía desde la Segunda Guerra Mundial y empeoró para las clases trabajadoras con el Partido Laboral hasta ahora con La Dama de Hierro. Inventé todos los personajes del disco a manera de metáfora del quebranto familiar e imperial de la Gran Bretaña, que apoyaba la guerra contra Vietnam”. Algún hijo de madre yace en los campos          Alguien ha matado a un hijo de alguna madre hoy… El tema de Eddy Lasky era la segunda de Arthur… tras “Victoria”: Sí, señor. No, señor.          ¿A dónde voy, señor? ¿Qué quiere que haga, señor?          Solicito permiso para hablar, señor…          Por favor, déjeme morir, señor, creo que esta vida me está afectando el cerebro… Pero Eddy Lasky poseía buenas razones para preferir “Yes Sir” y “Brainwashed” (“Lavado de coco”, la número cinco de Arthur…): Los aristócratas y burócratas son unas ratas asquerosas…          Sí, estás condicionado a ser lo ellos quieran que seas          ¡Arrodíllate! Arturo Rivas era un clasemediero romano (de la Colonia Roma, aunque vivía cerca del Museo Nacional de las Intervenciones), pero no le costó mucho congeniar con Eddy y sus cuates: Gary Berkowitz, Jorge Pinto o Gustavo El hampón pues en las horas muertas se lanzaban al gigantesco bosque del ya de por sí gran jardín del Buckingham (casa similar a Graceland de Elvis o Lo que el viento se llevó), en la virginal Tercera Sección de Chapultepec (recuerden que hablamos de 1970), para fumar mota y ver correr a los jabalíes y galopar los guardias forestales. La chaviza conformaba lo más exquisito de la sociedad capitalina: Alma Azcárraga, los gemelos Bettinger, el futuro piloto F1 Héctor Alonso Rebaque, Pinky o la novia de Eddy, Begoña y Guadalupe Franco… Por eso, una mañana de abril la directora María Arriola entró al salón para advertir con expulsión a “4 o 5 muchachos nocivos que fuman dentro de la escuela mariguana con una muchacha”. A los pocos días, Verónica avisó que el papá de Begoña la había sacado del colegio y aunque su hermana Guadalupe le suplicó al padre que no lo hiciera, Eddy se quedó solo… Adiós papi, no tengo nada que decir Casi todos los alumnos hablaban fluidamente inglés (la maestra Martell había sido educada en Trinity College) si no es que alguna que otra lengua. El grupo de Arturo iba preparado para cuestionar al locutor veracruzano Jorge Saldaña (1931-2014) quien conducía el debate al final de las funciones en el Teatro Ofelia de El juego que todos jugamos, del chileno Alejandro Jodorowsky, o discutía películas como El extranjero que pasaban en el Metropólitan, aparte de ver la pelea de Alí vs. Frazer. Sobre todo, no debemos olvidar que debido a las clases de civismo, el grupo de los fresas del Buckingham (instituto apodado Summertime School por las fresas) asistía a las sesiones del Congreso de la Nación donde con Eddy al frente defendían que el servicio militar no debe obligatorio sino voluntario, en tiempos de paz.           Ella compró un sombrero          como la princesa Marina… Eddy Lasky era el líder (aprovechado que Begoña no andaba cerca, Macricruz lo tentaba), y la vez que con los de la prepa del Buckingham visitaron el Observatorio de Tacubaya propuso a Arturo y a Gary --el más intelectual por venir de una familia de artistas, cuyo libro de cabecera era La peste, de Albert Camus (1913-1960)—les propuso entrar al Conservatorio Nacional de Música al terminar de entonar “Young and Innocent Days”. Miro las arrugas a lo largo de tu cara,          el tiempo pasa y nada puede reponer          aquellos días, grandiosos días          días de juventud e inocencia. Curiosamente, la rola que más disfrutaban parodiar los tres era “Mr. Churchill says” (“El señor Churchill dice”), por el hecho de inmerecidamente ganar el Nobel y ser un racista blanco que había denigrado a la raza judía, antes de la Segunda Guerra Mundial (“Estoy totalmente a favor de utilizar gas venenoso contra las tribus inferiores. No puedo decir que se haya hecho un gran mal a los pieles rojas de América ni al pueblo negro de Australia…”). Tú haces lo peor y nosotros hacemos lo mejor          para ganar conforme a lo que el señor Churchill dice. A finales del 2019 que apenas murió, The Kinks acaban de sacar una caja de lujo conmemorando medio siglo de Arthur o el declive y la caída del Imperio Británico.           Arthur nació como un tipo común y corriente           en una simple posición de clase obrera;          aunque el mundo era duro y las reglas establecidas          estaba joven y lleno de ambición. Arturo Rivas aprendió a tocar todas las piezas de The Kinks, Ray y Davies, así como las de The Pretenders; pero dos canciones nunca olvida pues le significan el epítome del rock clásico en aquella época dorada del Instituto Buckingham con Eddy Lasky antes de viajar a Suecia. La paradisíaca: Ahora que has hallado tu Shangri-La,          he aquí tu reino para gobernar;          puedes salir y pulir tu automóvil          o quedarte frente a la fogata en tu Shangri-La… El último día de clases, Eddy, los Berkowitz y El hampón decidieron darle un aventón a Arturo desde Las Lomas hacia Ciudad Jardín en la bella colonia coyoacanense donde Arturo se quedó a mitad del arroyo donde pasaba el tren a Xochimilco; una hora antes habían comido unos champiñones mágicos y alucinaron conduciendo un Lamborghini rubí con placas suecas rumbo a Tres Marías: Parece que el mundo entero está en guerra…          Dejemos que todos los rusos y los chinos          y los españoles se peleen.          ¡Nosotros nos vamos manejando! Ésta es la otra rola que Arturo Rivas pidió a Eddy y compañía entonar en su funeral. Y es que a medio siglo de Arthur…, prefiere el LP que el judío Lasky le obsequió generosamente a este nuevo paquete The Kinks 2019.

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