Rayados: el Turco al rescate de una costosa maquinaria

domingo, 5 de enero de 2020 · 07:50
MONTERREY, N.L. (proceso.com.mx).- En este torneo Apertura 2019, Rayados estaba desahuciado. El director técnico Diego Alonso ya no hacía funcionar la costosa maquinaria de lujo que, se decía, estaba rota desde el vestidor. El uruguayo había conseguido meter al Monterrey en el Mundial de Clubes, al darle al equipo su cuarto título de Concachampions, derrotando precisamente a Tigres, el archirrival de casa. Pese a esta conquista, la deuda del equipo con la afición seguía siendo onerosa. Nueve largos años habían pasado desde que La Pandilla bordó su última estrella, la cuarta, al derrotar al en la Final a Santos en aquel lejano torneo Apertura 2010. El fin de la era de Diego Martín Alonso López llegó a finales de septiembre. En la jornada 12, el sábado 28, Tigres los venció a domicilio y la afición estalló encolerizada. La temporada parecía irremediablemente perdida. Dos días después, el lunes, la directiva anunció su salida. La temperatura bajó un poco en la institución y en la tribuna. Por lo menos se veía un intento por frenar el deterioro que parecía inexorable. Mientras se barajaban opciones, quedaría como interino Héctor Becerra, el técnico de Rayados femenil. La siguiente jornada le dio un golpe de realidad al equipo. Cayeron en la visita a Gallos Blancos, 2-1. Ahora sí, los números indicaban que la temporada se iba por la borda. El 9 de octubre fue anunciada la llegada de Antonio Mohamed. Le quedaban al torneo seis jornadas. Solo una improbable aberración estadística, podría hacer que el equipo propiedad de Femsa, la nómina más cara del futbol mexicano, pudiera colarse a la Liguilla. El fracaso parecía inminente y estrepitoso. Y el milagro ocurrió. Pero no solo se ganó la Liga MX. Los regios guiados por el Turco acudieron al Mundial de Clubes y se subieron al podio, luego de hacerles partido al Liverpool, considerado el mejor equipo del orbe en la actualidad. Cayeron ante los ingleses, pero obtuvieron reconocimiento internacional. Nota relacionada: [embed]https://www.proceso.com.mx/612506/rayados-campeon-apertura-2019[/embed] Turco al rescate El Turco Mohamed, de 49 años, ha encontrado su mayor suerte deportiva en México. Acá, como entrenador, fue campeón con Xolos de Tijuana y con Águilas del América. Como timonel del Monterrey lo había intentado, pero sufrió dos dolorosísimos descalabros. En su primera etapa, llegó al equipo de rayas en el Clausura 2015, y no tardó en colocar al equipo en una posición protagónica. En el Clausura 2016 llegó hasta la Final, pero el trofeo prácticamente se le cayó de las manos. En la ida Pachuca les había ganado 1-0. En la vuelta Rayados metió gol tempranero, con lo que la serie se empataba. A los Tuzos les expulsaron a un jugador. Era cuestión de tiempo para que los aniquilara. Pero en el minuto 93, en la última jugada del partido en tiempo regular y cuando el alargue parecía inevitable, hubo un centrito inofensivo al área de los locales. Víctor Guzmán, de los visitantes, se alzó por encima de Castillo y clavó de cabeza el tanto del campeonato. Precisamente fue Diego Alonso el verdugo de la Pandilla. Monterrey no lo podía creer. Al año siguiente, en el Apertura 2017 ocurrió la peor tragedia deportiva de su historia. Los muchachos del Turco estaban en lo más alto de la tabla. Llegaron embaladísimos a la liguilla y se metieron a la final donde tendrían un duelo inédito con Tigres. En el primer duelo, en el Estadio Universitario, hubo un empate a un gol. En la vuelta todo estaba puesto para que levantaran la copa y refrendaran la hegemonía de esa temporada de ensueño. Con gol de vestidor, Dorlan Pabón puso al frente a los locales. Pero la desgracia les cayó encima. Tigres se fue al abordaje y primero Edu Vargas y luego Francisco Meza pusieron el 2-1, antes de que terminara el primer tiempo y así terminó el duelo. El primer Clásico Norteño de campeonato fue para el equipo de la UANL. Mohamed estaba inconsolable. Las cámaras lo veían derramando lágrimas. Los aficionados parpadeaban incrédulos viendo al equipo de Tuca Ferretti dando la vuelta olímpica en el BBVA. Días después ganaría el torneo de Copa de ese año, ante Pachuca, pero la victoria supo a nada. Desconsolado el argentino cogería sus maletas a mediados del 2018 para dejar el equipo. El relevo fue Diego Alonso y los resultados en el Apertura de este año no fueron satisfactorios. Los norteños accedieron a semifinales, pero fueron echados por Cruz Azul. Otra decepción a las alforjas. El mayor logro conseguido en ese año fue la Final de la Liga de campeones de Concacaf, que daba el pase al Mundial de Clubes que se jugaría en Qatar. La ganó Alonso en mayo, derrotando a los felinos. No era una Liga, pero el triunfo tranquilizó en algo a la tribuna. Sin embargo, la Liga tuvo otro desenlace desabrido. Monterrey fue eliminado en semis, otra vez por Tigres, equipo que se coronó campeón del Clausura 2019. Los vecinos seguían sumando ligas en su palmarés. Avanzado el Apertura 2019 el equipo naufragaba. La derrota del Clásico en ese torneo fue el acabose. Monterrey estaba en el lugar 14 fuera de zona de liguilla. Alonso había ganado apenas seis de doce juegos en la campaña. Se consumó su despedida. Los directivos, la afición y hasta los mismos jugadores voltearon, de inmediato, hacia Mohamed que había tenido un año muy malo fuera del futbol mexicano. Había dirigido el Celta de Vigo, en España, pero su paso por el club celeste estuvo desangelado y fue echado. Luego se fue a Argentina, donde estuvo un tiempo en el banquillo del Huracán, y también fue cesado. Regresó a Rayados, pedido por la hinchada, en las peores condiciones. Le pusieron traje de bombero para apagar un incendio que parecía terminar con el torneo. Pero el traje que se puso al finalizar el semestre fue de héroe. El equipo estaba in extremis y El Turco le dio resucitación cardiopulmonar. En los cinco partidos que le restaron al torneo ganó tres y empató dos. Los resultados se combinaron en la última fecha, y se metió como último invitado a la fiesta de los ocho. Su estilo de juego estaba bien diagramado, con pases largos, y mucha táctica táctica fija. En la Liguilla, Mohamed mostró un equipo musculoso. Atropelló con global de 6-3 al Santos, que venía jugando mejor en el torneo. Luego le pasó por encima al Necaxa, para vencerlos 3-1. Y en la final, venció al América en penales, en una dramática serie en el Estadio Azteca, jugada el 29 de diciembre. Monterrey se coronaba así en la Liga MX, por vez primera, en casi una década. Y lo hizo ante las Águilas el equipo que gusta de ser odiado por el resto de la competencia. Por los regiomontanos, destacó la actuación del canterano Carlos Rodríguez, el Charly de San Nicolás. El muchacho dio muestras de madurez al echarse al equipo al hombro ante Liverpool, en el mundial de clubes. Luego brilló en toda la liguilla, orquestando el juego desde la media cancha. Incluso se sobrepuso a un autogol que metió con un rebanón grosero en la ida ente los emplumados. Después de que Leonel Vangioni anotara el penal del campeonato, los aficionados vieron por la televisión al Turco llorando en el banquillo. La catarsis era por el título que le había prometido a su hijo Farid, quien tenía 9 años cuando falleció en un accidente vial, cuando acompañaba al Turco en Alemania, durante el Mundial del 2006. Mohamed había jugado antes con Rayados un par de años, entre el 98 y el 2000. El chico lo acompañaba en los entrenamientos y era como la mascota del equipo, diría después el argentino. Le había prometido que sería campeón algún día con el club de rayas y esa noche de diciembre, al rubricar su quinta estrella, saldó la deuda con el cielo. En entrevista, al finalizar el juego, Tony apenas podía hablar. Pero se dio tiempo para hacer evidente que había ajustado cuentas con la afición regia, después de haber caído en dos finales previas: “Es un anhelo cumplido y estoy muy feliz. Es lo máximo haber logrado un título con Monterrey, merecido y que hemos buscado mucho tiempo. Me tocó perder Finales y hoy el equipo está arriba de todos”. Miguel Layún saboreó el campeonato vistiendo la casaca albiazul. Ya había levantado el trofeo en el 2014, con el América. Declaró que consideraba especial esta victoria en la que anteriormente había sido su casa. Pero además para levantar el trofeo, tuvo que superar múltiples adversidades. Un sector de la afición demandaba su salida porque, se alegaba, no cumplía con su función en la zaga. El veracruzano aguantó estoico los reproches. Sin embargo, el reto mayor fue el que enfrentó cuando le detectaron cáncer de riñón, en mayo de este año. Los médicos le retiraron un tumor encapsulado que no requirió radioterapia, ni alguno de esos tratamientos drásticos. El mundialista mexicano hizo terapia y superó el padecimiento, para regresar a las canchas y proclamarse monarca con La Pandilla. La nómina más cara La celebración del título el 30 de diciembre fue monumental. Decenas de miles de aficionados acompañaron al equipo en su recorrido del parque Fundidora, en Monterrey a la explanada de su estadio, en el área del parque La Pastora, en Guadalupe. Ahí estuvieron los ídolos, aclamados por la feligresía que saboreaba el añorado título. Mohamed fue el más entusiasta. Con una bandera de Rayados que se puso como capa, levantó el trofeo ante la hinchada. “Lo prometido es deuda. ¡Aquí está carajo!¡Es de ustedes! Muchas gracias por confiar, por creen en nosotros, los llevo en el corazón. Saben lo que siento por este club y por esta camiseta. Todo para el cielo. Gracias”, dijo en referencia a Farid. Por ahí se vio al Toro Janssen, que cerró el torneo encendido, bailando con una cerveza de bote en la mano, un sombrero de vaquero y cantando en limitado español: “¡Monterrey, te quiero ver campeón otra vez!”. Junto a él estuvieron los jugadores que, en conjunto, conforman la plantilla más costosa del balompié mexicano, con lo que se confirma la tesis de Ferran Soriano: los equipos que tienen más posibilidades de ganar son los que más invierten para adquirir a los mejores jugadores. Un campeonato puede ser obtenido a billetazos. En este torneo Monterrey hizo valer su peso en el mercado de piernas. De acuerdo a la página transfermarkt.com, el equipo es puntero del balompié mexicano en nómina con inversión de 99.20 millones de dólares (mdd), hasta este inicio de año. El segundo lugar es Tigres, aún lejos, con 76.60 y, más lejos, América, con 71.21mdd. En ese universo de estrellas, los que, en México tienen el precio más alto son el mexicano Rodolfo Pizarro y el argentino Maximiliano Meza, que valen 11.17 millones de dólares. Le siguen el recién adquirido Janssen, con 8.94 y el che Rogelio Funes Mori con 7.82. Los fichajes de Rodo y Maxi son idénticos al del defensa Carlos Salcedo, el jugador más caro de Tigres, y muy por encima de la gran estrella felina, el francés André Pierre Gignac, cuyas piernas valen 3.91 millones de dólares. En igual cantidad está tasado el arquero nacional Guillermo Ochoa, del América. Con las águilas, el más costoso es Guido Rodríguez, que también se sube al podio de los 11.17 millones de dólares. En Cruz Azul, la cuarta plantilla más cara el mejor valuado es el joven mexicano Roberto Alvarado, con 8.3 millones de dólares.

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