Filtración de fotos de la FGJ no es nueva; la CDHCM emitió recomendación en 2017
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La filtración de imágenes e información de asesinatos con saña, por parte de personal de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), no es nuevo en el gobierno capitalino, pues ya existe una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos local (CDHCM) por un caso ocurrido en 2015.
Por lo pronto, la CDHCM ya recibió una queja de los familiares de Ingrid Escamilla --asesinada el pasado domingo 9-- contra las autoridades capitalinas por la filtración de las imágenes del cadáver de la joven de 25 años.
El 21 de junio de 2017, la entonces CDHDF emitió la recomendación 4/2017 contra la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina --hoy Fiscalía-- y el Tribunal Superior de Justicia local, por la omisión para investigar con la debida diligencia y perspectiva de género los feminicidios de Mile Virginia Martín, Yesenia Atziry Quiroz Alfaro, Olivia Alejandra Negrete Avilés y Nadia Dominique Vera Pérez, así como el homicidio de Rubén Manuel Espinosa Becerril, fotógrafo colaborador del semanario Proceso.
El multihomicidio ocurrió el 31 de julio de 2015 en un departamento de la colonia Narvarte. En ese entonces, desde la PGJ, a cargo de Rodolfo Ríos, se filtraron a la prensa fotografías e información de la forma en que fueron hallados los cuerpos de las víctimas, contra quienes sus agresores ejercieron extrema violencia física y sexual.
Las imágenes de los cuerpos de las víctimas aparecieron publicadas en al menos uno de los diarios que el pasado lunes 10 replicaron la misma acción con las fotos del cadáver desollado de Ingrid.
Para entonces, familiares de las víctimas, así como organizaciones de periodistas y de defensores de derechos humanos, reclamaron a Ríos Garza las violaciones al debido proceso y a los derechos humanos de las víctimas y sus familiares, y le exigieron castigar a los responsables.
La presión social fue tal que la Procuraduría inició una investigación penal por la filtración y detuvo a un servidor público de esa dependencia como presunto responsable. Sin embargo, poco tiempo después quedó libre porque no se acreditó delito alguno.