La Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de Cuba hacen gala con 'Giselle”

martes, 3 de marzo de 2020 · 15:04
CIUDAD DE MÉXIO (apro).- “Las artes son los colores de la vida” refirió Alicia Alonso, y qué razón tenía… prueba de ello fue el Programa II que la Compañía Nacional de Danza (CND), en colaboración con el Ballet Nacional de Cuba que fundó la prima ballerina assoluta, presenta con la coreografía “Giselle” en una gala-homenaje, cuya tercera y última presentación se realizará este 3 de marzo. https://twitter.com/CNDanzaMX/status/1234899113923227649?s=20 La pieza coreográfica de Anton Dalin que eternizara a Alonso, leyenda de la danza cubana, se programó en tres presentaciones con música en vivo de la orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por Jonás Alber, sobre la original de Adolphe Adam. Así, en colaboración entre la compañía y la Nacional de Cuba se han alternado los papeles significativos de la puesta, quedando: Blanca Ríos, Ana Elisa Mena y Anette Delgado (BNC) en el papel de “Giselle”; Erick Rodriguez, Rafael Quenedit (BNC) y Argenis Montalvo como “Albrecht” (Conde De Silesia); Marissa Jiménez, Daniela Gomez (BNC) y Valeria Mariaud como “Myrtha”; y Roberto Rodríguez y Antón Joroshmanov en el papel de “Hilarión”. El drama que ya fue estrenado por la CND el 25 de abril del año pasado, revive la época romántica basada en dos historias; por un lado la leyenda germánica de las Willis de Heinrich Heine sobre los espíritus de las jóvenes que mueren vestidas de novias antes de poder llegar al altar, y por el otro el del poema “Las fantasmas” de Las Orientales de Víctor Hugo. El acompañamiento de los jóvenes bailarines cubanos ha dado un nuevo brío a esta pieza -cuya última función es mañana-, sí bien se montó en la versión del BNC en septiembre del año pasado en el Auditorio Nacional, con el renombre que dejó “Alicia Alonso” en el mundo y los pasos de las jóvenes estrellas cubanas, la coreografía en su segunda interpretación este domingo 1 de marzo fue un deleite para los asistentes. La pieza dividida en dos actos llenó la parte central del Palacio de Bellas Artes logrando trasladar a los presentes a la historia de amor y tragedia de Giselle, haciendo olvidar por un par de horas el amplio movimiento de gente que se genera los domingos afuera del palacio de mármol.

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