La otra pandemia está en casa: aislamiento aumenta la violencia contra mujeres

jueves, 2 de abril de 2020 · 16:59
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El boxeador británico Billy Joe Saunders publicó un tutorial para mostrar a otros hombres cómo podían golpear a sus parejas en caso de que “estuvieran dando lata” durante el confinamiento por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (covid-19). Saunders usó una pera de box para ejemplificar cómo golpear el mentón de una mujer para “noquearla”. Tras la difusión del video fue suspendido por la federación de boxeo de su país y el video fue retirado. Luego de la sanción se disculpó, declaró que no pretendía “hacer apología” de la violencia contra las mujeres, aunque lo hizo, y lamentó que no se entendiera su “sentido del humor”. Pero la violencia de género no puede ser tomada a broma, es una realidad para millones de mujeres en el mundo, como Julieta, cuyo nombre fue cambiado por seguridad, y quien llamó este 1 de abril a la línea 55-33-55-33 del Consejo Ciudadano para denunciar que su pareja acababa de golpearla en la cara, los brazos y aventarla junto a su pequeña niña tras una discusión. “Como yo quería gritarle a la vecina me tapó la boca y me empezó a golpear en el cuarto de atrás. Como yo estaba grabando quería quitarme el celular y entonces forcejeaba, pero yo estaba cargando a la niña”, narró, asustada, Julieta. La violencia contra las mujeres en el hogar no es nueva, pero está incrementando en estos días de aislamiento social por razones sanitarias y, según ONU Mujeres, al aumento de las tensiones en el hogar puede también incrementar el aislamiento de las mujeres y generar barreras adicionales para dejar una pareja violenta. “México, además de estar viviendo una pandemia sanitaria, históricamente vive una pandemia que es la violencia contra las mujeres”, dice Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios. En las últimas dos semanas, la Red Nacional de Refugios registró que de 60 llamadas diarias en semanas anteriores ahora reciben 160, mientras el Consejo Ciudadano también reportó un incremento de 58 por ciento de las llamadas en marzo de este año con respecto al mismo mes del año pasado, y 22 por ciento más que en febrero. “Se agrava en la situación de aislamiento porque están conviviendo más tiempo con el agresor en el mismo espacio habitacional y porque esta contingencia del covid-19 trae presiones económicas, restricciones en la parte de los ingresos y México tiene una gran cantidad de personas en el mercado informal, y muchas personas no están saliendo a trabajar, y si salen a trabajar, los ingresos son pocos”, explica en entrevista Figueroa. De acuerdo a Figueroa si a esto se le suma que muchas familias en el país viven en situaciones de hacinamiento, con hijas e hijos, que tienen que estar encerrados en espacios pequeños día a día, y en muchos casos son relaciones con historias de violencia previa que empiezan con las cuestiones emocionales, con el control económico, la desigualdad de género, la brecha en los cuidados en el hogar, se desencadenan situaciones de violencia física y sexual. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, negó este miércoles el incremento en las denuncias por violencia doméstica en la Ciudad de México, sin embargo, la Fiscalía General de Justicia capitalina abrió mil 608 carpetas de investigación por este delito del 9 al 25 de marzo, mientras que del 9 al 25 de febrero habían sido mil 518 carpetas. Salvador Guerrero Chiprés, consejero presidente del Consejo Ciudadano, dice en entrevista que el aumento de las llamadas de denuncia se puede deber a un conjunto de factores, como el aislamiento en un contexto de desigualdad, pero también a un clima de mayor visibilidad de la violencia de género en el hogar por motivos de género tras el auge del movimiento feminista y una mayor interacción en la opinión pública del tema. Ahora, tanto el Consejo Ciudadano como la Red Nacional de Refugios, además de otras iniciativas ciudadanas como la Línea Violeta o la Red de Contención Emocional de la colectiva feminista veracruzana las Brujas del Mar, además de las instancias del gobierno como el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), impulsan campañas de prevención y están dando atención psicológica o jurídica a víctimas. ONU Mujeres ha advertido también que el aislamiento puede provocar que sobrevivientes de violencia enfrenten más obstáculos para huir de situaciones agresivas o para acceder a órdenes de protección y servicios esenciales que pueden salvar sus vidas. El 30 de marzo pasado, el gobierno federal declaró la pandemia del covid-19 como una “emergencia sanitaria por causas de fuerza mayor”, con lo que se ordenó la suspensión inmediata desde ese día hasta el 30 de abril de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social, como una medida restrictiva para mitigar la dispersión y transmisión del virus. Entre los sectores esenciales se consideró a los refugios y centros de atención para víctimas de violencia, por lo que no pueden cerrar sus puertas. Sin embargo, los 69 centros y refugios que integran la Red Nacional de Refugios no reciben presupuesto desde que comenzó el año. Según el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020, el presupuesto para refugios y centros de atención asciende a 405 millones de pesos. “No hay congruencia porque se reconoce que son espacios fundamentales para prevenir feminicidios, pero no se les ha dado el presupuesto correspondiente a 2020”, dice Wendy Figueroa. La Red Nacional de Refugios que funciona con la articulación de cuatro mecanismos: centros de atención externa (la cara pública del refugio), las casas de emergencia, las casas de transición y los refugios, ofrece ayuda a mujeres en situación de riesgo en 28 estados del país y al año recibe a unas 18 mil personas, entre mujeres, niños, niñas y adolescentes. En esta contingencia atiende casi a 3 mil personas. “En estas semanas de aislamiento social tenemos un incremento de 5 por ciento de ingresos a refugios. Algunos refugios están al 80 por ciento y otros al 110 por ciento”, explica. Sin embargo, los refugios del país operan casi en 80 por ciento con presupuesto federal. En medio de la contingencia, sin presupuesto público, muchos de ellos sobreviven con donativos y podrían cerrar en cualquier momento.

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