A los 92 años se va la escritora de lo vivencial, Amparo Dávila

sábado, 18 de abril de 2020 · 23:28
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– Hace apenas un mes, la narradora zacatecana Amparo Dávila recibió el premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura por la Universidad de Guanajuato, y este mediodía falleció a los 92 años de edad. Y si bien empezó su carrera literaria como poeta en 1950 con Salmos bajo la Luna, se significó por su creación narrativa en el género cuentístico de ficción, que inició cuatro años después al trasladarse a la Ciudad de México. Sus trabajos recibieron la influencia de Alfonso Reyes, de la cual fue asistente, además de haberse formado como becaria en el Centro Mexicano de Escritores. En 1977 se hizo acreedora al prestigiado Premio Xavier Villaurrutia con Árboles petrificados, en 2008 recibió la Medalla de Bellas Artes, y el Premio Bellas Artes de Cuento lleva su nombre desde 2015. La crítica la sitúa como la más sobresaliente de las cuentistas mexicanas ligada al mundo de la fantasía, si bien también al género de terror y a las temáticas de la incapacidad humana para consumar las relaciones armoniosas. Su nombre ya está en la historia de los grandes cuentistas mexicanos del siglo XX, al lado de su colega Elena Garro y los jaliscienses Juan José Arreola y Juan Rulfo, así como de Jorge Ibargüengoitia, José Emilio Pacheco y Carlos Fuentes… Nacida en Pinos, Zacatecas, en 1928, su producción narrativa, como la de Josefina Vicens, es relativamente breve, que incluye Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1964), y la ya mencionada Árboles petrificados. Sus Cuentos reunidos se editaron en 2009, junto con un el volumen inédito, Con los ojos abiertos. En 2008 Dávila fue reconocida por el Palacio de Bellas Artes, lugar en el cual, hacia los años sesenta, participó en el ya histórico ciclo “Los narradores ante el público”. Ahí compartió su canon: “No creo en la literatura hecha a base de inteligencia pura o la sola imaginación, yo creo en la literatura vivencial, ya que esto, la vivencia, es lo que comunica a la obra la clara sensación de lo conocido, de lo ya vivido, lo que hace que la obra perdure en la memoria y en el sentimiento”.? En su libro de 12 relatos Tiempo destrozado de 1959, el Diccionario de Escritores Mexicanos de la UNAM advierte influencias de Poe, Kafka, Bioy Casares y Cortázar, en “una mezcla entre lo racional y lo irracional, de lo real y lo fantástico, que va conformando la visa espiritual en provincia”. Y en sus libros posteriores “persiste el valor ambivalente de los diferentes planos de la realidad, pero dentro de un contexto urbano: refleja un mundo imaginario que parte de lo “real” vivido, para alcanzar nuevas dimensiones que alteran el sentido existencial de sus protagonistas.” La doctora en historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas, Janea Estrada, directora del suplemento La Gualdra de Zacatecas y especialista en la obra de Dávila, dijo a esta agencia que prepara con su equipo un número especial para el próximo lunes, con textos de los siguientes autores zacatecanos como Pascual Borzwll Iglesias, Juan Antonio Caldera, Eduardo Cmpech Mérida, Carlos Hinojosa, Álvaro Octavio Lara Huerta, Rebeca Mejía, Simitrio Quezada, Adriana Ventura y Juan Carlos Villegas. “Conozco bien la obra de la maestra --contó-- porque en Zacatecas estamos muy orgullosos de nuestros artistas, músicos, pintores, escritores de mucho talento y siempre andamos pendientes de su trayectoria, los reconozcamos y los hayamos hecho parte de nuestra identidad”. Estrada participaba cada mes de mayo en los homenajes luctuosos al pintor Pedro Coronel, con quien Dávida estuvo casado. Fue el hijo del artista, Martín Coronel, quien le dio la noticia, y le informó que se trasladaría a la Ciudad de México donde la escritora, por la contingencia, no podrá tener un velorio abierto. Desde hace un año era asistida las 24 horas por enfermeras.

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