CIUDAD DE MÉXICO (apro). - Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre de 2020, “afortunadamente” no fue tan grave como “algunos” pronosticaban.
Esa consideración se dio luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registrara una contracción de la economía de -1.6% en los primeros tres meses de 2020, el peor registro desde 2009, cuando ocurrió la crisis económica internacional conocida en Estados Unidos como subprime.
Con ese dato, el presidente López Obrador consideró afortunado el registro pues algunos pronósticos, dijo, advertían que sería peor.
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El mandatario se mostró optimista, confiado en el plan de reactivación económica basado en un plan de entregas de dinero en efectivo a la población de escasos recursos; rechaza recurrir a deuda, nuevos impuestos o incremento en los precios de los combustibles, radicalizando su plan anticorrupción y de un polémico plan de austeridad por el que pide tener control total sobre reasignación del presupuesto para conseguir “ahorros”.
De hecho, este jueves expuso que espera que el Congreso apruebe su iniciativa para poder cambiar el destino de los recursos y controlar los presupuestos que están en los fideicomisos sin estructura orgánica, otra medida polémica que en semanas recientes ha sido objeto de discusión legislativa.
En su conferencia del miércoles, López Obrador anunció un incremento en la recaudación de impuestos en relación al año pasado, “un incremento en términos reales”, dijo y, esta vez, ese fue uno de los indicadores que festinó para alimentar el optimismo.
La estimación del PIB para el segundo y el tercer trimestre tiene pronósticos pesimistas, naturalmente por el cese de actividades productivas, dadas las condiciones de confinamiento como parte del plan de control de la pandemia.
“No es cantar victoria porque viene lo más difícil […] pero tenemos una estrategia”, expuso el presidente.
