Xochiaca: quedarse entre basura y no en casa

lunes, 4 de mayo de 2020 · 14:52
CIUDAD DE MÉXICO (apro). - Desde hace 32 años, Gisela se gana la vida separando basura en el tiradero del Bordo de Xochiaca, en Nezahualcóyotl. Hoy, a pesar de que el país enfrenta un incremento exponencial en casos de covid-19, la necesidad de ganar 100 pesos diarios para sobrevivir le impide quedarse en casa. La avanzada edad de Gisela la obliga a llevar consigo un palo de escoba para poder caminar y seguir recolectando plástico, metales, llantas, pet y cartón, que se pueden encontrar en las casi 600 toneladas diarias que generan los habitantes del municipio mexiquense. Junto a ella, alrededor de mil recolectores de desechos, conscientes del riesgo que implica trabajar en el municipio con más casos de coronavirus –427 hasta el 30 de abril– recorren las 30 hectáreas del tiradero Neza III para llevar dinero a casa. [caption id="attachment_628530" align="aligncenter" width="660"]Fotos: Manuel Alejandro Godínez Fotos: Manuel Alejandro Godínez[/caption]
Sin despensa ni cloro
“El gobierno está dando despensas para ayudar a la gente, pero donde empieza el basurero, dejamos de existir. Nos dijeron que iban a poner botes con cloro para lavarnos las manos, pero no tenemos nada”, reveló Mari. Mari padece hipertensión desde hace 10 años, pero lamenta que no pueda quedarse en casa para no correr el riesgo de contagiarse. El gobierno municipal que encabeza Juan Hugo de la Rosa, a más de una semana de haber iniciado la fase 3 de la pandemia de covid-19-, no ha censado el lugar para conocer edades y posibles padecimientos de las personas que acuden ahí. “Los líderes no saludan a una porque es mujer, menos se van a compadecer de nosotros. Mire, mi cubrebocas de tela no me protege de nada, pero es lo que hay”, mientras da cuenta de su situación. El polvo que levanta la entrada y salida de camiones de basura le cubre el cuerpo por completo. Gregorio Martínez, subdirector de disposición final del tiradero de basura de Xochiaca, explicó a Apro que, en el lugar, existen dos tipos de recolectores, los 300 que recogen basura en camión recolector, y que el ayuntamiento “les paga a los trabajadores del ayuntamiento”. [caption id="attachment_628527" align="aligncenter" width="660"]Fotos: Manuel Alejandro Godínez Fotos: Manuel Alejandro Godínez[/caption] Los de la Unión de Recolectores de Basura y No Asalariados (Urbyna) se fragmentan en seis organizaciones políticas: PRI, Celestino, UNE, Fuccsa, CNC y Zorros, mismas que desde 2013 se dividieron el espacio que ocuparía cada una. Durante uno de los recorridos que hace, Gregorio vigila celosamente el lugar, a través de un radio Motorola, en el que pregunta a sus trabajadores “¿quién ingresó?” “¿qué carga trae?”. Por ahí nada de mueve sin su consentimiento.
“Anticuerpos”
Cuestionado respecto a casos de coronavirus, el funcionario municipal considera que no tienen ninguno positivo, debido a que la gente de ahí está acostumbrada al fuerte olor de descomposición, por lo que su organismo, según él, generó “anticuerpos”. “Aquí no tenemos personas con gripa, hemos tenido algunos, pero las hemos mandado a su casa a que se mediquen y ya curados, se vienen a trabajar”, aseveró. Goyo, como lo llaman algunos, considera que, para los trabajadores del tiradero, el alcohol es más letal que el covid-19. “El alcoholismo nos ha traído situaciones fatales. Hay gente de 30 años que se ha ahogado de borracha en un charco de 50 centímetros. Tuve un caso de uno que picaron por tener problemas personas y arreglarlos cuando están tomados”, sostiene.
Menos plásticos
Al interior de la Urbyna Zorros, ubicada al pie de la autopista del Circuito Exterior Mexiquense, propiedad de la constructora Aleática (antes OHL), América Esparza aumentó su jornada laboral en Xochiaca, debido a que la suspensión de clases y de algunos empleos redujo la cantidad de desechos plásticos. “Ahora comen más en su casa, la (basura) orgánica creció. Pero esa no se puede vender como la lata o el plástico”, sostiene América. [caption id="attachment_628525" align="aligncenter" width="660"]América y Graciela, recolectoras en Xochiaca. América y Graciela, recolectoras en Xochiaca.[/caption] Con el cierre de los depósitos que compran el material de reciclaje, los costales que tiene listos para vender se acumulan de entre los cerros de basura de hasta 10 metros de alto. “Nosotros estamos expuestos, pero tenemos que salir a generar, porque voy al día para la comida de mis hijos. Con dos días que no recojamos la basura de las casas, la gente se nos vuelve loca”, admite. Manifiesta que, en caso de que ella o algún miembro de su familia se enfermara de coronavirus, lo llevará con un médico de las farmacias similares, “porque si vamos a un hospital, no hay lugar para atenderlos y se tardan”.

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