Alertan sobre estragos que causa el confinamiento a niños con familiares desaparecidos

martes, 5 de mayo de 2020 · 23:52
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Defensores de derechos humanos y activistas alertaron sobre los estragos que causa el confinamiento a miles de niños con familiares desaparecidos, ante la imposibilidad de llevar a cabo acciones de búsqueda de algunas de las más de 61 mil víctimas contabilizadas por la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) en diciembre de 2019. “En la cuarentena, los niños tenemos miedo a que nuestros padres pierdan su trabajo, o si bien salen a trabajar, tenemos miedo de que se enfermen y que nos enfermos del coronavirus. Y los niños que no tienen papá o mamá porque están desaparecidos ¿qué es lo que sentirán por no tener a sus padres para calmarlos?”, reflexionó Fernando Daniel, un niño de 13 años que ha dedicado los últimos cuatro a investigar sobre la situación que atraviesa la infancia en México. Durante la conferencia virtual “Impacto de la pandemia en hijas e hijos de personas desaparecidas”, convocada por el programa #TejiendoRedesInfancia, Fernando --autor de un documental de 24 minutos relacionado con la desaparición forzada y desaparición de menores-- relató algunas de las entrevistas con hijos o hermanos de personas desaparecidas, y cuestionó las dificultades que ahora esos mismos niñas y niños estarían pasando en tiempos de confinamiento. “Hay gente que los cuida, pero por más buenos que sean, no se puede llenar el espacio, el hueco que dejan los padres para una niña o un niño, más en tiempos de pandemia que los niños necesitamos que nuestros padres nos abracen y nos digan que nos quieren”, apuntó Fernando. Eliana García Laguna, activista y una de las convocantes de la campaña #YoApoyoParaEncontrarles, impulsada por la organización El Día Después, sostuvo que la tragedia humanitaria más fuerte en el país son las desapariciones de personas, que hablando de niñez alcanza la cifra de al menos 7 mil infantes desaparecidos desde 2006; mil 700 sustraídos durante el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. García Laguna apuntó que pese a que en la Ley General de Desaparición Forzada, Desaparición por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda hay 14 artículos que se refieren a la niñez, hasta ahora no hay una política pública dirigida a detener la desaparición de menores, mucho menos para atender a las hijas e hijos de personas desaparecidas. Explicó que en la elaboración de la campaña #YoApoyoParaEncontrarles se pudo identificar que en 34 colectivos de familiares de personas desaparecidas --ubicados en 20 estados--, y a los que busca apoyar la campaña, hay 721 niñas y niños, entre ellos 11 con discapacidades físicas y mentales, que se encuentran en desamparo. “La mayoría de los integrantes de los colectivos se dedican al comercio informal, actividad económica que les permite dedicar tiempo a la búsqueda de personas en fosas clandestinas, pero con el tema de la pandemia ya no están saliendo a trabajar y tampoco a las búsquedas, con lo que están perdiendo la esperanza de encontrar a sus familiares, y esa situación de desesperanza es terrible para los niños”, dijo la activista. Maricela Escamilla, psicóloga de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac) de Nuevo León, contó que desde 2010 la organización trabaja con hijos de víctimas de desaparición, identificando que sufren “síntomas de estrés postraumático y de duelo complicado”, así como que “en cualquier situación de crisis los más afectados son las niñas y niños. Son los más vulnerables y de manera desproporcionada”, subrayó. Al señalar que pese a la contingencia se han mantenido las terapias para los menores y sus familias, Escamilla destacó que de por sí prevalecen “dificultades económicas, y con el aislamiento se han exacerbado los niveles de angustia e incertidumbre; hay mucha desesperación, ansiedad, insomnio, irritabilidad, frustración, temores”. La psicóloga destacó que entre familiares de desaparecidos esas sensaciones se acentúan en momentos en que han tenido que resguardarse en sus casas, y han perdido empleos porque “muchos se dedican al comercio ambulante y tienen más miedo de no poder darles de comer a sus hijos que a sufrir problemas de salud. Muchos dicen: ‘prefiero morir de coronavirus que ver morir a mis hijos de hambre’”. En las familias de desaparecidos añadió, “se crea un clima emocional muy tenso, en el que los niños se vuelven más inquietos, más traviesos, se pelean, hay mucha desobediencia porque ya no quieren estar encerrados, y esto provoca que haya más regaños y más gritos, mientras que otros duermen mucho, pierden la noción del tiempo y se desubican”. En la conferencia virtual intervino Rosa Neriz, integrante del colectivo de búsqueda de personas desaparecidas de Culiacán, Sabuesos Guerreras, y dijo que han identificado que tratar de ocultar a los niños las desapariciones de padres o parientes, ha conflictuado las relaciones familiares, sobre todo de quienes buscan en fosas clandestinas. “A mí me ha tocado disfrazarme de payaso o Santa Claus para explicar a los niños que buscamos a nuestros seres queridos en fosas clandestinas, y en ocasiones los llevamos a búsquedas, cuando sabemos que no hay riesgos”, contó. Cipriana Jurado Herrera, defensora de Ciudad Juárez asilada en Estados Unidos, lamentó la inexistencia de políticas públicas dedicadas a la atención de la niñez desplazada forzadamente. “Muchos niños han tenido que huir con sus familias empujados por la violencia, entre ellas la desaparición de familiares”, apuntó. Santiago Corcuera, exintegrante del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas, destacó la obligación del Estado mexicano de atender la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, que establece la obligación de diseñar políticas públicas tomando en cuenta el interés superior de la niñez, principio que fue considerado por la Ley General sobre Desaparición Forzada, Desaparición por Particulares y el Sistema Nacional de Búsqueda.

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