En Masacre en Columbine el documentalista evidenció la violencia en que se funda el sistema estadunidense, y ahora, como productor, muestra el no menos inquietante trabajo de Jeff Gibbs El planeta de los humanos, donde se desmitifican como solución ambiental “100% limpias” las energías eólicas y solares, detrás de las cuales se esconden negocios multimillonarios.
[caption id="attachment_633201" align="alignright" width="315"] Imagen del documental El planeta de los humanos. Foto: Especial[/caption]
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Idealizadas como suerte de panacea para salvar el planeta del cambio climático y de las toneladas de emisiones contaminantes derivadas del petróleo, las energías eólicas y solares no son “100% limpias” –como vienen ostentando sus apologéticos promotores ambientalistas, aliados ahora a los intereses de ciertos políticos, bancos y empresas capitalistas “verdes” en Estados Unidos.
De hecho, tanto las turbinas de viento como los páneles solares y autos eléctricos no pueden prescindir para su funcionamiento y acopio de las energías fósiles, como carbón, gas natural, diésel o petróleo, ni de minerales como el cuarzo. Se abusa de materiales orgánicos de origen animal o vegetal (la biomasa energética, que proviene de grasas de cocodrilos o estiércol de elefantes, por ejemplo; llegando además a quemarse cualquier cantidad de árboles que incluyen forestas en la Amazonia brasileña, desolando territorios indígenas). La meta de construir rápido y mantener con materiales tóxicos nuevas fábricas, publicitadas como de energía “alternativa”, contamina igual o peor que la tecnología usual e hincha las arcas de los señores del capital.
Este panorama desmitificador lo plantea, cual callejón sin salida, el polémico documental El planeta de los humanos (Planet of Humans) subido gratuitamente en exclusividad vía YouTube, justo en la conmemoración del medio siglo del Día Mundial de la Tierra, el pasado jueves 22 de abril, por el productor ejecutivo del filme Michael Moore (Flint, Michigan, 1954) y su paisano Jeff Gibbs, escritor, narrador y director de la cinta, quien explica:
“Colocar a los capitalistas y su ambición por ganancias monetarias en nuestros planes de ‘salvar el planeta’ ha sido un error… Si la minería, las fundiciones, la manufactura, el desmantelamiento de montañas, desbrozar los bosques, cavar pozos, contaminar el aire, envenenar el agua, explotar a la gente y la quema de gases fósiles son necesarios para traernos energía ‘verde’, estamos hablando de asuntos graves… Al pasarnos de lo ecológico al ambientalismo, nos hemos obsesionado más en cómo las cosas impactarán a los humanos y no tanto cómo afectarán a la Madre Tierra.”
Gibbs nos lleva de la mano a descubrir los entretelones de esta obsesión que conjuga sustentabilidad y dólares, con el académico Ozzie Zehner, autor en 2012 de Green Illusions: The Dirty Secrets of Clean Energy and the Future of Environmentalism (“Ilusiones verdes: Los sucios secretos de la energía limpia y el futuro del ambientalismo”) para reconsiderar dichos métodos.
“Casi toda mi vida he oído que la caída de nuestro planeta viviente iba a ocurrir ‘algún día’, pero mi trabajo periodístico me reveló que ya estamos demasiado cerca del precipicio. Las abejitas y los árboles han muerto, los cantos de las aves desaparecen, nos vienen azotando súper tormentas, y especies invasoras han ido tomando el mando… Además de la amenaza por el cambio climático, estamos desbocados, extralimitándonos de muchas maneras a la vez. Nos hallamos ante un problema muy serio”, expresa desolado Gibbs.
Y así comienza la cinta, preguntando cuánto tiempo más piensan los estadunidenses que durará la raza humana. Aparece una película educativa semi-animada por Frank Capra, La diosa desencadenada, donde con inocencia ya se hablaba desde 1958 de que el calentamiento global derretiría el Ártico, inundando el Golfo de México y el río Mississippi, de Veracruz a Florida.
En un mes, el video de Moore, Gibbs y Zehner fue visitado por alrededor de 8.5 millones de personas. Varios lo tacharon de “peligroso” y “manipulador”, hasta que YouTube decidió borrarlo de su canal oficial el martes 26 de mayo, cuando el fotógrafo inglés Toby Smith se quejó del contexto en que fueron insertadas unas imágenes suyas. Moore lo trasladó entonces a Vimeo, donde puede verse gratis (https://vimeo.com/423114384).
Pese a las acres descalificaciones, buena parte de los comentarios por red apoyaron la certeza de las investigaciones del documental, que dura una hora 40 minutos. Los “malos” de la película son acusados (baste con mencionar a Exxon Mobil, General Motors, Tesla, Apple, Toyota y Coca-Cola; los políticos “verdes” Al Gore y Robert F. Kennedy, o los billonarios Michael Bloomberg y Richard Branson; hasta un respetado líder ambientalista como el californiano Bill McKibben, creador del movimiento sustentable 350.org, cayó en contradicciones al buscar esclarecer temas como la biomasa).
Asimismo, las gráficas del crecimiento desmesurado de la población mundial sirven para explicar la debacle actual en El planeta de los humanos. Más las inquietantes reflexiones y aportes de expertos ecólogos, como Richard Heinberg y Richard York, la defensora de la naturaleza hindú Vandana Siva…