El sector cultural necesita una nueva ética de trabajo

sábado, 12 de septiembre de 2020 · 23:01
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Muchas dudas sobre la gestión de Alejandra Frausto al frente de la Secretaría de Cultura (SC) provoca el Segundo Informe de Gobierno 2019-2020. Si realmente existe una nueva ética de trabajo en el servicio público que asegura eficacia, profesionalización y transparencia –como se afirma en el apartado de Política y gobierno del documento del Informe (p. 3)–, es indispensable que Frausto, además de desglosar el presupuesto ejercido y comprobar las cifras que señala, explique la falta de resultados en lo referente a la administración de las artes visuales, el proyecto Los Pinos-Bosque de Chapultepec y el ejercicio de facultades de la SC. Redactado con criterios cuantitativos y sin señalar metas, resultados cualitativos ni costos de cada una de las actividades, este segundo informe señala que del 1 de septiembre de 2019 al 30 de junio de 2020 –periodo que incluye tres meses de confinamiento por el covid-19–, la Secretaría de Cultura y sus organismos coordinados atendieron a 54.1 millones de personas a través de 494 mil eventos. En el primer informe de Gobierno 2018-2019, que abarcó del 1 de enero al 3 de junio de 2019 –cinco meses de vida social normal–, se reportaron 447 mil eventos para 35 millones de personas. ¿Cómo se explica que, a pesar del cese de actividades que se inició en marzo, se hayan incrementado las cifras? Sin desglosar el presupuesto, se menciona un total modificado de 10 mil 685.5 millones de pesos, de los cuales se ejercieron 5 mil 277.8 millones, casi la mitad (49.39%). Sobre la exigencia de estructurar, ordenar y ejercer las facultades de una Secretaría de Estado, el silencio de Frausto y su equipo es total. El traslado de su sede a Tlaxcala, el diseño de una política cultural de Estado que abarque el desarrollo de economías creativas, el destino de los fideicomisos culturales y el ordenamiento de las colecciones artísticas de otras secretarías, no forman parte del informe. En el terreno de las artes visuales, la deficiencia del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) a cargo de Lucina Jiménez, y de la Coordinación Nacional de Artes Visuales con Mariana Munguía como su titular, es evidente. Sin presentar algún avance de la estructuración de la red de museos y del diagnóstico de colecciones institucionales, ni explicar la ausencia de exposiciones en el Aeropuerto de la Ciudad de México, el informe se limitó a enumerar que el INBAL presentó 184 muestras mencionando el título y ubicación de siete de ellas. Durante los meses del confinamiento, ¿qué proyectos y actividades realizó Mariana Munguía? Sin un diagnóstico profesional del estado de las colecciones institucionales, es una irresponsabilidad organizar una bodega nacional en el complejo cultural y artístico del Bosque de Chapultepec. Y, por último, un gran ausente: el informe de los avances de la iniciativa presidencial Bosque de Chapultepec: naturaleza y cultura. Presentada desde hace 16 meses –2 abril 2019– por su coordinador Gabriel Orozco en compañía del presidente Andrés Manuel López Obrador, la propuesta todavía no cuenta ni con un proyecto ni con un plan maestro que justifique y regule la pertinencia, diseño, costo y licitación de las intervenciones que se realizarán en el Bosque. El pasado lunes 31 de agosto, en una reunión virtual con creadores visuales y literatos, Gabriel Orozco comentó que su equipo de trabajo cuenta con 70 personas. ¿Quiénes son, cuál es su perfil profesional, a cuánto ascienden sus honorarios, cómo se evalúa su desempeño y por qué no han podido concretar ni un proyecto ni un plan maestro? A diferencia de otros países, la emergencia económica que ocasionó el confinamiento por el covid-19 en creadores y promotores independientes, no fue ni tema ni campo de acción para la Secretaría de Cultura.
Texto publicado el 6 de septiembre en la edición 2288 de la revista Proceso.
 

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