México debe defender la postergación de la elección de la presidencia del BID

martes, 15 de septiembre de 2020 · 13:05
México y América Latina viven una de las crisis más graves de su historia. Y lo peor está por venir: la pandemia dejará un saldo de proporciones todavía impredecibles, ya sea en el terreno sanitario, económico, social o político. Para poder mitigar y revertir esta situación, la región tendrá que captar recursos financieros extraordinarios. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los mayores bancos de desarrollo del mundo, está llamado a ejercer un papel fundamental para evitar que los años 2020 se transformen en una nueva década perdida. Sin embargo, la renovación de su presidencia, prevista para septiembre de este año, pone en peligro el futuro del BID. Donald Trump lanzó la candidatura de su asesor Mauricio Claver-Carone a la cabeza de este organismo multilateral, rompiendo el pacto no escrito acordado entre los países fundadores. Al proponerlo, el inquilino de la Casa Blanca está repitiendo el guion de su administración desde su inicio: un cálculo electoral de corto plazo, así como una voluntad de instrumentalizar a las instituciones internacionales en su batalla contra China. El todo mezclado con la arrogancia de querer hacer de esta candidatura un hecho consumado. Y es que la región se encuentra dividida y polarizada como pocas veces en su historia. Varias capitales, como Brasilia, Bogotá o Quito, han pasado inclusive a respaldar públicamente la candidatura estadunidense. Por otro lado, el gobierno de México, junto con Argentina, Chile, Costa Rica, la Unión Europea y numerosas voces respetadas de la región han criticado esta nominación y propuesto el aplazamiento de la elección, para que ésta se pueda llevar a cabo después de la elección norteamericana. Pero las presiones de Washington pueden conducir a que algunos de estos países terminen respaldando directa o indirectamente al candidato de Trump. Por ende, es imprescindible que el gobierno de México y sus aliados regionales se mantengan firmes. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump advirtió que su política exterior hacia América Latina giraría alrededor de dos estrategias electorales paralelas: llamados a su base política a nivel interno en temas como la inmigración, las drogas y el comercio, y una propuesta agresiva para el sur de la Florida sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua. Estas decisiones fueron el fruto del empoderamiento del senador Marco Rubio, que, al volverse el “zar” de esta administración para América Latina, pudo imponer a su alfil Mauricio Claver-Carone como asesor del presidente para la región. Esta deferencia hacia el congresista de Florida tiene una explicación: votos para la reelección de Trump. Este último sabe que, sin una victoria en este estado, dejará de ocupar la Casa Blanca en enero del próximo año. Así que darle la candidatura a un cercano de Rubio es una necesidad electoral para él. Pero no sólo se trata de votos: si Claver-Carone gana, está claro que este grupo querrá imponer su agenda radical al transformar la naturaleza del banco, haciendo del BID un mero brazo ejecutor de la Casa Blanca en su disputa contra China en América Latina. Claver-Carone fue el arquitecto de la iniciativa “América Crece”, que junto con la creación de la Corporación de Desarrollo Financiero constituyeron la respuesta de Washington a las ambiciones de Beijing en la región. Pero estas iniciativas no tuvieron el éxito esperado. Desde el principio de la pandemia, China ha querido dejar claro su predominio sobre Estados Unidos en Latinoamérica. El presidente López Obrador, hasta ahora reacio a salir al extranjero, llegó a anunciar su intención de viajar a Beijing para “agradecer” la ayuda de las autoridades chinas. Finalmente, AMLO fue a Washington, pero el peligro –a los ojos de la Casa Blanca– sigue ahí: es por ello que Trump quiere adueñarse del BID, para obligar a los países latinoamericanos a realizar una elección binaria: o China o Estados Unidos. En respuesta, líderes políticos de derecha como de izquierda de toda la región se han unido para expresar su apoyo a un aplazamiento de esta elección. Para obtenerlo se debe contar con 25% del capital del banco. En principio, bastaría con que los países opuestos a este nombramiento se abstengan de participar en la próxima asamblea de jefes de Estado. Sin embargo, está claro que Trump usará todo el arsenal a su alcance para presionar a los líderes que intenten ponerse en su camino, incluso comprando votos, según un excanciller peruano. AMLO acaba de viajar a Estados Unidos para limar asperezas con Trump. Esta visita causó sorpresa y molestia, tomando en cuenta el rumbo de la campaña electoral en curso en Estados Unidos. Mantener una postura adversa a Trump en este tema le permitiría a México mandar una señal hacia los demócratas, cuyo candidato, Joe Biden, ya declaró rechazar el nombre de Claver-Carone. Y esto se haría sin costo político interno, teniendo en cuenta que Felipe Calderón, Vicente Fox y Ernesto Zedillo se han pronunciado en el mismo tenor. Finalmente le daría sustancia al discurso latinoamericanista de la actual administración, que ejerce actualmente la presidencia de la CELAC. Mantener el comando del BID en manos de América Latina a pesar de las embestidas de Estados Unidos podría ser visto como uno de los mayores éxitos diplomáticos del eje México-Buenos Aires. Fruto de una sugerencia del presidente brasileño Juscelino Kubitschek (1956-1961) a la administración Eisenhower, el BID se ha transformado de un dique de contención de la Unión Soviética en una de las principales instituciones de financiamiento al desarrollo del mundo. Ahora que América Latina más necesita de su apoyo, no es tiempo de retrocesos. México debe mostrarse firme frente a Trump y dar el ejemplo. El autor de este texto es Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) de Sciences Po, en París (@Gaspard_Estrada) Este análisis forma parte del número 2289 de la edición impresa de Proceso, publicado el 13 de septiembre de 2020 y cuya versión digitalizada puedes adquirir aquí NOTA DEL EDITOR: el sábado 12 de septiembre, al momento de que el número 2289 de la edición impresa de Proceso comenzó su distribución, Mauricio Claver-Carone fue elegido presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, cuyo nombramiento provocó desacuerdo en México, Argentina, Chile y Costa Rica. 

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