Casa Frida: un refugio contra las terapias de la intolerancia

jueves, 1 de octubre de 2020 · 18:39
Pese a que el 24 de julio pasado las “terapias de conversión” fueron prohibidas en el Código Penal de la Ciudad de México, los integrantes de la comunidad LGBTTTI se quejan de esa perniciosa práctica devocional. Proceso recogió las experiencias de varios de los afectados que hoy residen en Casa Frida, un refugio desde el cual enfrentan las adversidades de la vida provocadas por su preferencia sexual. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con la intención de cambiar su orientación transexual a la adolescente Theo Díaz, sus maestros de preparatoria le ordenaban: “Aquí te quedarás encerrada a copiar en tu cuaderno estos salmos de La Biblia”. Y durante horas la mantenían aislada en un cuarto del colegio Wisdom Christian Academy, de la colonia Roma, tratando así de corregirla con esta terapia de conversión, pero ellos la llamaban “práctica devocional”.  Los deseos de Theo de llevar pelo corto y vestir pantalón eran duramente reprimidos. La obligaban a llevar siempre falda. En ocasiones la amenazaban con enviarla a “un campamento” para “curarla” de su orientación sexual. En las juntas de padres de familia era señalada como una pervertida que dañaba la moral del colegio, al grado de que algunos padres le llamaban a su celular para decirle que se alejara de sus hijas.  “Yo no salí del clóset, a mí me sacaron violentamente del clóset mi familia y mis maestros. Tuve que dejar mis estudios por los maltratos que recibía y buscarme un trabajo en un call center”, comenta Theo. Y señala que su padre –un estricto pastor de la Iglesia Cristiana Coram Deo y quien la había inscrito en esa escuela religiosa–, también intentó durante años cambiarle su orientación sexual. “En casa me ponían a realizar labores de mujer y me golpeaban constantemente. Permanecía siempre encerrada en mi cuarto, deprimida. Tuve algunos intentos de suicidio”, dice. Por la pandemia del coronavirus –agrega– la dieron de baja en el call center donde trabajaba y en su casa aumentó la violencia en su contra debido al confinamiento.  “Ya no aguanté más. Supe que existía un albergue para personas de la diversidad sexual que también sufrían estos maltratos. Pedí refugio. Me lo dieron… Y aquí estoy”, dice Theo, quien actualmente tiene 20 años, se asume como queer y está en la etapa de transición de mujer a hombre. Theo es una más de las sobrevivientes de las llamadas “terapias de conversión” que encontró refugio en Casa Frida, un albergue para miembros de la comunidad LGBTTTI ubicado en la colonia San Pedro de Los Pinos de la Ciudad de México. Con una bandera del arcoíris ondeando sobre sus rejas de acceso, Casa Frida da techo y sustento gratuito a jóvenes que fueron hostilizados o expulsados de sus hogares y además sufrieron los ecosig (esfuerzos para corregir la orientación sexual e identidad de género), término con el que algunas organizaciones de derechos humanos denominan a las terapias de conversión, que no lo son porque, sencillamente, no curan; más bien semejan métodos de tortura. Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2291 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 27 de septiembre de 2020. https://www.proceso.com.mx/642754/las-terapias-de-conversion-torturas-que-ya-son-delito

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