68-18: malinchismo en el CCUT y convivialidad en la FAD

lunes, 8 de octubre de 2018 · 09:38
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con dos actitudes artísticas totalmente opuestas, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) conmemoró el movimiento estudiantil de 1968 el pasado martes. Tribal, opaco y con una aspiracionalidad neoliberal tan vergonzosa como estratégica, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) institucionalizó la conmemoración con una intervención performática que simula una memoria testimonial, cuando sólo es una actuación simplistamente afectiva y exitosamente efectista. Concebida por la videoartista israelita Yael Bartana (1970), la intervención denominada astutamente Monumento a la ausencia, es una acción que sustenta su carácter simbólico en la participación de personas que, o bien estuvieron presentes en la Plaza de las Tres Culturas durante la masacre estudiantil de 1968, o que son familiares de sobrevivientes del emblemático suceso. Invitados a caminar sobre una plancha de cemento fresco que se coló en el hueco que ocupaba el espejo de agua –en el patio central del CCUT–, los participantes estamparon las huellas de sus zapatos simulando la huida de los estudiantes en 1968. Lejos de poderse definir como un monumento o un memorial –la presencia de la ausencia no es evocativa sino groseramente realista al ser producto de una actuación–, la intervención fue seleccionada a partir de una convocatoria de la que se desconocen las especificaciones generales: tipo de concurso –si fue abierto o por invitación–, monto del financiamiento y de la cuota para el artista beneficiado, autorías y proyectos finalistas, categorías de selección, entornos e instituciones en los que se difundió la convocatoria. Elegida por los académicos estadunidenses Harriet F. Senie y George Flaherty, la artista guatemalteca Regina José Galindo y la curadora cubana y funcionaria del Instituto Nacional de Bellas Artes Taiyana Pimentel (https://www.siempre.mx/2018/10/monumento-a-la-ausencia-huellas-de-sobrevieintes-del-68/), la gestión de la pieza sugiere: la presencia de un acomplejado malinchismo elitista entre los funcionarios del CCUT, su interés mercadológico de vincularse con protagonistas a nivel internacional utilizando la plataforma legitimatoria de la universidad, y la existencia de una incapacidad profesional tan profunda en la UNAM que justifica la elección de académicos y artistas extranjeros para seleccionar un proyecto de significado emblemático para la escena artística y cultural de México. Con una actitud totalmente diferente que podría inclusive considerarse ingenua o romántica, académicos y estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) participaron en las acciones culturales de la UNAM con varios proyectos que vincularon el presente con la historia y memoria gráfica del 68. Organizados en dos talleres de producción gráfica y dibujística –uno en la sede Ciudad de México que recibió el título de Metáforas contestatarias, y otro en la sede Taxco denominado Gráfica móvil–, los estudiantes de la FAD, bajo la dirección de los profesores José Miguel González Casanova, Minette Erdmann, Yadira Cedillo, Jorge Tanamashi y Miguel Escobar, le apostaron a la calidad visual, la potencia estética y la convivialidad con la ciudadanía. Interesados en compartir memorias visuales, desde el lunes 1° de octubre instalaron micro-talleres de gráfica en los que producían y regalaban sus imágenes. Ubicados primero en el Camino verde de Ciudad Universitaria –zona de frontones– y posteriormente en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, las brigadas de la FAD repartieron grabados en linóleo que exhibieron junto a dibujos monumentales. A diferencia de Yael Bartana, quien utilizó a algunas personas con las que no tuvo contacto personal antes de producir su pieza, la FAD convirtió a los espectadores en cómplices que compartieron un grabado, que se acostaron sobre el papel para que los artistas dibujaran su silueta, o que disfrutaron de los murales con enormes gorilas al caminar, durante la marcha del 2 de octubre, por la salida del bajo-puente que se encuentra en la Avenida de Eje Central a la altura de Garibaldi. Dirigido por el periodista Ricardo Raphael, el CCUT representa un tipo de institución que no debería pertenecer a la UNAM.

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