El arte: Talón de Aquiles de López Obrador

martes, 29 de enero de 2019 · 11:56
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Sin romper con las secrecías y tribalidades que han caracterizado al sistema hegemónico del arte contemporáneo en México desde inicios del siglo XXI, la secretaria de Cultura Federal Alejandra Frausto y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, ratificaron el pasado lunes 20 de enero lo que ya se sabía desde noviembre de 2018: que la directora del Patronato de Arte Contemporáneo, A. C. (PAC), Mariana Munguía Matute, sería la  coordinadora nacional de Artes Visuales. Difundido por la misma Munguía en el contexto de la Mesa de Diálogo dedicada a las Artes Visuales que organizó la Secretaría de Cultura en Transición el pasado 7 de noviembre (Proceso, 2193), su designación provoca cuestionamientos no sólo sobre la pertinencia de su elección sino en torno a la misión institucional de Lucina Jiménez. En una entrevista publicada el pasado viernes 18 de enero (La Jornada), Jiménez afirmó que regresó al servicio público porque su hija, historiadora del arte y curadora, le hizo la siguiente reflexión: “Si crees que va a haber otro gobierno que tenga un mayor número de votos que este (sic) que va a entrar, no va a ocurrir en el corto plazo. Las cosas necesitan cambiar, porque mi generación tiene las puertas cerradas y no tenemos lugar”. ¿No es desilusionante –y hasta preocupante– que una funcionaria a cargo de una institución como el INBAL, no se desempeñe por convicción política o ideológica, sino por recomendación o conveniencia familiar? Coordinadora del Consejo Consultivo asesor de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados durante las Legislaturas LXI (2009-2012) y LXII (2012-2015), Lucina Jiménez recibió a través de la aprobación de la Comisión de Cultura, de 2009 a 2012, recursos etiquetados por 16 millones 888 mil pesos para su proyecto de La Nana, Fábrica de creación e innovación, ConArte A. C. (Consorcio Internacional Arte y Escuela): ¿Fue pertinente que solicitara los recursos cuando se desempeñaba como asesora de la Comisión?  Reconocida en el ámbito hegemónico del arte contemporáneo mexicano, sobre todo, a raíz de su matrimonio con el coleccionista, curador y promotor Patrick Charpenel, Mariana Munguía Matute (Guadalajara, 1976) no cuenta con antecedentes significativos en el sector público. Con excepción de algunos meses que se desempeñó como directora del Laboratorio Arte Alameda en la Ciudad de México (2006-2007), su desempeño profesional se ha concentrado en instancias vinculadas con la escena comercial directa e indirecta del arte contemporáneo: En la Ciudad de México, de 2002 a 2004, coordinó el PAC y lo dirigió de 2015 a 2018; en Guadalajara, de 2007 a 2008, dirigió la Fundación Cultural Omnilife del empresario Jorge Vergara, y de 2008 a 2010 dirigió la Oficina de Proyectos de Arte (OPA). Vinculada con el grupo de poder que controla el escenario museístico y comercial del arte contemporáneo en México, en 2014 fue parte del equipo artístico que organizó Juan Gaitán (director del Museo Tamayo desde 2015) como curador de la 8° Bienal de Berlín. Hermana del promotor Jorge Munguía –quien desde la emprendeduría cultural Buró-Buró ha colaborado entre otras instancias con el Museo Tamayo, la Coordinación de Artes Visuales del INBAL, el PAC, el Museo Experimental El Eco de la UNAM y la Red Arte Contemporáneo (RAC)–, Munguía pertenece al sector artístico de la sociedad civil que ha utilizado a los museos públicos como estructuras legitimatorias.   Sin un proyecto de trabajo presentado públicamente, no queda más que preguntar por los criterios y expectativas que motivaron la decisión de integrarla en el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador.  Este texto se publicó el 27 de enero de 2019 enla edición 2204 de la revista Proceso.

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