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La prolactina tiene propiedades protectoras y antiinflamatorias en el cerebro: UNAM

La experta explicó que la prolactina es una hormona producida por la hipófisis o glándula pituitaria que posibilita la producción de leche materna durante el embarazo y después del parto, por lo que sus niveles son altos en las mujeres embarazadas y madres nuevas.
viernes, 12 de marzo de 2021 · 20:01

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron que la prolactina, una de las hormonas más importantes durante el embarazo y la lactancia, tiene propiedades protectoras y antiinflamatorias en el cerebro. 

María Teresa Morales Guzmán, directora del Instituto de Neurobiología, descubrió junto con su equipo de trabajo que las ratas o ratones hembra que estaban lactando, así como los roedores macho con los que compartían el espacio, tuvieron un efecto dañino muy reducido luego de sufrir una lesión con un fármaco que produce epilepsia. 

“Estudiamos un fenómeno de neuroprotección: hacemos una pequeña lesión cerebral en animales, principalmente roedores, ratas y ratones, hembras y machos, para determinar el papel que tiene la prolactina en esa protección. Esto lo hemos observado en roedores hembras y machos, y actualmente estamos estudiando cómo esa hormona puede tener tal efecto”.

La experta explicó que la prolactina es una hormona producida por la hipófisis o glándula pituitaria que posibilita la producción de leche materna durante el embarazo y después del parto, por lo que sus niveles son altos en las mujeres embarazadas y madres nuevas, pero bajos en las demás mujeres y en los hombres.

Además, este neuroprotector ha demostrado ser útil en tratamientos contra enfermedades neuropsiquiátricas como el Parkinson, en las que se usan fármacos relacionados con la dopamina.

Los universitarios descubrieron en el laboratorio que la hormona no sólo regula la neurotransmisión y hace menos severa la lesión, sino que controla la disfunción mitocondrial que provoca localmente una lesión en el cerebro y tiene efectos anti-inflamatorios y anti-apoptóticos, 

Morales Guzmán resaltó que este conocimiento es útil para la medicina de precisión que considera los hábitos de vida, dieta y otros factores particulares cuando alguien recibe atención médica, así como si el tratamiento es para hombres o mujeres, ya que presentan diferencias fisiológicas importantes.  

Al probar drogas y en gran parte de la investigación científica, los estudios y la mayoría de las pruebas de fármacos se hacen en ratas y ratones del sexo masculino, ya que los investigadores suelen evitar la complicación que representa la ciclicidad hormonal del sexo femenino, mencionó.

La directora explicó que, al concebir, el cerebro y el cuerpo de las mujeres registran una serie de modificaciones o adaptaciones que se presentan desde el momento de la fecundación del óvulo y que le permiten contender con la gestación, el parto y la lactancia. 
 
Luego de la fecundación se generan cambios en el útero, donde ocurre la implantación del óvulo, y ahí comienzan las señales hormonales que cambian la forma en que el cerebro regula a las hormonas. Estos cambios ocurren en diferentes áreas cerebrales como la corteza cerebral, el hipotálamo y partes del sistema límbico.   

La experta recordó que desde hace varios años se estudió en ratas que las madres tienen mejor desempeño en pruebas de memoria espacial, ya que podían encontrar más fácilmente una pista que las llevara a conseguir alimento, también son mejores al cazar y logran atrapar un insecto en tres o cuatro segundos, en contraste con los 30 a 40 segundos que toma a las que no tienen crías. 

En humanos, luego de algunos estudios con resonancia magnética, electroencefalografía y pruebas cognitivas, se encontraron ciertos cambios en la madre y el padre, incluso en papás adoptivos que presentan cambios funcionales y desarrollan nuevas habilidades, a pesar de que no estar expuestos a los cambios hormonales de la hipófisis o que son inducidos por la placenta. 

Morales Guzmán aclaró que algunos de los cambios en el cerebro de las mujeres son temporales. Una vez que se termina el embarazo se pierde la placenta, el útero regresa a su tamaño y la mujer recupera sus ciclos. Los cambios asociados con la secreción de hormonas que permiten que ocurran el embarazo, el parto y la lactancia también son temporales, y cuando se detiene la producción de leche el sistema vuelve a su estado anterior. 

Sin embargo, comentó que al parecer el mejoramiento de la memoria espacial se mantiene, y en ratas y ratones a largo plazo se ha observado una menor cantidad de marcadores de envejecimiento.

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