Paul McCartney en el Azteca: rock, nostalgias y amor a México

domingo, 29 de octubre de 2017 · 15:06
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El rockero británico Paul McCartney se presentó anoche en el Estadio Azteca, en un intenso y mágico viaje de nostalgias en donde mostró su solidaridad y cariño hacia México, luego de los pasados sismos del 7 y 19 de septiembre.  La frase “¡Fuerza México!” fue repetida por McCartney en distintos momentos durante su show que duró más de dos horas, en las que tocó sus clásicas rolas como solista de la banda Wings con su primera esposa ya fallecida, la adorable fotógrafa neoyorquina Linda Eastman (1941-1998), y del legendario el cuarteto de Liverpool Los Beatles que impulsó las revueltas juveniles de nuestra era. (https://www.youtube.com/watch?v=0CAVM80XA6o) A sus 75 años, la celebridad Miembro del Imperio Británico, Sir Paul McCartney, fue recibida con una leve llovizna a eso de las 21:18 horas, la cual inmediatamente se esfumó al escucharse La noche de un día difícil, para enardecer al coloso de Ramírez Vázquez en Santa Úrsula que estaba lleno a reventar. Como es su costumbre, el carismático cantautor subió al escenario vestido elegantemente, con un saco azul marino y camisa azul claro, portando pantalones negros. A sus espaldas lo cubría una monumental producción, con una pantalla gigante central y dos laterales. La máquina del tiempo se echó a andar entre clásicos y recientes creaciones, que se entregaron durante este recital que forma parte de su gira One On One Tour (“Uno más uno”) y que significa su regreso a nuestro país luego de cinco años, más la segunda vez que actúa en el Estadio Azteca. “¡Hola México, buenas noches Ciudad de México!, vamos a cantar viejas y nuevas canciones. ¡Vamos a tener una fiesta!”, exclamó McCartney quien estudió español de niño, para irse directo con No puedes comprar mi amor. En distintas partes del inmueble se veía desde seguidores de la vieja guardia rockera de coraza, hasta gente menuda de las nuevas generaciones, portando algunas personas el tradicional traje del mítico Sargento Pimienta inventado por McCartney, con familias enteras compartiendo la alegría de mirar a su ídolo. “Esta noche voy a hablar un poquito de español”, dijo el originario de Liverpool, quien se quitó su saco provocando berridos entre las multitudes que sintieron Tengo que atraparte en mi vida del álbum Revolver. Continuó con Déjame rolártelo, Traigo un sentimiento y Mi Valentín, misma que dedicó a su actual mujer Nancy Shevell, apoderándose de un piano de cola. (https://www.youtube.com/watch?v=1Au_QW5MJNI) También se añadieron a la selección Podemos solucionarlo, A pesar de todo el peligro, No me verás y Ámame, la cual cubrió los oídos con su peculiar ritmo en la armónica (originalmente soplada en el primer disco de Los Beatles por John Lennon) y con un Paul que vociferaba en dialecto muy mexicano: “¡Son a toda madre!” Y la amo humedeció los ojos de algunos espectadores al punto de las lágrimas. Con Ave negra aprovechó para poner en alto los derechos humanos. Aquí ahora abrió sus recuerdos: “Escribí esta canción para mi carnal John”, generando un estruendoso rugido y aplausos ensordecedores. A la larga lista de canciones memorables se incorporaron Lady Madonna y Algo, dedicándola a su excamarada en Los Beatles y creador de la balada a Patty Boyd, el guitarrista invisible George Harrison (1943-2001). El calipso de Ob-La-Di, Ob-La-Da puso a bailar a prácticamente todos los reunidos, al igual que De vuelta en la Unión Soviética. La pachanga se alargó con Déjalo ser y Vive y deja morir, escrita para la primera película del agente 007 James Bond que protagonizó el recientemente fallecido Sir Roger Moore (El Santo), en Live and Let Die, la cual trajo estridentes fuegos pirotécnicos y en las pantallas se vieron deslumbrantes llamaradas. Con Oye Jude coreada al unísono todo indicaba que culminaría la presentación cuando McCartney desaparecía tras el escenario; pero regresó ondeando con un asta la bandera de México, en tanto sus músicos traían la del Reino Unido, Estados Unidos y la multicolor de la comunidad LGBT. Entre las canciones que se incluyeron para el encore fueron la inolvidable Ayer, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, Cumpleaños y Sueños dorados. La media noche se asomaba en el Azteca; Paul McCartney partía extasiado y sin más, exclamó: “Nos tenemos que ir. ¡México lindo y querido!” Y la banda se escapó hacia la noche por la belleza de una media luna de octubrr. (https://www.youtube.com/watch?v=q0tMZTrB5z4) (Crónica solicitada a César Muñoz Valdez para proceso.com.mx)

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