Sobre Julio Scherer García

viernes, 12 de abril de 2002 · 01:00
Hace muchos, pero muchos años, mi imagen de Julio Scherer era la de un periodista duro, capaz de enfrentar el poder a partir, simplemente, de decir las verdades que el poder se merece que le digan Lo recuerdo relativamente delgado: imagen fotográfica, también joven, con claros aires europeos quizá motivados más por el apellido que por la pinta Y entre los recuerdos remotos, la lucha por "Excelsior"; la ominosa derrota a manos de la síntesis del poder y la desvergüenza No se me olvida la fotografía inolvidable: saliendo del periódico, rodeado de sus más fieles colaboradores Tristón, sí, pero no vencido, a pesar de la derrota formal Así nació "PROCESO", como también "UNO MÁS UNO" y, casi al mismo tiempo, pocos años de diferencia, "LA JORNADA", con la que de principio tuve relaciones profesionales que casi de inmediato se convirtieron en colaboración periodística permanente A Julio Scherer lo leía siempre No sólo en la revista sino también en esos libros que arranca de unas realidades que muchos ignoramos y que, a veces, cuesta trabajo reconocer Hace unos cuantos años, no muchos, se inició una relación personal inesperada El punto en común, nuestro entrañable amigo Juan Sánchez Navarro Invitados Juan y yo por una amiga de ambos: Tere Solís, a participar en algún seminario sobre temas económicos y sociales, fue muy divertido que Juan, preparado para un discurso dijera otro al oír el mío porque no iba a permitir que se quedara sin respuesta Y de allí, un desayuno con nuestra amiga Tere y la invitación de Juan a participar en los desayunos de los viernes en el Club de Industriales Entonces, de mesa pequeña, con no más de ocho a diez comensales Hoy, acontecimiento masivo, escaparate político en el que se cruzan opiniones contradictorias, con o sin invitados especiales Julio Scherer era ya, entonces, asistente permanente a los desayunos Y nos pasó a Julio y a mí que unidos por la amistad con Juan, no tardamos en llegar a la conclusión de que resultaba paradójico que el representante más destacado del empresariado mexicano pudiera aceptar nuestras opiniones casi siempre encontradas con las suyas También estaba presente nuestro inolvidable amigo Juan José Hinojosa y agregaba gracia, inteligencia y belleza, Leticia Sánchez de Ortega Y algunos amigos más Además de los desayunos colectivos, Juan, Leticia, Juan José, Julio y yo formamos una especie de clan que no se conformaba ni se conforma con los encuentros de los viernes La ausencia de Juan José nos ha afectado a todos Me ofrecí a mi mismo acompañar a Julio a Monterrey Coincidía, además, la entrega del Premio Nuevo Periodismo 2001 con el aniversario, uno más y ya no se cuantos, de la boda de mis padres Las dos razones eran más que suficientes para pasar un par de días, jugando a ser testigo de un acto más que merecido Mi profesión es, sin la menor duda, más exigente que mis buenos deseos El proyecto quedó en el aire y ni siquiera le he hablado a Julio, a quien pensaba encontrar el viernes pasado en el desayuno y en el que no contamos con él Por lo visto en Monterrey quisieron gozar de Julio por más tiempo Pero tampoco es Julio muy propicio para aceptar disculpas No le hacen falta Sabe de sobra que Leticia, Juan y yo estábamos con él en ese Monterrey que con la ceremonia del Museo de Arte Contemporáneo ha salvado un poco su imagen globalizadora de unos cuantos días antes Hago memoria de nuestros viernes De la intervención de Julio Scherer, radical y crítica, siempre esperada con expectación Somos, ciertamente, minoría Pero que Julio convierte en aplastantes argumentos, a partir de su voz tenue, peleada con algún micrófono que casualmente le llega Después, la charla personal, con los amigos más cercanos Juan, narrador de anécdotas de alto nivel político y empresarial Juan José, panista jubilado como gustaba de calificarse, ácido en la crítica a otros partidos y en el fondo al que ayudó a fundar, en esta nueva etapa de claras indefiniciones en sus relaciones presidenciales; Leticia, un poco espectadora, de intervenciones breves pero que nos alegran Y Julio, cambiando la casi violencia de las controversias con la charla íntima armada con el recuerdo de muchas cosas Entre otras, explicando las raíces de esos libros que nos hablan de Siqueiros y de otros que por razones bien distintas, también perdieron la libertad Vi la imagen de Julio en la televisión Leyendo su breve, emocionante, discurso Es hombre para escribir, no para conferencias, que rechaza invariablemente Que se transforma cuando entrevista, por ejemplo, al Subcomandante Marcos En eso momento ejerce con soberanía el arte del buen decir Siempre con doble intención Sé que en el fondo Julio no es propicio para homenajes Pero estaban en juego sus amigos, Gabo de manera especial Y habrá hecho el sacrificio de aceptar lo que fue una propuesta inicial de sus colegas en PROCESO No es fácil que quien manda y sabe mandar, reciba un homenaje promovido por quienes han colaborado y colaboran con él en la empresa prodigiosa La relación de mando suele generar incomodidades Pero eso no cuenta para mi amigo Julio Scherer A quien le mando un abrazo retrasado Él sabe con qué profundo cariño e irremediable admiración

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