BUZON DE APÓCRIFOS: Pedagogía

lunes, 26 de agosto de 2002 · 01:00
México, D F (apro)- Queridos papás y mamás: ¡Aguas con la educación!, ¡que la pura y clara linfa de la pedagogía no los embriague! Ante todo, ustedes perdonarán que encabece la presente con tal advertencia un eterno niño cuya irreverente fama la debe el ser protagonista de cuentos colorados, pero la presente no es un albur, como comprobará el que la misma siga leyendo Papás y mamás, confiesen: ¿verdad que eso de la educación de sus retoños les trae de un ala? ¡qué bueno que es así! Y que bueno que, la mayoría de las veces, esa preocupación, aunque le angustie, les enorgullezca ya que con toda razón fundamentan en la educación el mejor porvenir para sus descendientes, al punto que ese loable interés, en no pocas ocasiones, se les convierte en la pasión de los mejore momentos de sus vidas Y ahí está el peligro, pues puede ocurrir --¡ya ha ocurrido infinitas veces!-- que la pedagogía, esto es, el arte de instruir o educar a los bodoques, puesta en marcha en variados, ambiciosos, entusiastas y entusiasmantes planes nacionales, e incluso internacionales, han conmovido a la sociedad hasta el trastorno y lamentablemente, tanto para la madre (la pedagogía), como para los parteros (la que la fomentan y aplican) y el producto (los niños), estos magníficos proyectos no han ido más allá del decepcionante parto de los montes Ese es un hecho irrefutable que ha registrado y sigue registrando la historia Y no me digan que no ¿Pueden decirme a dónde han ido a parar el santo, el bravo guerrero feudal, el caballero andante, el noble, el cortesano, modelos todos propuestos y perseguidos por la educación de pasadas sociedades? ¿Reposan como curiosidades en el museo de la historia? ¿O no es así? Si es así, y lo es, ¿a qué se debe? Según mi parecer y salvo su mejor opinión, claro, a que eso de la pedagogía, la ciencia de la educación, tiene mucho más y debe ser tratada como pedología ¡Ejele, éjele! No se me desbarranquen por el cantil de la malicia, que bien sé que muchos de ustedes, por ser un servidor quien lo hace, pensarán que cuando escribo pedología para nada tengo en cuenta la ciencia que estudia los carácter físicos, químicos y biológicos de los terrenos ¡Acertaron! Pero, insisto, se equivocarán aquellos que piensen que la interpreto como tratado de las ventosidades ventrales ¡Para nada! En lo personal, y espero que estén de acuerdo conmigo, concibo la pedología como estudio y ciencia de la Peda, que según el diccionario es igual a borrachera o embriaguez profunda, por lo que deben entender, cuando escribo pedología me refiero a los que según el vulgo, perdón por las palabras, se empedan, están pedos, o sea ebrios Les pido humildemente que hagan a un lado la sorpresa, la duda, e incluso el enojo que les haya podido causar los argumentos que acabo de exponer y le ruego, para que terminen de entenderme, que sigan leyendo la presente Por favor Recuerden: como lo indiqué más arriba, en la razonable pasión que puede despertar en ustedes la pedagogía, está su sinrazón, peligro en el que ve este servidor su conversión en pedología Vean por qué Toda pasión, como la que puede despertar en ustedes la pedagogía, tiene no poco de borrachera, de ebriedad, ya que toda pasión puede embriagar, saturar todo organismo humano, como el vino o el licor ¿Que no? Reflexionen No pocos tratadistas del tema, como sociólogos, filósofos, psicólogos y moralista, coinciden y están de acuerdo que la pasión muy bien puede llevar, ¡y lleva!, al arrebato, al éxtasis, a la exaltación extrema del ánimo, a la enajenación, a la turbación del juicio o la razón Repito, como el vino o el licor Esto muy bien lo conoce y expresa la sabiduría popular en sus dichos Ejemplos: del que desequilibra una pasión, dicen que "está ebrio de pasión"; del que pierde pie por sus logros, que "sufre de la embriaguez de la gloria", y del que se afana y moleta con sus triunfos, que "está borracho de éxito" o que "el éxito lo emborrachó" A lo anterior, por si no fuera suficiente, añádanle lo que por todos es sabido: que la embriaguez es el más nefando y peligroso de los vicios, ya que puede alterar los nervios, como la pasión, agravar enfermedades, debilitar al individuo y sus descendientes, ser motivo de infantilismo, de idiotez, lo mismo que puede hacer la pasión pedagógica ¿Pues que, la educación no ha sido por veces culpable, si quieren sin querer, del infantilismo y hasta de la idiotez de muchos individuos, de generaciones enteras? He ahí por qué digo que la pasión pedagógica debe estar sujeta al escrutinio de la pedología, la ciencia del que se empeda, del que está pedo, pues mucho tiene de la misma Por eso, como les dije les repito: ¡aguas con la educación! Y aquí le corto porque se me termina el espacio, pero le prometo que pronto le escribiré abundando sobre el tema Con todo respeto y afecto para los papás y mamás PEPITO

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