CANTO RODADO: Dos infancias, "Satchmo" y "Duke" Elling Ton

lunes, 13 de octubre de 2003 · 01:00
México, D F, 13 de octubre (apro)- Dicen que infancia es destino Y si hacemos caso de la psicología social, coincidiríamos al afirmar que cuando dos bebés clonados exactamente igual son apartados para vivir en áreas geográficas tan diversas como África y Japón, ambos crecerán tan diferentes entre sí como el día y la noche Tal pareciera que fue el caso de dos magníficas estrellas de la música de jazz quienes nacieron en cunas totalmente opuestas, como la historia recuerda que sucedió con Louis Armstrong, el inolvidable trompetista de Nueva Orleáns apodado “Satchmo” (1900?-1971), en contraste con el no menos importante arreglista y director de orquestas Edward Kennedy “Duke” Ellington (1898-1974), nacido en Washington de una familia negra de clase media Fue el notable crítico musical norteamericano James Lincoln Collier en las biografías de estos artistas, intituladas precisamente “Louis Armstrong” y “Duke Ellington”, en traducción al español de Javier Vergara Editor –fallecido el domingo en Argentina, por cierto-- para la serie “La música y los músicos” de 1987 y 1990, respectivamente, el encargado de llamar seriamente la atención sobre dichas diferencias que marcaron la música de dos figurones del jazz Y de qué manera… Porque “Duke” no creció como “Satchmo”, siendo éste miembro de una minoría despreciada cuyo sentido de inferioridad estaba tan arraigado que casi era inconsciente En cambio, “Duke” más bien formaba parte de un grupo social cuyos miembros habían ascendido a través de logros genuinos, y estaban revestidos de orgullo y un sentido de superioridad, no simplemente sobre los negros inferiores, sino también sobre muchos blancos “Duke” fue hijo único y sus maestros le insistían de pequeño: “Cuando saliéramos al mundo, tendríamos la grave responsabilidad de estar prácticamente en escena, porque cada vez que la gente viera un negro, reevaluaría a nuestra raza Nos enseñaban el decoro en el hablar y las buenas maneras eran nuestras primeras obligaciones, porque como representantes de la raza negra, debíamos imponer respeto por nuestro pueblo… Y en aquella época hubo un intento por promover la integración en las escuelas en Washington ¿Quién cree usted que fueron los primeros en oponerse? Nadie más que los orgullosos negros de Washington, quienes pensaban que el tipo de niños blancos con quienes seríamos arrojados a un colegio no eran lo suficientemente buenos como para competir con nosotros” Sugiere Lincoln Collier que todo aquel que conoció a “Duke” como adulto, pudo comprobar los resultados de esa enseñanza en todas sus acciones: los buenos modales y el decoroso hablar llevados al extremo; su férrea insistencia en ser respetado; el orgullo racial que lo llevó, mucho antes del movimiento “Lo negro es hermoso” de la década de los sesenta, a insistir que él componía música negra; y su necesidad de alternar siempre con la “mejor” gente, que lo condujo a evitar que ciertos miembros de su propia orquesta fueran invitados a convivir con su familia Proverbiales son su amor por la alta cocina, los helados sofisticados, la buena champaña… Para Lincoln Collier, las biografías que ambos escribieron no fueron suficientemente confiables “Duke” escribió la suya poco antes de morir, “Music is my mistress” (“La música es mi amante”), en tanto que “Satchmo” fue el fabricante de sus propias fabulaciones para sus memorias intituladas “Satchmo” Relata Lincoln Collier: “Mucho de lo que se publicó acerca de Armstrong antes de mi biografía no era más que una repetición de los mitos: el 4 de julio de 1900 como fecha de nacimiento; el Hogar de los Niños Abandonados; el surgimiento del jazz en los burdeles de Storyville Una gran parte de esto era pura ficción… “Louis no sólo creció sin fiestas de cumpleaños, sino sin un cumpleaños; no sólo sin obsequios de Navidad, sino sin una Navidad Para él no había fuegos artificiales el 4 de julio, ni bicicletas ni guantes de beisbol Se sentía agradecido con tener un simple par de zapatos y tal vez por ello su música es como la fiesta de un cumpleaños de un niño” Nacido prácticamente en la calle, Louis Armstrong tuvo su primer acercamiento destacado en la música cuando lo metieron al orfanato Jones de Nueva Orleáns hacia 1912, luego de problemas delictivos en su barrio “El hecho de que Armstrong haya iniciado su carrera en el Hogar de Expósitos es de suma importancia Casi todos los pioneros del jazz fueron autodidactas… Sin embargo, este aprendizaje tiene también sus inconvenientes, pues muchos trompetistas autodidactas tuvieron problemas de por vida en los labios, debido a los malos hábitos que se arraigaron profundamente en ellos Tal fue el caso de Louis Armstrong…” En aquellos días del niño Louis, el término “jazz” no existía Y resulta sorprendente la escasa frecuencia con que Armstrong utilizó el término “jazz” en sus escritos o entrevistas Lincoln Collier asegura no tener ningún testimonio de que se haya definido como jazzista en alguna ocasión Al estudiar el desarrollo de su carrera, vemos claramente que casi toda su actividad la desplegó como músico de bandas comerciales para bailes, o como animador general en teatros, películas, radio y televisión Pero “al mismo tiempo tocaba el jazz más refinado que nunca se haya hecho; pero, por lo general, esta era una actividad secundaria para él” En cambio, veamos la contraparte del “niño bien”: “Duke tuvo una niñez cómoda La infancia de Duke no tuvo peripecias y fue más dichosa que la mayoría En sus memorias, Ellington dice que era un entusiasta aficionado al beisbol, pero como adulto jamás mostró interés en ningún deporte A decir verdad, odiaba tanto el aire puro que tenía siempre cerradas las ventanas, y este supuesto amor al beis debe verse con sumo escepticismo… En realidad se ejercitaba para ser no simplemente célebre, sino para la realeza misma” Es poco el espacio de este “Canto rodado” para entender en plenitud los contrastes de ambos músicos y visualizar cómo la niñez marca el futuro Baste ahora mencionar que el creador de “Hello Dolly” logró sus primer acercamiento musical en el burdel “Ponce’s” de Nueva Orleáns cuando era niño (y no en el mítico “Storyville”); que comía frijoles y arroz; que jamás tuvo una figura paterna que lo cuidara y guiara, mas sí muchas amigas prostitutas; que fue estibador en el delta del Mississippi, repartidor de diarios y cargador de carbón Como señala Collier: “Su vida fue la de un muchacho sencillo que trata de conservar el equilibrio en medio de una fama inmensa que jamás espero ni pidió” “Duke” (“El Duque”, obvia traducirlo), en cambio, “fue una de las personas más intratables del mundo jazzístico: distante con su hijo, cruel en su relación con las mujeres e inescrupuloso en el uso de los trabajos con otros músicos” Le gustaba siempre estar a cargo del barco, y así creó geniales discos y obras como “Mood Indigo” Su carisma cautivó a muchos músicos que llegaron a tocar con él como el mismo “Satchmo” en el afamado “Cotton Club” de Harlem por la década de los veinte, y ser despedido por miles de fanáticos quienes saludaron su muerte en 1974 como “el más grande compositor norteamericano” Los dos merecen ser juzgados con justa benevolencia, para escucharlos atentamente en las grabaciones que de manera noble y larga heredaron al universo de los sonidos musicales más trascendentales del siglo XX: el jazz

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