PERMANENCIA VOLUNTARIA: "American pie, la boda"

lunes, 6 de octubre de 2003 · 01:00
México, D F, 6 de octubre (apro)- Después de ver la tercera parte de la serie de películas “American Pie”, no cabe duda de que esta franquicia se ha ubicado con fuerza (y con éxito) dentro de la mente de los adolescentes, como lo fueran en su época las comedias “Chicle caliente”, “Porky’s”, y “La venganza de los nerds” Además, se comprueba que la fórmula que las hizo grandes a todos sigue funcionando: jóvenes, torpes e inocentones, con las hormonas a flor de piel, en busca de su primera relación sexual como medio para convertirse en adultos Lo único que cambia es el contexto y algunas circunstancias En “American Pie: la boda” (“American Wedding”, EU, 2003), los adolescentes en busca de sexo que conocimos en las cintas anteriores han dejado de serlo, ahora son adultos inmaduros ávidos de sexo, pero tendrán la oportunidad, al menos Jim Levistein (Jason Biggs) y Michelle Flaherty (Alyson Hannigan) de convertirse en “adultos plenos” y legitimar esas noches de pasión a través del matrimonio La boda de Jim y Michelle, el chico torpe y la chica ninfómana, será todo un suceso para el círculo de amigos, pues en estos días no cualquiera se casa, pero el amor de éstos es tan grande que no está a discusión; de que hay boda, hay boda, pero la pregunta es si será una ceremonia hermosa o un reverendo fracaso, como lo ha sido toda la vida de Jim Y es que este evento no estará exento de complicaciones y enredos debido a la torpeza de Jim y la imprudencia del más patán de los amigos del cónyuge, Stiffler (Seann William Scott) Aunque el contenido de esta secuela continúa con una dosis importante de referencias sexuales, cabe mencionar que es mucho más romántica y bonita que las dos anteriores, pero no tan graciosa Pero de ahí en fuera no habrá más sorpresas, aunque todavía podemos encontrar a dos de los protagonistas, Paul Finch (Eddie Kaye Thomas) y Stiffler, luchando por ser quien se lleve a la cama a la joven y bella hermana de Michelle La diferencia entre la franquicia “American Pie” y demás franquicias de décadas pasadas, es que nos encontramos aquí con una sexualidad más abierta: el sexo ya no es tanto un tabú, ahora los padres hablan de sexo con sus hijos Y además, las mujeres ya no son tan pasivas como antes: en una de esas, dedican el mismo tiempo mental al sexo que los hombres; pero por otro lado, es quizá más moralina que las anteriores, o de lo contrario, ¿cómo nos explicamos que el desenlace de esta serie de películas se lleve a cabo en el altar? Es como si aquellos que la hicieron dijeran: “Está bien, vamos a hablar libremente de sexo, pero con responsabilidad”

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