TRAS EL TRAZO: El poder de las imágenes en la obra de Leonora Carrington

lunes, 1 de diciembre de 2003 · 01:00
* Exposición de la artista en el Museo de la SHCP * Yo dejo de ponerle categorías a la pintura, dice México, D F, 26 de noviembre (apro)- Con el título “Leonora Carrington, la vocación y sus reflejos”, desde el pasado 13 de noviembre se expone en el Antiguo Palacio del Arzobispado una selección de obra gráfica y esculturas en pequeño formato de la artista de origen británico Es una muestra que, a decir de su curadora Ingrid Suckaer, permite un acercamiento a una iconografía de Carrington en la cual “no se ha profundizado” y aunque en opinión de algunos críticos, la obra de esta pintora no debiera ser analizada psicológicamente, la investigadora opina lo contrario --¿Cuál es esa iconografía en la que no se ha profundizado? --Es ese tipo de obra en las que maneja lenguajes de otra dimensión, sobrenatural por decirlo de alguna manera Es bastante conocido que Leonora Carrington ha hecho estudios sobre diferentes corrientes místicas, esotéricas, religiones antiguas, y creemos que es importante ver qué es lo que ella ha trabajado a lo largo de una vida tan fructífera y una vida ligada al estudio de estas manifestaciones “Sabemos que es una propuesta bastante delicada porque la gente no siempre está dispuesta a ver este tipo de imágenes, pero creemos que es un reto explicarlo de una manera accesible” En su opinión, los asuntos esotéricos son parte de la realidad del universo, aunque no toda la gente los perciba; pero es “obvio que Leonora Carrington sí, y que ha hecho una reflexión muy puntual y profunda de ello” --¿Cuál es la diferencia entre esta obra mística y la ubicada dentro del surrealismo? --Es muy interesante la pregunta, porque platicando con la maestra Carrington nos dimos cuenta de que se molesta un poco de ese estereotipo, porque si bien en sus inicios fue considerada como surrealista siente que se le ha tratado con un cliché, ya que su obra va mucho más allá “En su juventud ella sí estaba totalmente empapada de ese mundo del surrealismo y lo hacía también a nivel de estudios, posteriormente su obra se desplaza hacia un análisis del misticismo” Por correo electrónico, la artista nacida en Lancashire, en 1917, responde si es verdad que ella no considera su obra como surrealista, sino inscrita en los campos de lo fantástico y lo esotérico: “Yo dejo de poner en categorías a la pintura en general” La exposición reunirá 40 obras, entre ellas esculturas en plata de la colección Tane, y varios libros escritos o ilustrados por Carrington Destaca el “Dark Book”, realizado por su hijo, el profesor universitario y dramaturgo Gabriel Weisz, miembro del Sistema Nacional de Creadores --¿Hay alguna relación entre su quehacer literario y el pictórico? --se le preguntó a la pintora --Es una pregunta con espinas y no sé contestarla --¿Sigue escribiendo? --Mando mensajes con la computadora Puros e-mail --¿Y sigue pintando? --En la mañana tengo que lavar mi ropa, luego pago cuentas (electricidad, internet…), después voy al mercado a comprar verduras, pollo, arroz, frijoles… Luego regreso, cansada Y miro el espacio La exposición de Carrington es acompañada por un catálogo en el cual escriben los psicólogos Alejandro Olarte y Armando Almazán, así como la especialista en Carrington, Rita Alazraki, quien escribe sobre el estudio del esoterismo en la pintora: “las disciplinas que la artista ha estudiado son caminos que llevan a un sitio, pero no son el sitio mismo; por eso para Carrington no hay verdades absolutas, sino vías de acceso a otros tipos de conocimiento que alumbren en el verdadero significado de la vida Sus imágenes no son la representación de teorías, sino el lugar donde se gesta la síntesis visual e intelectual de estas coincidencias y es en ellas donde se genera el lugar del encantamiento Ella ha sido su propio laboratorio de conocimiento, y sus imágenes el caldero alquímico donde se han cocinado múltiples encuentros” La exposición puede visitarse en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en el Antiguo Palacio del Arzobispado, en el Centro Histórico de la Ciudad de México

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