BUZÓN DE APÓCRIFOS: Futbolera
México, D F, 29 de diciembre (apro)- Por mi madre, lectores, confieso que nunca me había imaginado que el más popular de los deportes, el futbol, sirviera también para dar de patadas, es decir, para criticar ferozmente a la visión y práctica empresarial de la historia, que constantemente nos restriega y friega con su lema de que “todo lo sabe hacer mejor”
Por considerar que el reflexionar sobre ese hecho puede ser a útil a todos, así nos guste, disguste o nos sea indiferente el mencionado deporte, escribo la presente a este buzón
Confieso que, ingenuo de mí, como seguro les ocurre a tantos de ustedes, pensaba y veía a la práctica profesional del futbol como una de as más excelsas expresiones de la fraternidad competitiva, pues qué, ¿no mucho equipos, sobre todo los de fama internacional, esos que son ejemplo a seguir para no pocos, no sus preparadores físicos, directivos técnicos, jugadores y a veces hasta sus dueños o empresarios, no provienen de los más diversos países, no tienen los más variados colores en su piel y, a veces, incluso profesan diferentes creencias religiosas? Ante esta verdad irrebatible, repito, ingenuamente creía que el futbol, a nivel masivo y como ningún otro deporte, hacía realidad el dicho “entre todos, los sabemos todo” y su consecuencia: el posibilitar por ello la capacitación para la competencia y el triunfo en la misma, con el añadido de no tener la necesidad, ni real, ni directa ni indirectamente, de tener que cortar la garganta a los adversarios
Lo admito, más de una vez dije regocijado ¡Aleluya! ¡Aleluya!, al considerar tontamente que el futbol, como ningún otro deporte, era global, plural e incluyente, como preconiza la filosofía de vida que rige al mundo en la actualidad
Por lo expuesto, entenderán que me cayera como cubetazo de agua helada en la cabeza el oír en días pasados, en un noticiero de TV, las contundentes declaraciones críticas que hiciera a un prestigiado periódico inglés nada menos que el presidente de la FIFA, el señor Joseph Platter, que sin pelos en la lengua y a calzón quitado, como vulgarmente se dice, señalaba que algunos de los más famosos equipos de futbol europeos, verdaderas potencia económicas en su ámbito del deporte, son como tales antideportivos, es decir, innobles o lo que es lo mismo, carecen de honestidad y generosidad, ya que en sus prácticas para conseguir sus objetivos, no tienen en cuenta el humanismo, les importa un bledo la dignidad humana, desprecian la cultura y llevan a cabo el robo de valore jóvenes, acciones todas que son una burla al cacareado fair play o “juego limpio”, que debe ser norma de toda competencia entre caballeros En fin, que les puso como Dios al perico
No he de negar que en principio esas declaraciones me sorprendieron y hasta me apenaron; luego, más calmado, la reflexión me puso en claro que era lógico y natural que el deporte del futbol, como una actividad más de la visión empresarial de la historia, no podía estar libre de las más funestas prácticas de la misma, ya que al proclamar e imponer la idea del progreso por medio de la competencia, al fomentar y establecer que el capital convierta todo en mercancía, incluido lo divino y lo humano, sujetándolo todo al imperativo económico de costo y beneficio como suprema balanza medidora de vida, propicia y hace realidad la teoría del juego de suma cero, en el que ferozmente se cumple el que las ganancias de unos sean siempre pérdida para los otros, con lo que la jaleada globalización, que se prometió como plural, incluyente y respetuosa de las minorías, queda en eso, en promesa, al tiempo que vemos y comprobamos que compañías transnacionales, las más poderosas representantes de la visión empresarial de la historia, capaces de desestabilizar por su poder financiero a no pocos gobiernos, ser denodadas defensoras de la macroeconomía, que divide a la humanidad en macro y microhombres; para nada tener en cuenta la dignidad de las personas, pues no se tientan el corazón para hacer a un lado o atropellar la cultura, los usos y costumbres de las mismas cuando representan un estorbo para sus muy particulares intereses; ser favorecedoras y desvergonzadas aprovechadas de la llamada “fuga de cerebros”; sin sonrojo, ser en no pocos casos con sus decisiones, factores determinantes de la progresiva contaminación, del creciente deterioro del ambiente, de funestas consecuencias para todos
Ante esto, digo: que bueno que el futbol, tan frecuentemente empleado para distraer e incluso para imbecilizar a la masa, por una vez sirva para hacernos reflexionar sobre las atroces contradicciones de la visión y práctica empresarial de la historia
Bien, estas son mis reflexiones futboleras Ustedes, lectores, dirán si están fuera de lugar
Deseándoles una feliz Navidad y un mejor año, queda de ustedes su seguro servidor
JUAN PELOTA