Homenaje a Rosario Castellanos a 30 años de su muerte

lunes, 8 de noviembre de 2004 · 01:00
México, D F, 8 de noviembre (apro)- Rosario Castellanos es ubicada como una mujer polifacética ejemplar y a su obra la sitúan los críticos como una clásica del siglo XX Los escritores Griselda Álvarez, Elsa Cross, Andrés Henestrosa, María Luisa La China Mendoza y Silvia Molina; y el fotógrafo, pintor y primo de la autora de Balún Canán, Carlos Jurado, la evocan, sin embargo, con dificultades al considerarla “muy especial” Aunque los 30 años de la muerte de Castellanos se cumplieron el pasado 7 de agosto (falleció electrocutada al conectar una lámpara en Tel-Aviv, Israel, donde era embajadora), El Fondo de Cultura Económica (FCE) y El Colegio de México (Colmex) organizaron para los días 3, 4 y 5 de noviembre el Coloquio Internacional Homenaje a Rosario Castellanos a 30 años de su muerte Ahí, académicos, escritores y críticos literarios de Estados Unidos, México y otros países hablaron de las “múltiples facetas de la obra y vida” de la escritora Dolores Castro, Beatriz Espejo, María Luisa La China Mendoza, Carlos Monsiváis, Carlos Montemayor y Vicente Quirarte formaron parte del encuentro Además, el pasado 2 de noviembre en el City Collage, de Nueva York, se realizó una mesa redonda sobre la narradora y poeta, organizada por la escritora Carmen Boullosa y la renombrada crítica literaria Jean Franco También, el 4 de noviembre se inaugurará en el Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dirigido por Silvia Molina, un altar de muertos dedicado a la autora chiapaneca en su sede de Brasil 37, en el Centro Histórico Con 97 años de edad, el escritor oaxaqueño Andrés Henestrosa expresó a esta agencia, con voz apenas audible por teléfono, que el trabajo de Castellanos es realmente extraordinario, “pero no logró expresarse en su totalidad, pudo haber hecho más si no hubiera muerto” El autor de Los caminos de Juárez prefiere la poesía, los relatos y los ensayos de la escritora, quien nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925, pero residió de niña en Comitán, Chiapas Por su parte, la poeta Elsa Cross confesó que literariamente no se siente cerca de la poesía de Castellanos, “ni por los temas ni por su tratamiento, o sea su estilo, pero eso no significa nada ni le resta ningún mérito” No obstante, consideró a Castellanos como una figura importante: “Se volvió emblemática de la mujer porque logró desarrollar, en muchos campos, una vida profesional plena en una época que en nada favorecía todavía el desenvolvimiento intelectual y artístico de las mujeres Hubo como cinco o seis poetas mujeres de su generación y en las generaciones siguientes son incontables” Con voz pausada, Griselda Álvarez, poeta, narradora y primera gobernadora que hubo en el país, más que la poesía de Castellanos exaltó su prosa: “En sus libros hay un acento nacionalista, indigenista notorio, que la hace ser una de las mejores escritoras respecto al tema de los indígenas” Puso como ejemplo la novela Balún Canán (1957, Premio Chiapas 1958), “donde trata a profundidad y bien hecho el tema del indigenismo” Coincidió con Henestrosa: “Si hubiera vivido más estoy segura que nos hubiera dado mejores frutos, todavía Rosario Castellanos tenía mucho que escribir Recuerdo mucho el amor que tenía por su hijo, como diplomática fue brillante, muy reconocida…” Castellanos hizo una maestría en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y llevó cursos de estética y estilística en la Universidad de Madrid A su regresó, enseñó materias humanísticas en el colegio Miguel Ángel y la Universidad Motolinia de la Ciudad de México, el Instituto de Ciencias y Artes, la misma UNAM, la preparatoria de San Cristóbal y la Facultad de Leyes de Chiapas, entre otras instituciones Publicó poesía como Trayectoria del polvo, Apuntes para una declaración de fe, Presentación en el templo y Dos poemas dramáticos: Salomé, y Judith, al pie de la letra También cuentos: Ciudad real, Los convidados de agosto y Álbum de familia Escribió otras dos novelas: Oficio de tinieblas y Rito de iniciación, la cual escribió en 1966 pero se publicó hasta 1997 en Alfaguara con el permiso del hijo de la escritora, Gabriel Guerra Castellanos Censura o autocensura En una entrevista realizada por Luis Adolfo Domínguez y publicada en la Revista de Bellas Artes de enero-febrero de 1969, Castellanos habló que Rito de iniciación era “un acto fallido por completo” Detalló: “En esa novela quise apartarme de la línea que había seguido siempre De ese realismo muy… pues muy ingenuo, en el sentido que tiene ese término en filosofía… “El resultado es el desastre, pero sobre todo lo que tiene esa novela, y que me daría mucha vergüenza que la gente supiera de mí, es que es muy pedante” En 1997, Oscar Bonifaz, biógrafo de Castellanos, explicó que la autora no encontró en Rito de iniciación la suficiente calidad (Proceso, 1070); “y la otra versión es que el editorialista (Arnaldo Orfila Reynal de Siglo XXI) le pidió la modificación de algunos capítulos, exigencias que naturalmente no fueron cumplidas” El filósofo y poeta Jaime Labastida aclaró en 1997 (Proceso, 1070) que Castellanos retiró la novela por iniciativa propia en 1969 de la editorial, de la cual es director La Secretaría de Educación Pública (SEP) reunió 30 ensayos suyos en Mujer que sabe latín (1974) En entrevista a parte, Silvia Molina opinó que la obra de Castellanos es ya clásica del siglo XX y se recordará siempre como uno de las escritoras más importantes A la autora de La mañana debe seguir gris siempre le interesaron los temas que abordó Castellanos: “Cuando escribía en Excélsior, en esa época estaba escribiendo Ascensión Tun que tiene mucho que ver con ella, en el sentido del interés por el indígena” Recomendó a los jóvenes acercarse a Castellanos porque su obra siempre estará vigente, pues sus temas son universales María Luisa La China Mendoza alzó la voz de emoción al platicar con esta reportera: “Es la gran escritora desaparecida, para desgracia de la literatura mexicana Fue una mujer entera: enamorada, madre, asceta y, por supuesto, una buena escritora Sus más grandes características fueron el sentido del humor, la lealtad, la fe, lo femenino y el amor En el periodismo también destacó Si hacía crítica la bondad de su corazón se derramaba en cada palabra, cosa muy rara entre los críticos, a impulsar a los nuevos escritores entre los cuales estoy yo “Le estaré eternamente agradecida Escribió un ensayo sobre mi primera novela (Con él, conmigo, con nosotros tres), me dio un empujón que no he requerido de nadie más porque fue justa, y nunca tuvo en su corazón esa nube negra que es la envidia” Como embajadora, narró que fue impecable y luminosa: “Precisamente murió al encender una lámpara, ella que era una lámpara “Desalentó la soledad con una dignidad impar, escribiendo, claro Para eso sirve la literatura Dejó una cantidad de alumnos, seguidores sonrientes y lectores” Luchadora por los pobres Mendoza ha releído Balún Canán y la consideró un hito de la literatura mexicana “No cesó un día su combate por los indígenas, su rabia frente a la injusticia que ella atestiguó desde niña en Chipas la volvió una guerrera, luchadora por los más pobres Yo veo que es una vida ejemplar, muy poco comparable a tantos escritores apoltronados en sus becas En un gran honor a las mujeres” Fue promotora cultural del Instituto Chiapaneco, directora del teatro guiñol del Centro Tzeltal-Tzotzil, redactora del entonces Instituto Nacional Indigenista (INI) Carlos Jurado trabajó con su prima Castellanos en el INI en Los Altos de Chiapas: “Estaba como encargado del departamento de Ayudas Visuales, producíamos todo el material gráfico Ella llegó a trabajar ahí, no nos conocíamos y descubrimos nuestro parentesco allá, afortunadamente laboramos juntos, en fin Además, teníamos a nuestro cargo el teatro guiñol Ella escribió algunos argumentos y se entusiasmó tanto que se hizo parte del teatro Hacíamos giras mensuales de unos 10 o 12 días cada mes por todos Los Altos de Chiapas” El exdirector de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana rió al contar una anécdota: “Nosotros llegábamos a lugares muy aislados, donde no llegaban los servicios médicos, y de repente hacíamos cosas bárbaras Íbamos a sitios donde los niños estaban llenos de piojos, entonces se nos ocurrió comprar de nuestro sueldo unas máquinas para pelarlos Después de la función poníamos a los niños en fila y los rapábamos y resultaba bien, les dábamos medicinas, en fin Bueno, no era nuestra misión, pero nos metíamos en todo y eso nos llevó a tener conflictos muy serios con el director del INI hasta que nos corrió “Rosario no era una militante política, no tenía un partido, ni una línea, pero era una gente con una convicción de justicia y en ese tiempo los que estábamos trabajando ahí queríamos reivindicar a los indígenas, éramos muy idealitas Estábamos con un idealismo muy ingenuo pero muy bien intencionado No éramos expertos en política ni analistas, pero había una vocación de servicio” Es la hora de releer a la autora de Poesía no eres tú

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