PLATOS LÁSER: Las 500 canciones del rock
México, D F, 10 de diciembre (apro)- Siempre es importante ahondar en el baúl de los recuerdos para rescatar las viejas melodías de ayer, de hoy y tal vez, de siempre, que se han grabado en nuestra memoria La revista “La Mosca en la pared” realizó hace poco una encuesta con sus especialistas musicales (Pepe Návar, Sergio Monsalvo, “Hugol” García Michel) para exhibir las primeras mil peores canciones del rock mexicano y ahí, en la picota, encontramos romanzas de la talla “Triste canción de amor”, una de las rarezas sensibleras de Alex Lora extraída de cuando tronó el viejo Three Souls In My Mind y él firmó una nueva banda con (¡horror!) la transa-cional (WEA, hoy Warner Music México, donde mantiene su contrato) para su disco “Simplemente El Tri”, en 1984
De aquel “comal-disc” fabricado en acetato también Lora hizo un des-arreglo al rolón de Rockdrigo “Estación de Metro Balderas”, reduciendo los trece acordes del “Profeta del Nopal” a tres y cambiando su muy ingeniosa historia original: la chava que abandona al trovador rupestre (“ahí fue donde yo perdí a mi amor”) es transformada por Lora en prostituta (“ahí fue donde ella se metió al talón”), y aunque los puristas criticaron este abuso de autoridad, deformación artera o plagio vil, mucha banda conoció a Rockdrigo por la difusión de dicha pieza que, por cierto, El Tri continúa presentando en vivo…
A nivel gabacho, la publicación “Rolling Stone” (all the news that’s fit to print) se fue más o menos por la misma carretera pero al revés, es decir: presentando las 500 canciones más grandes del rock con mayúscula (léase: allá, del otro lado, “of course”) en su “número de colección” fechado el 9 de diciembre, uno más de los especiales por los festejos a medio siglo del nacimiento del rock
La rola que se lleva las palmas en esta encuesta es, ni más ni menos, “Like a Rolling Stone” (“Como una piedra rodante”) del jefe Bob Dylan, una canción con carga machista que sirve como despedida a una niña rica cuya vida ha caído demasiado bajo; pero si usted sospecha que además de machina este canto es una loa a la supremacía de la raza judía, para mí que el verso “cuando no tienes nada, entonces nada tienes qué perder” es uno de los que esta existencia ha valido la pena y de las mejores sugerencias en el amor que jamás haya escuchado La canción que “Rolling Stone” da como segunda es (I Can’t Get No)” Satisfaction” (“Satisfacción”) de Los Rolling Stones, sin comentarios; al tercero fue a parar Imagine (“Imagina”) de John Lennon, ciertamente una de las más cantadas por chicos y grandes, como para inspirar paz y amor a cualquiera; al cuarto y al quinto, dos de negros: Marvin Gaye con su espléndida “What’s Going On” (“Qué pasa”) y la otra, “Respect” (“Respeto”) por Aretha Franklin, “La reina del Soul” Es bueno parar aquí y recordar al hoy casi ignorado Gaye, uno de los geniotes del “sonido Motown” de Detroit que diera magníficos frutos como (oiga usted, decía Paco Malgesto): Stevie Wonder, Temptations, Las Supremas y también Jackson 5 y sí, el mismísimo Michael Jackson El siempre rebelde Gaye (era un tipo que odiaba al gobierno, se negaba a pagar impuestos y su final fue terrible) quiso en los años 60 grabar un disco con aires de protesta y contra la voluntad del dueño de Motown, Berry Gordy se salió con la suya e hizo “What’s Going On”, implorando amor para la humanidad, surcos que alcanzaron gran éxito e iluminaron corazones Gaye terminó sus días siendo asesinado por su viejo padre, un sacerdote de la Iglesia de Pentecostés quien le metió varios escopetazos, el mentado Gaye con quien había discutido momentos antes del desenlace (lo mejor es ir al concierto en DVD de Marvin Gaye presentándose en el Festival de Montreux, Suiza 1980, todo un gran performer cantando todos sus éxitos como aquel “I Heard It Thru The Grapevine” o “Lo supe por ahí”, que fusilaran muy bien los fangosos Creedence Clearwater Revival y su líder John Fogerty) En cuanto a la otra canción soul, “Respeto”, la escribió un brillante artista que se llamaba Otis Redding (el que se tiraba en el muelle de la bahía de Brooklyn a rascarse la barriga) y está considerada como el primer himno feminista de las chavas rock En el sexto sitio aparece una joya, “Good Vibrations” (“Buenas vibras”) de Los Beach Boys , sin duda, un verdadero avance para propiciar la evolución del pop simplón a terrenos más elaborados partiendo de vocalizaciones (este tipo de pequeñas “sinfonietas” construidas con bajos “jazzy”, al combinarse con instrumentos experimentales como el theremin de las películas de “El Santo vs las hermanitas Velásquez” salvaron armónicamente al rock y expandieron sus ritmo, otras combinaciones que serían pulidas con preciosidad al otro lado del océano por el Mersey Beat inglés y durante la onda setentera de Emerson, Lake and Palmer) El compositor de esta gloriosa rola es Brian Wilson, quien en el 2000 regresó a las arenas del espectáculo con un disco sinceramente inolvidable que grabó con sus hermanos playeros en los 60: “Pet Sounds” (“Sonidos de mascotas”, influencia definitiva para McMoney y sus Beatles), en vivo con su grupo (hay un DVD de aquellas presentaciones en Londres); desafortunadamente, casi todo lo que ha sacado posteriormente es alabado sin restricciones y hasta premiado con cinco estrellitas en revistas como “Rolling Stone”, como su “Smile” (“SonRisa”) —sic-, resucitado de las tumbas Beach Boys Y hablando de tres tonos, Chuck Berry quien creara el “paso de pato” con su Fender, ocupa el séptimo lugar en la lista con “Johnny B Goode”, este sí, un auténtico rock clásico sin mucha pretensión que todo buen fan del género conoce; así llegamos al número ocho para ponernos de pie, pues entran desde el Imperio Británico (por fin), los cuatro melenudos de Liverpool con “Hey Jude” (“Oye Jude”), pero: ¿es acaso la mejor de ellos? Sinceramente no lo creemos y bueno, estos son los riesgos de ponerse en las botas del profesor chiflado a calificar música Y el número nueve, el número nueve, el número es ¡Nirvana! Qué bueno que estamos ya en épocas más posmo con este Kurt Kobain y su rola “Smells Like a Teen Spirit” (“Olor a un espíritu adolescente”) de su notable CD “Nevermind” Ya al bajar al peldaño diez y ver el nombre de Ray Charles podríamos pensar que se lo ganó más por haber muerto este año que por ser un auténtico maestro; pero este pianista invidente fue uno de los indiscutibles inspiradores de la buena música y esa otra que también nos gusta:”What I’d Say” (“¿Qué dije?”) marcó con su locuaz martilleo introductorio al órgano en los oídos Beatles durante sus años alemanes (otra vez) y los viejitos rocanrolleros (Elvis “Pelvis, The Killer” Jerry Lee Lewis) invariablemente siguieron los tempos y tronaron sus dedos con Ray (si bien, para decir sólo la verdad, a estas alturas del partido o sea, ¡son cincuenta años del rock!, yo prefiero mucho más su baladita “Georgia” (On My Mind), “Georgia en mi pensamiento”, para recostar a mi nena al hombro y luego No vamos a seguir aquí las otras 490 melodías que “Rolling Stone” ofrece como las mejores de todos los tiempos Sinceramente, este tipo de ejercicios de matemática valorativa sirven únicamente para voltear los ojos fuera de esta maldita selva cotidiana y soltar aquella frase que dice “recordar es vivir” Para mi que “Ricardito” era el más chingón de todos: él sí que estaría de acuerdo conmigo y no preguntaría: “Y yo, ¿por qué?”