Yun Chac, centinela de la tradición en Campeche

miércoles, 15 de diciembre de 2004 · 01:00
* Esfuerzos de un grupo de artistas para no dejar morir la música maya Pomuch, Campeche, 14 de diciembre (apro) - Centinela de ancestral tradición, el grupo Yun Chac, (dios de la lluvia) se bate en una lucha cotidiana para no dejar morir la música maya Liderado por Santiago Estrella Moo, de 66 años, el quinteto se caracteriza por el uso de instrumentos vernáculos, entre los que sobresale el legendario tunkul, hoy a cargo de Fernando Pool Dzul y Julio Roel Balam Euán También forman parte del grupo Carlos Manuel Pech Balam, en la voz y el güiro, Carlos Fernando Balam Euán, en el caracol, y Miguel Canché Tun y Gaspar Baltasar Tun Balam, ambos en la armónica Pese a ser el único grupo que en su género hay en el estado, los miembros de Yun Chac se quejan de la falta de apoyos institucionales para impulsar esta manifestación cultural Aunque se les requiere cada vez que hay algún encuentro cultural o llegan visitantes extranjeros, hasta ahora el Instituto de Cultura les ha negado las facilidades para grabar su música "Siempre nos preguntan, sobre todo los extranjeros, si tenemos discos para vender, pero no hemos podido grabar ninguno Siempre nos dicen que no hay presupuesto", aseguran, y comentan que por cada presentación se les paga cien pesos por cada uno, más los gastos de traslado, hospedaje y alimentación "Cuando son eventos grandes nos apoyamos con las propinas que nos dan, pero en promedio sólo logramos, cuando mucho, cinco contratos al mes Esto lo hacemos sólo por amor al arte, porque no nos deja para vivir, y mucho menos para hacer crecer al grupo Necesitamos más instrumentos, cambiar nuestro vestuario, comprar micrófonos, pero no sale" Estrella Moo, la voz principal del quinteto, quien a causa de un herpes agudo que le semiparalizó medio cuerpo quedó imposibilitado para seguir tocando el tunkul, se gana el sustento trabajando en su milpa Fernando Pool Dzul, de 41 años, está dedicado a la sastrería; Carlos Manuel Pech Balam, de 20 años, es estudiante de la carretera de administración en el Instituto Tecnológico Agropecuario de Chiná; Carlos Fernando Balam Euán, de 22, se emplea como obrero; su hermano Julio Roel, de 25, despacha en una gasolinera, lo mismo que Gaspar Baltasar Tun Caso dramático es el de Miguel Canché Tun quien, invidente de nacimiento, debe pedir caridad para sobrevivir Además, confiesan, son motivo de burla por parte de su comunidad "En otros lados aprecian más nuestra cultura", dice apesadumbrado Julio Roel "La gente del pueblo nos dice ahí van los ?tizocs?, cuando nos ve pasar con la vestimenta que usamos para nuestras presentaciones, que es el traje típico que usaban los campesinos antiguos, que es una camisa y un pantalón de manta, el cotíl (una especie de mandil sobre el pantalón para cubrir las partes íntimas), sombrero de palma y alpargatas; o ?los margaritos?, esto último por una de las canciones que compuso don Santiago" "Queremos enseñar a las nuevas generaciones, pero ya nadie quiere, muchos no quieren ni hablar la maya, menos aprender nuestras tradiciones musicales" Sin embargo, "esto nos ha dejado grandes satisfacciones, como conocer lugares nuevos, que de otro modo quizá no hubiéramos podido visitar", dice, y comenta que además de algunos municipios del interior del estado, se han presentado en Palenque, Chiapas "Nos invitó la Universidad de Michigan a presentarnos en Estados Unidos, pero desafortunadamente no pudimos ir" La leyenda del Tukul En entrevista, don Santiago narra la leyenda del Tunkul, o Pochoc-ché, instrumento prehispánico de percusión hecho de madera de mora para el que se utilizan como baquetas el tronco de la palma de huano Dice que por allá de la segunda mitad del siglo XIX un grupo de campesinos de Pomuch dedicados a la chiclería acampó como solía hacerlo a la orilla de un acal (aguada) en las inmediaciones de las ruinas de Edzná "Una noche, enmedio de un temporal, el grupo, compuesto por cuatro personas, escuchó una extraña música Todos la escucharon, y, aunque asustados, creyendo que los demás dormían, ninguno se atrevió a despertar a los otros A la mañana siguiente, cuando alguien comentó lo sucedido, supieron que todos habían escuchado aquella misteriosa música, y que a causa de ella ya nadie pudo conciliar el sueño "La noche siguiente el incidente se repitió Al aclarar el día, se decidieron a investigar de dónde provenía el sonido No tuvieron suerte, pero no cesaron en el intento, hasta que pasadas varias lunas llegaron a las ruinas de Edzná y comenzaron a explorar el sitio Ahí, un domingo, subieron al copete de un cerro, en una cavidad hallaron el tunkul, que originalmente era de piedra, y un caracol Prosigue: "Así, cada domingo, acudían al sitio a ver quién tocaba, pero nunca encontraron a nadie, porque eran los fantasmas de los antiguos quienes lo tocaban, hasta que un día decidieron amarrar el instrumento con un tantab (mecapal) y llevárselo", pero debido al peso de la pieza, quien lo llevaba resbaló del cerro y en la caída se quebró "Ellos quedaron tristes, pero entonces decidieron hacer una réplica en madera y lo trajeron al pueblo, pero como se le relacionaba con el mal, fue enterrado y sólo se le sacaba para carnaval mediante un ritual que persiste hasta nuestros días" Explica Fernando Pool: "Se le baña en trago, balché, romo y se le prenden cigarros para que los espíritus no hagan mal" Recuerda que hasta hace unos años se desenterraba el tunkul para el carnaval, "y se iba tocando de casa en casa por todo el pueblo, y cuando terminaba se le volvía a enterrar en un lugar secreto" "Esa es una tradición que desafortunadamente ya se perdió Ya no se le saca para el carnaval, porque don Santiago ya no quiere, no se lo permite su religión, y es una pena Nosotros queríamos resucitar esa costumbre Ya tampoco lo enterramos, ahora lo guardamos debajo de la mesa "Pero lo que no queremos es que se pierda esta tradición Necesitamos perpetuarla, como un legado para las futuras generaciones, y por ello necesitamos que las autoridades nos apoyen para darle más impulso al grupo"

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