El cine como la mejor forma de ver danza
México, D F, 8 de marzo (apro)- Una investigación especializada llevada al cabo por el National Endowment for the Arts, en conjunción con el la Oficina de Censos –ambas en Estados Unidos-- evidenció que sólo el seis por ciento de la población estadunidense ha visto, cuando mucho, un ballet en los últimos doce meses
Esta información no sería tan interesante si no fuera porque el hecho real, es que la mejor forma de acercarse a la danza, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, es a través del cine
Robert Altman descubre el ballet
El último film del cineasta Robert Altman, “The Company”, es sobre la subcultura del ballet Recién exhibida en el Festival Internacional de Cine de la Ciudad de México, y que pronto estará en cartelera, la cinta es un retrato muy personal sobre lo que sucede dentro y fuera de una compañía de ballet
Según Joan Acocella, crítica del periódico The New York Times, la mayoría de las cintas sobre bailarines se articulan desde una limitada perspectiva donde coinciden lugares comunes y estereotipos: “Los bailarines de ballet son obsesivos, sus vidas son angustiantes Son anoréxicos; sus pies sangran; no tienen tiempo para salir con nadie Tienen mamás que los presionan sin piedad e impiden que coman helados Después de decenas de años trabajando duramente sólo tienen una pequeña oportunidad de entrar a una compañía grande Y si lo logran, muy pronto se verán rodeados de homosexuales agriados y de bailarinas cursis decididas a impedirle el paso a cualquiera que quiera aventajarlas, todo, mientras acarician suavemente a sus perros poddle”
Sin embargo, la realidad es menos romántica y más práctica: la mayoría de los jóvenes bailarines de ballet no son más obsesivos, trabajan más o tienen menos oportunidades laborales que cualquier otra persona que ha centrado sus intereses en las artes escénicas
La idea de “The Company” fue de Neve Campbell, la guionista de “Scream”, “Scream 2” y “Scream 3”, quien confesó a la revista Times que “su interés era mostrar la dicotomía del ballet, entre la intensidad del dolor físico y lo que puede verse en un escenario”
La primera vez que Altman visitó una clase, la llamó y le dijo: “¡Los bailarines se sacan los leotardos del culo todo el tiempo! ¡Tienen hoyos en sus mallas y sus pies sangran constantemente! ¡Me encanta esta cosa!
Pero más allá de éstos detalles que todo mundo conoce, lo mejor de la película es que muestra algunos de los códigos reales de la profesión: En las clases de ballet existe una regla no escrita de que los bailarines más avanzados trabajan al frente de la clase, los menos avanzados se ordenan detrás de ellos, en orden decreciente, según sus habilidades y talento artístico No existe una lista que los ordene, esto simplemente lo saben todos y así es Los lugares en la barra son intocables, nadie puede colocarse en el lugar que otro ocupa de forma cotidiana, entre otros detallitos
No existe una forma correcta de filmar danza, hay quienes consideran que los registros fílmicos deben hacerse mediante los emplazamientos en grandes planos El mayor acierto de Altman, en cambio, es el haber colocado sus cámaras justo en medio del escenario, y de tal forma que pueden verse de cerca los esfuerzos desmesurados, el impulso para sostener el cuerpo de una bailarina como si fuera una pluma y sobre todo, el sudor que corre a mares e inunda los cuerpos Una especie de backstage de los artistas que viven de su elasticidad y la dominan en aras de convertirse en seres que aparentan hacer todo muy fácilmente
Carlos Saura y su danza de los siete velos
Ducho en filmar, crear y recrear danza a través del cine –“Bodas de Sangre”, “Carmen” y “El Amor Brujo”, entre otras--, Carlos Saura retoma en “Salomé” su gran pasión dancística: el flamenco
Concebido como un film de época, “Salomé” transcurre hace veinte siglos en Galilea Herodes a punto de celebrar su cumpleaños, anhela que su hijastra Salomé baile para él A cambio de esto, le ofrece públicamente cualquier cosa que ella haya deseado Indignada porque Juan, El Bautista la rechazó --pese a su belleza--, pide su cabeza en una charola Hasta ahora, esta nueva película le ha valido a Saura el premio a la “Mejor Contribución Artística del Festival de Montreal”
La idea de realizar la historia de la joven que pasó a la historia por quitarse –despacito-- cada uno de los velos que la cubrían mientras bailaba, fue de Aída Gómez Tras abandonar el Ballet Clásico Nacional de España, la coreógrafa y bailarina quería explorar nuevas formas de creación dancística
Para ello se valieron de la simplicidad aparente de unos decorados minimalistas y de la posibilidad de rodar ensayos, los cuales se vuelven un tanto ficticios como reales Saura tomó la decisión de optar por el video de alta definición para los ensayos y se reservó la nitidez de los 35 milímetros para la obra acabada En el argumento, la coreografía y la acción real avanzan codo con codo y se nutren de la misma fuente
En la lectura de algunos de los detractores de Saura, el film transcurre “entre el teatro filmado y la video-danza Más preocupado por los movimientos de la cámara que por los cuerpos de los bailarines” Los primeros planos, los grandes encuadres típicos del cineasta de origen español se repiten para mostrar una “puesta en escena de otra puesta en escena”
Con argumento del propio Saura, música del compositor Roque Baños, la película hace un collage de flamenco más depurado con motivos árabes, pakistaníes y piezas religiosas occidentales
Por desgracia, la triste historia de Juan El Bautista tendrá que esperar un rato antes de exhibirse en México La puesta en escena no se verá jamás aquí
Es decir que para poder ver las entretelas del Joffrey Ballet o asistir al espectáculo “Salomé” hay que hacerlo a través del cine