BUZÓN DE APÓCRIFOS: Un día sin

lunes, 2 de agosto de 2004 · 01:00
México, D F, 2 de agosto (apro)- Queridísimos lectores y lectoras de este buzón: digo y sostengo que la película “Un día sin mexicanos”, raya en la genialidad ¡Ah! No vayan a creer que lo hago por que tengo la ventaja, sobre ustedes, de haberla visto ya Nada de eso Todavía no he tenido la oportunidad de hacerlo por dos razones obvias Primera, porque aún no se ha estrenado en el país; segunda, que por no pertenecer al medio, y ser de los de infantería, esto es, gente del común, no fui invitada a la proyección especial que se dio en un recinto de la UNAM, lo que quiere decir que, como muchos de ustedes, sólo la conozco por referencias, por lo que en diferentes espacios viene diciéndose de la misma ¿Qué por lo anterior es una locura que me atreva a dar opinión tan rotunda? Puede, pero eso no la descalifica pues, con toda proporción guardada, recuerden que Don Quijote sobrevive por sus locuras Entiéndanme, esta servidora de ustedes no pretende tanto, únicamente justificar la presente Hecha esta aclaración, sigamos con el tema En este tiempo de contradicciones, de intereses enfrentados, generadores de tantas marchas y manifestaciones para protestar o reclamar por esto, lo otro o lo de más allá, que no pocas veces son motivo de alborotos y mitotes en los que se dan actos de vandalismo con roturas de vidrios, pintas ofensivas, saqueos de comercios, banderas quemadas, palos y pedradas a las “fuerzas del orden”, y respuestas violentas y hasta brutales de las mismas, actos todos que no pocas veces se resuelven con detenidos, heridos y, en algunos casos, con algún muerto, díganme si no raya en la genialidad que, según han dicho su director, Sergio Arau, y la guionista, Yareli Arizmendi, lo que ofrece y a lo que aspira la película “Un día sin mexicanos”, es a “que la gente vea desde muchos puntos de vista que se pueden tocar temas muy cabrones con sentido del humor” ¡Lotería!, digo, ya que según mi leal saber y entender, ahí se encuentra el meollo de su rayar en la genialidad Vayamos por partes para ir aclarando lo que digo La película, según han expresado director y la guionista de la misma, se basó en la paradójica y difícil premisa de: “¿Cómo hacer visible lo invisible?: retirándolo de la vista” Insisto, díganme, ¿no raya en la genialidad que tan difícil premisa la hayan resulto en clave de lo cómico, del humor, de la risa? Si alguna duda les despierta lo que llevo diciendo, mis estimados lectores, bueno será que recordemos que el humor, la risa, es un atributo esencialmente humano Ningún otro animal es capaz de reírse y menos de él mismo, como incluso lo puede hacer el hombre Y para saber del valor de lo cómico, del humor, de la risa, bueno será también que recordemos que Coleridge escribió: “No hay espíritu perfectamente conformado si le falta el sentimiento del humor”; que Chamfort dijo: “El día más irremediablemente perdido es aquel en que no nos hemos reído” Que el pensamiento “El humor, rebelión superior del ingenio”, se lo debemos a André Bretón, y la frase “Lo cómico, al ser la intuición de lo absurdo, me parece más desesperante que lo trágico”, a Eugene Ionesco Que El Corán dice: “El que hace reír a sus compañeros merece el Paraíso”, que Leopardo, por su parte, pensó y sostuvo: “El que tiene el valor de reír, es dueño del mundo, poco más o menos como el que está dispuesto a morir” Para cerrar este espacio de recuerdos, no olvidemos que la clave del humor, de la risa, son el alma y manejan dos obras cumbres de la literatura universal: “Don Quijote”, de Cervantes, y “Gargantúa y Pantagruel” de Rabelais, obras en que con el sabio manejo de la comicidad se exponen, analizan y discuten graves problemas que afectan al humano y, en ocasiones, se les dé solución sin miedo, si para ello es preciso, de recurrir a la loca imaginación, a la loca fantasía (Observación al margen: por lo último, considero que lo dicho por Gabriel García Márquez: “Lo mejor que tiene (Sergio Arau) es estar completamente loco”, es el mejor elogio que ha podido hacerle al director de “Un día sin mexicanos) Y con ella me despido, con la esperanza de haberles convencido de la verdad de mi opinión: que “Un día sin mexicanos” raya en la genialidad Si no es así, sino todo lo contrario, por favor sonrían por su bien, ya que la bondad y fuerza de la risa es tan poderosa que, como no ignoran, hay compañías transnacionales que hasta tienen espejos en sus negocios para que sus empleados, obligatoriamente, ensayen sus mejores sonrisas con las que, también obligatoriamente, deberán atender a los clientes Con todo mi afecto INOCENCIA MALMIRA

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