CANTO RODADO: Pasajes de María Callas, Grecia y la cultura

lunes, 30 de agosto de 2004 · 01:00
México, D F, 30 de agosto (apro)- Uno de los personajes del bel canto que posee su nicho en el columbario del célebre panteón parisino de Père Lachaise es la soprano y diva María Callas (Cecilia Sofía María Anna Kalogeropoulos, 1923-1977), quien fuera incinerada en Francia, pero cuyas cenizas fueron esparcidas en el mar griego natal Quizá la visión más certera que tenemos para conocer sus inicios en la ópera cuando era una inocente desconocida sin dinero, la podemos encontrar en la biografía que redactó despechado su primer marido, promotor y empresario Giovanni Battista Menighini en “Mi mujer María Callas” Ella abandonó a Menighini en 1959 para cometer lo que se considera “el gran error de su vida”: casar con el magnate Aristóteles Onassis En 1950, María cantó “Aída” en el Palacio de las Bellas Artes, de la Ciudad de México Antes de comenzar la ópera de Verdi, el promotor Mario Caraza-Campos le pidió a la diva griega que agregara una nota más alta al final del segundo acto, pero la diva siempre trataba de ser fiel al autor y no quiso Y es que en México se recordaba con orgullo a Ángela Peralta, quien solía alternar esas notas de “Aída” Se cuenta que entre bambalinas, María Callas discutió fuertemente con el tenor Kurt Baum acerca de esa nota, sin llegar a ningún acuerdo y el cantante le hizo la vida imposible a la Callas en el primer acto, al subir él constantemente las notas Fue entonces que María se decidió a dar aquel tremendo “Mi”, que repetiría al año siguiente en México y que circulara en grabaciones piratas durante años como muestra de su voz extraordinaria En 1998, tuvimos en México la oportunidad de ver en el teatro Ramiro Jiménez, de Coyoacán, la versión mexicana a “Masterclass”, protagonizada por Diana Bracho, una obra que en Francia fuese interpretada en 1996 con maestría por la actriz Fanny Ardant acerca de los días finales de Callas cuando daba clases en su departamento en París El dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda escribió acerca de esa puesta en escena de OCESA: “¿Cómo era María Callas? “Masterclass” no es precisamente un monólogo, aunque tenga todas las dificultades de este género La relación con tres de sus alumnos, los recuerdos provocados por sus interpretaciones y el desarrollo de la clase, sólo son puntos de apoyo para el personaje, quien no tiene frente a sí un antagonista con el cual sostener el conflicto Es ella contra el mundo y contra sí misma, contra su rebeldía y contra sus debilidades encubiertas, su pobreza y su lucha, su ascenso y su desilusión, su convivencia con el prosaico y vulgar millonario griego y la soledad de sus últimos años “María Callas, ahora leyenda, era también una actriz No se conformaba con la perfección técnica como lo hacen otras sopranos, sino que interpretaba, sentía y transmitía emociones con una extraordinaria expresión corporal, pero tenía ese lado oscuro, tormentoso, que muchos biógrafos pasan de lado para quedarse sólo con la diva bajo las candilejas “Diana Bracho aquí no es Diana Bracho ni nada que la recuerde Sus movimientos ahora son bruscos, enérgicos; su voz es grave, imperativa; su sentido del humor es cáustico y demoledor; su sencillez habitual es ahora soberbia, temperamento y desplante La dulce y apacible Diana es ahora una diva en crisis, una perra con sus alumnos, una alma atormentada, una mujer adolorida, un personaje desgarrado por el recuerdo, un ser complejo, endurecido por la vida, consagrado por el éxito y abandonado en su soledad “Francisco Franco, que se ha convertido en el director preferido de la actriz, resuelve acertadamente las dificultades de un montaje que debe ser fiel al original, pero que puede tener vida propia en otro país, y realiza una puesta en escena limpia, cuidada, con excelente trazo y ritmo, y muestra que puede ser un realizador formal, como en este caso, pero también un experimentador arriesgado, como en “Cuaderno rojo” y “Muerte súbita”, sus otros montajes que coexisten en la cartelera “Por primera vez un anuncio teatral, en el programa y en la cartelera, dice la verdad: “Diana Bracho es María Callas”, o como imaginamos que debió haber sido” El inolvidable crítico musical José Antonio Alcaraz destacaba: “De las actividades realizadas por “Opera Nacional” durante los años cincuenta, en el foro del Palacio de Bellas Artes, se hace indispensable destacar la presencia de María Callas (1923-1977), con todas sus resonancias “Basta escuchar las grabaciones “pirata” de las funciones en que actuó —mismas que hoy pueden conseguirse con cierta fidelidad— para darse cuenta del muy alto nivel vocal, satisfactorio rendimiento musical y tolerable veracidad dramática auditiva, que se alcanzaban en esas ocasiones Por lo contrario —y ahí están las fotos para probarlo— la realización escénica era chusquísima, salvo las honrosas y consabidas excepciones eventuales Sin embargo, uno salía encantado Otras voces, otros ámbitos” Según Alcaraz, Callas poseía “enorme vitalidad histriónica, relieve expresivo y arrastre” Prometemos en “canto rodado” ahondar en esta figura mítica de la ópera

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