Caso Remedios Varo: Más allá de la lucha por la herencia

lunes, 6 de septiembre de 2004 · 01:00
* En la batalla la pintora ha sido despojada de su intimidad; despreciaba la polémica * En vida dio a Gruen el derecho a manejar su obra * Tras su muerte, su heredera gana jurídicamente ese derecho México, D F, 6 de septiembre (apro)- En julio de 1957 la crítica de arte Raquel Tibol tuvo un “atisbo” de entrevista --así lo ha calificado ella-- con la pintora de origen español Remedios Varo Uranga, quien luego de darle su testimonio sobre el surrealismo terminó diciendo: “No quiero hablar de mí porque tengo muy arraigada la creencia de que lo que importa es la obra, pero no la persona No me interesa la polémica ni ninguna actitud, soy sencillamente pacífica, necesito la paz” Ella decía --recuerda por su parte el historiador de arte Luis Martín Lozano, director el Museo de Arte Moderno (MAM)-- que su vida privada no tenía por qué estar en la prensa y despreciaba “profundamente” las entrevistas “Nunca se imaginó que iba a estar de arriba para abajo”, comenta no sin indignación, ante el hecho de que a más de cuarenta años de la muerte de la pintora, su intimidad haya sido “desnudada” casi hasta la ignominia a partir de que su sobrina Beatriz Varo Jiménez decidiera pelear por ser reconocida como su heredera Lozano lamenta también que mientras la artista despreciaba el mercado, detrás de el juicio esté la “ambición” por parte de Varo Jiménez, quien en 1997 subastó en 550 mil dólares en la casa Sotheby’s, el cuadro “Naturaleza muerta resucitando” que Gruen le había llevado a su abuela Ignacia Uranga tras la muerte de Remedios Varo Jiménez no se ha conformado con ser reconocida como la heredera universal de Remedios Varo Uranga --lo que según el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) la hace poseedora de los derechos autorales de la pintora--, sino que ha decidido pelear porque se incluyan en la masa hereditaria las 38 obras en posesión del MAM, que Gruen y su esposa Ana Alexandra Varsoviano donaron en 2001 ¿Cómo y por qué? La historia es larga y se remite al momento en el cual Gruen, quien en realidad nunca estuvo casado legalmente con Remedios, decidió declarar el intestado de la pintora y solicitar ser reconocido como el heredero Se sabe --lo han señalado críticos e historiadores de arte, artistas e incluso la misma Varo Jiménez-- que Gruen se encargaba de promover la obra de la pintora mediante publicaciones y exposiciones, y preparaba en aquel entonces un catalogo razonado Lozano ha explicado que pese a que tenía una carta escrita y firmada con el puño y letra de Varo Uranga autorizándolo para realizar dicha promoción, Gruen requería autorización de derechos de reproducción de las imágenes de la artista, “y aunque los tenía en sentido moral” no los ostentaba legalmente y por ello decidió iniciar un juicio de sucesión testamentaria Desgraciadamente --y esto es parte de la intimidad de la artista que se ha traído y llevado-- Varo Uranga nunca se divorció de su segundo esposo Benjamin Peret, y por esta razón Gruen no pudo demostrar el tiempo de concubinato con la artista que la ley le exigía, pese a que en los hechos lo cumplía Pero, aclara Lozano, en ese juicio Gruen jamás mencionó las 38 obras porque de ninguna manera buscaba legitimar su colección, dado que las había adquirido de terceros Únicamente trataba de ostentar legalmente los derechos morales Mal cálculo Como Gruen no pudo demostrar el concubinato, perdió el juicio y la Beneficencia Pública pasó a ser la heredera y donó sus derechos al INBA Sin embargo, al mismo tiempo, buscó a través de los juzgados a los posibles herederos de Remedios Así apareció Beatriz Varo reclamando ser su heredera En su momento --rememora Lozano-- la sobrina señaló ser poseedora de los derechos morales y admitió que no había ninguna herencia, “es decir que no había obras”: “Porque sabía muy bien que el único cuadro que Remedios dejó al morir fue “Naturaleza muerta resucitando” y sabía muy bien que Walter Gruen le llevó ese cuadro a la mamá de Remedios; y sabía muy bien que su papá lo había heredado y que ella lo había vendido en más de 500 mil dólares Sabía muy bien que no había ninguna herencia” ¿Por qué entonces reclama ahora las 38 obras? Lozano responde: “Beatriz conocía a Walter Gruen y Ana Alexandra, había estado en México en casa de ellos, había visto las obras que habían ido comprando, se había ganado su confianza Ellos tenían una hija, Isabel Gruen Varsoviano, quien lamentablemente falleció en un accidente “Mi percepción es que cuando ella se da cuenta de que los viejitos se quedan sin herederos pensó en la posibilidad de adjudicarse los cuadros y, honestamente, pienso que únicamente estaba esperando que Walter muriera para reclamárselos a la viuda “¿Por qué se adelanta todo esto? Porque nunca se imaginó que Walter los iba a entregar a un museo Cuando él deja los cuadros en comodato al MAM es cuando Beatriz aparece en escena reclamándolos, incluso pidió a las autoridades que los inmovilizaran bajo el argumento de que los iban a sacar del país” Pero, explica, ella no dio ningún argumento para probar que los cuadros eran la herencia ni de que efectivamente saldrían de México, por lo cual el INBA nunca fue notificado para que los inmovilizara Con la donación de Gruen y Varsoviano al MAM “se evaporaba toda posibilidad” de Varo para adjudicarse los cuadros Había perdido también la primera fase del juicio contra la Beneficencia Pública por la herencia, así que optó por la vía del entroncamiento familiar diciendo ser la heredera de su padre, a quien señaló, a su vez, como heredero de su abuela Ignacia y a ésta como heredera de Remedios Varo “Y lo que son los actos del destino”, dice con pesar Lozano al recordar que con el hecho “de extrema moralidad” de Gruen de haber entregado a la señora Uranga el cuadro “Naturaleza muerta resucitando”, reconoció “implícitamente” que ella era la heredera y “de ahí se agarró Beatriz para probar su entronque familiar” Danza de millones Evidentemente, considera, es una tragedia para Gruen porque, siendo la persona que realmente hizo promoción a Remedios Varo, no logró que la ley le reconociera el concubinato, y “alguien que nunca hizo nada, por el simple hecho de ser su familia se convirtió en heredera de los derechos morales” Por eso, indica, en el medio cultural gente como el pintor Juan Soriano --quien ha calificado de obsceno que se haga pública la vida íntima de la pintora-- o Raquel Tibol han expresado su indignación ante la forma como se ha ido desnudando a la pintora y despojando a Gruen: “Estas opiniones muy solidarias de Raquel o del maestro Soriano están cargadas de una profunda indignación porque, evidentemente, a Walter se le está despojando de todo: se le despoja de su condición de concubino, de la legitimidad de la relación que tuvo con Remedios; se le desconoce todo lo que hizo por ella, los libros que publicó, las exposiciones que organizó; le desconocen su donación, el apoyo a la patria con quince millones de dólares “Se tiene que estar ciego para no decir: ‘es una infamia lo que le están haciendo a Walter Gruen’, pero la ley es muy puntual, este no es un juicio sobre qué hizo Gruen en favor de Remedios y no se debe perder eso de vista, no se está enjuiciando a Gruen si hizo para bien o para mal, lo que se está enjuiciando es quién es el heredero y cuál es la masa hereditaria” Aun así, coincide con Soriano en que es “obsceno” poner en el centro del debate si Gruen “robó” a Varo los cuadros que donó al MAM: “¿Para qué iba a hacerlo? ¿Para hacerse rico con ellos? Cuando lo único que hizo en la vida fue gastar su propia fortuna para Remedios, para mantenerla, darle un hogar, para hacerla artista, comprar los materiales Ahí es donde crece la indignación de la gente que lo vivió, porque Raquel entrevistó a Remedios y le consta que de no haber sido por Gruen no hubiera llegado a ser la artista que fue” La misma Beatriz Varo lo reconocía El 18 de agosto de 1988 escribió, desde Javea, España, una carta a Gruen, publicada por la revista Proceso, en febrero pasado: “Querido Walter mi abuela hizo unos pactos contigo y creo que no hay nada más que hablar Tú te has ocupado de revalorizar la obra de Remedios hasta límites insospechados por todo ello, en ningún momento he pensado en reclamar nada, ¿para qué? Ni en usurpar tu función Tú vives en México, donde Remedios pintó y vivió, y debes ser tú el que se ocupe de su obra Ya te dije cuál es mi posición cuando estuve y sigue siendo la misma, soy de ideas fijas Otra postura no me parecería ni siquiera correcta” En abril de 1994, con motivo de una exposición de Varo en el MAM, Raquel Tibol escribió en Proceso: “Mucho es lo que Gruen sabe de la artista hispano-mexicana y grande ha sido su empeño por difundir con respeto y veracidad su trabajo y su biografía Seguramente a Gruen se debe que Remedios Varo no haya sido víctima de esas interpretaciones noveleras tan de moda” Ardua batalla El tiempo les dio la voltereta Jurídicamente Beatriz Varo Jiménez ha sido reconocida como heredera universal de Remedios Varo Al INBA y a Gruen sólo les queda demostrar --ya iniciaron las diligencias-- cómo se hicieron propietarios de los 38 obras de Varo en posesión del MAM El Instituto tiene toda la documentación que acredita la donación de Gruen y Varsoviano, que, en teoría, sería suficiente para demostrar que es legítimo dueño de esas obras Pero Gruen tendrá que demostrar, a su vez, que cuando hizo la donación era también el legítimo dueño, y para ello el INBA cuenta con un expediente por cada una de las obras con documentación probatoria de cómo Gruen se hizo de ellas Con ésta argumentarán que Varo no heredó las obras a Gruen, ni él las tenía porque hubieran estado en poder de la pintora al momento de su muerte, algunas las fue comprando a diferentes personas y otras las heredó de la coleccionista y fotógrafa Eva Sulzer “Tenemos un corpus muy completo del justo título de cada una de las obras, es decir de cómo Walter las obtuvo, y no sólo eso, tenemos documentación de quiénes fueron los dueños anteriores, de tal manera que podemos probar plenamente que Gruen compró las obras, no a Remedios, sino a otras personas, con lo cual el fundamento de que constituyen la herencia es imposible” Lozano ha advertido que la parte del juicio en el cual deban probar el justo título de cada una de las obras, será una batalla ardua y tan larga como deba ser Podría ser corta si los jueces, tras revisar la documentación en poder del INBA, determinaran que, ciertamente, las obras no son parte de la masa hereditaria Pero podrá alargarse también tanto como la sobrina se inconforme con una determinación de ese tipo En el juego no sólo está lo que para el INBA y el país constituyen un patrimonio nacional, por declaratoria, sino también quince millones de dólares

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