INVENTARIO: Cien años después. La iniciación de Alfonso Reyes

miércoles, 12 de octubre de 2005 · 01:00
Duda (1905) I ?¡No! ?le dije?, no es ése mi sendero; No es de frivolidades mi existencia, Porque alienta mi vida una creencia Y nací armado de luciente acero No es la vida un momento pasajero Para el que lleva en alto la conciencia Y lucha contra el mal y la demencia: La vida es pedestal para el guerrero Sobre ella, el monumento del que lucha Se ve altivo ¡Infinita es la existencia Para el que el grito del deber escucha! Y la Muerte no es fin de nuestra esencia La muerte al devolvernos a la escoria ¡Azuza el ave de la Eterna Gloria! II Y el anciano quedose pensativo, Me miró con mirada escrutadora Y después una lágrima traidora Vi rodar por su rostro antes altivo ?No ?me dijo una vez meditativo: ?El ser es la materia pensadora Y bulle en él la savia genitora De todo lo que existe, inerte o vivo La vida es una etapa solamente, Una forma feliz de la materia Que hace morir la evolución potente Mas ¡ay! que, a diferencia de las cosas, El Hombre piensa y quiere en su miseria ¡Para sufrir dolencias horrorosas! III ¡Oscura religión del pesimismo!, No la quise creer, me aconsejaba Una doctrina enferma, me lanzaba A un mar de confusiones como abismo Mas ¿si tiene razón? Dentro mí mismo Escuché que una voz me interrogaba ¡No! El anciano sin duda me engañaba, Simulando un crüel escepticismo Mas vi al anciano entonces, y tan serio Era su rostro ajado, tan noble era, Que de nuevo sumido en el misterio Me encontré ante el enigma indescifrable Y entonces busqué a Dios con ansia fiera, ¡Pero el cielo se hallaba impenetrable! Reyes y Zaid El 28 de noviembre de 1905 El Espectador de Monterrey publicó los tres sonetos y los presentó con estas palabras: "Alfonso Reyes, de 15 años de edad e hijo del señor gobernador del Estado, es el autor de la poesía Duda en la que ya luce el estro del joven escritor, prometiendo ser uno de los que cultiven con éxito en un próximo mañana las letras nacionales" El semanario La Voz de Nuevo León los reprodujo cuatro días más tarde Hasta donde sabemos, no volvieron a publicarse Hoy reaparecen gracias a Minerva Margarita Villarreal, directora de la Biblioteca Alfonso Reyes en la Universidad Autónoma de Nuevo León Medio siglo después, el 25 de octubre de 1954, apareció en El Norte el texto inicial de quien, como ensayista y poeta, es el único y verdadero sucesor de Alfonso Reyes: Gabriel Zaid A él le debemos la noción de que también, o sobre todo, en poesía nadie nace sabiendo No se puede empezar por otro medio que no sea escribir lo que Zaid llama "poesía fósil" Desde allí unos cuantos son capaces de hallar una voz propia que los distingue entre el diluvio incesante, sin el cual, por otra parte, no puede darse la excelencia Duda tal vez sea fósil en el sentido de que reproduce la dicción de los poetas españoles anteriores al modernismo; ante todo es un logro asombroso para un adolescente de 16 años (no de 15 como dice El Espectador: Reyes nació el 17 de mayo de 1889) Aquel joven de 1905 iba llenar con su presencia, nunca opresiva sino liberadora, las seis primeras décadas del siglo veinte mexicano Fue contemporáneo primero de Rubén Darío y José Enrique Rodó y al final de su vida coexistió con Paz, Fuentes, Pitol, Monsiváis y el propio Zaid Reyes dijo que el mayor placer humano es respirar, un placer que sólo apreciamos cuando nos falta el aire En nuestra cultura la respiración es posible en parte porque Reyes se encuentra presente aun entre quienes nunca lo han leído Hizo circular aquí el aire libre del mundo y, sin proponérselo, es todavía un antídoto contra lo que hoy nos asfixia Su empeño fue que el porvenir no quedara librado "a la desesperación y a la violencia" El ciprés y el desierto En el doble centenario de Reyes y su amigo Julio Torri alguien los comparó al ahuehuete y el bonsái Haikú del mundo vegetal, el árbol japonés tiene todas las de ganar en la era del disco compacto y el videoclip Ante el avance del desierto asfáltico, el ciprés de Moctezuma ha perdido el medio lacustre que lo sustentaba ("Viejo del agua" es su nombre náhuatl) Además levanta las aceras, se apropia de los cables, cubre de hojas las calles Su destino es la tala, la hoguera, la ceniza, la desaparición La defensa del ahuehuete en modo alguno implica la guerra contra el bonsái ni contra los autores de obra breve y perfecta que podemos dominar en una o dos tardes Pero ¿qué hacemos con quien nos impone la necesidad de adquirir sólo para él todo un estante y dedicar la vida a sus 26 tomos de Obras completas, sus 200 libros, 16 de ellos póstumos? El problema es que sin el ciprés mexicano el aire se vuelve todavía más letal, el paisaje se ensombrece y se empobrece, nos quedamos sin un monumento vivo a la belleza del tiempo A nuestras ciudades cada vez más inhabitables y hostiles les falta un árbol tutelar que no hace sombra: da sombra Su resplandor ilumina nuestra vida, hora tras hora más amenazada y más oscura El jardín múltiple Es deseable pero casi imposible un lector capaz de abarcar la obra de Reyes en toda su extensión y profundidad No existe uno sino muchos Reyes En su pluralidad hay un Reyes distinto para todos los gustos Ya al concluir la edición de Obras completas, iniciada hace medio siglo por su propio autor y proseguida por Ernesto Mejía Sánchez, José Luis Martínez, maestro de toda erudición mexicana, decía que los 26 volúmenes "no exigen al aficionado o al curioso que los lea todos, sino que tenga la posibilidad de escoger en el panorama completo del jardín múltiple" Somos de donde nacimos y del momento en que llegamos Todo se puede negar menos la huella de nuestro fugaz aquí y nuestro efímero ahora Reyes es un joven de 1910, un escritor que tenía 21 años cuando empezó la Revolución mexicana En modo alguno puede pensar o escribir como alguien de 2005 Su inevitable inactualidad lo hace un clásico que está presente siempre Esta ubicación temporal problematiza su sitio en la historiografía literaria Sus grandes innovaciones quedan oscurecidas al situarse entre el modernismo y la vanguardia Como Gabriela Mistral, Reyes se encuentra en el plano oblicuo, en la tierra de nadie entre Cantos de vida y esperanza y Residencia en la tierra, entre Lunario sentimental y Trilce Respecto a la prosa cuesta trabajo ver en qué forma Reyes trasmuta la crónica modernista en el artículo como arte, la pieza cargada de oratoria (la televisión sin electrónica) en ensayo moderno Gracias a todo ello hizo de verdad nuestra, realmente mexicana, la prosa española Si prescindimos de su trabajo en este campo es imposible alcanzar la claridad de pensamiento sin la cual no puede haber reconocimiento ni transformación de lo que nos rodea Qué diferentes serían los discursos si nuestros políticos hubieran leído a Reyes Contra la violencia física y mediática sólo será posible alcanzar la democracia si no olvidamos los términos dialogantes de Reyes La biblioteca errante El mismo Borges, que lo juzga el mayor prosista de la lengua castellana, recuerda cómo un término hoy de revista de modas, "cosmopolitismo", significó en principio algo muy distinto: En Grecia las personas eran nada más de su ciudad-estado, en guerra perpetua con todas las demás Así, hablamos de Heráclito de Éfeso, Solón de Atenas o Teognis de Megara Ser cosmopolita señalaba la aspiración a reconocerse parte del mundo, no sólo de la aldea Reyes convirtió las fisuras en goznes y la separación en aproximaciones Somos herederos de la inconclusión, el proyecto una y otra vez aplazado pero aún no fallido Él no quiso ser un escritor europeo, sino de su tierra natal en los dos sentidos: México entero y el Monterrey en que nació Orozco dice que fue a Europa a llenarse de formas y asumirlas porque lo que se proponía era pintar a su país Lo mismo podríamos decir de Reyes y su literatura El joven de 1910 cumplió con creces lo que en aquel mismo año propuso Justo Sierra como misión de la Universidad: "Nacionalizar la ciencia, mexicanizar el saber" El gran escritor poscolonial conquista para nosotros la literatura castellana y americaniza a Grecia Está entre los fundadores de la Escuela de Altos Estudios, origen de todas las facultades de filosofía y letras, y entre los que establecen la Universidad Popular, principio de todas las actividades de difusión cultural en este país, intento de llevar la cultura a quienes se hallan segregados de ella por la injusticia A fin de cuentas es el pueblo, y no el gobierno ni el Estado, el auténtico mecenas que involuntariamente paga todas las actividades culturales Por eso mismo hay que darle lo mejor, no la basura Reyes confía en la capacidad diseminatoria y redistributiva que tienen crónicas y artículos Fiel a una época menos mercantil que la nuestra, ve en periódicos y revistas los libros del pueblo, la biblioteca errante de quienes no tienen para comprar libros Cara y cruz de Grecia No termina aquí la labor de Reyes al lado de su mérito estrictamente literario Su estancia en España es crucial para que más tarde México se beneficie con el exilio de la República Española Treinta años después del Ateneo de la Juventud, Reyes se encuentra presente y actuante entre los fundadores del Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México y El Colegio Nacional En este último recinto habló muchas veces de temas griegos Se lo reprochamos en vez de agradecérselo Ojalá hubiéramos tenido en otros campos muchos Reyes que nos permitieran acercarnos a lo remoto y conocer lo desconocido Grecia, con sus dioses demasiado humanos, no es sólo el origen, bastante oriental por cierto, de todo Occidente y sus colonias, sino el escenario de la lucha entre culturas, etnias, clases, Estados Grecia nos da la constelación de la ciencia, la filosofía, la poesía lírica y trágica, las artes plásticas, pero también nos lega problemas que tantos siglos después no hemos resuelto Por ejemplo, implanta la democracia sin abolir la esclavitud y juzga como "bárbaro" al otro, al diferente Pretende que es lícito someterlo y explotarlo porque carece de la libertad, el don más alto de las sociedades La torre sin marfil Al regresar en 1939 Reyes hizo una casa bastante modesta donde pudiera trabajar y reunir sus libros Enrique Díez-Canedo, en una evidente broma a partir de la Capilla Sixtina, la llamó "Capilla Alfonsina" Sin quererlo, el gran crítico español levantó la sospecha de un culto semirreligioso y de una "torre de marfil" Esta expresión, tomada de la letanía, la inventó en 1835 Alfred de Vigny para designar la trinchera imaginaria del arte que se negaba a capitular ante la ferocidad arrasadora del mercado La creencia dominante marca una separación irreparable entre la vida tumultuosa de la política o la bohemia y la vida sosegada (que no es vida) en la academia y en el estudio John Hershey, el gran reportero de Hiroshima y corresponsal en varias guerras, pasó unos meses como profesor visitante en una universidad Salió convencido de que no hay diferencia entre el montículo y el cubículo En su breve paso por la supuesta torre aislada del mundo y sus tormentas vio arder allí todas nuestras pasiones ?soberbia, envidia, cólera, lujuria? y todos nuestros conflictos, con la sola excepción del asesinato Decir las cosas El teórico de El deslinde, el tratadista de La antigua retórica y La crítica en la edad ateniense es también un poeta en espera de redescubrimiento y un narrador digno de ser releído a la luz de lo que se escribe en el siglo XXI Borges llevó a su máxima potencia la idea del cuento-ensayo originada en Reyes Por tanto se halla presente, aunque ignorado, en mucho de lo que se ha escrito desde entonces en nuestros países Leerlo en todas las formas y variedades del ensayo enseña a escribir porque su "grata compañía" no engendra imitaciones imposibles sino maneras personales y actualizadas de decir las cosas como se dicen o deberían decirse en español Reyes hace de la literatura una conversación interminable Es un modelo de una naturalidad capaz de despertar en quien lo lee algo nuevo y propio Su virtud consiste en transformar la prosa en actividad dialogante, no arenga ni filípica, sino invitación al viaje Alfonso Reyes acoge sólo a quien tenga la buena voluntad de acercarse a él Reyes escribe nada más, para quien necesita a Reyes Leerlo no debe ser una obligación cultural sino un placer que no termina nunca

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