Los tamales, tradición prehispánica

miércoles, 2 de febrero de 2005 · 01:00
* Veneración en Michoacán a la Virgen de la Candelaria México, D F, 1 de febrero (apro)- Según crónicas de fray Bernardino de Sahagún, lo primero que hacían las mujeres aztecas cuando preparaban una festividad era cocinar montones de tamales Así lo consigna en su libro ¡Vivan los tamales! La comida y la construcción de la identidad mexicana el investigador estadunidense Jeffrey M Pilcher, quien se ha dedicado a estudiar la historia cultural de México En el volumen se destaca que si bien se hacían guisados con chile y figuras de amaranto, los tamales ocupaban el lugar de honor en los banquetes Cita a Sahagún: “Para el festival del dios jaguar Tezcatlipoca se rellenaban los tamales con frijoles y chiles, mientras que en las celebraciones del dios del fuego, Huehuetéotl, eran de camarón con salsa de chile” Una vez que se domesticó la planta del maíz, lo cual atribuye a la cultura madre olmeca, se crearon las tortillas para el alimento cotidiano y los tamales eran el símbolo de los banquetes festivos: “Los arqueólogos --dice-- no han encontrado todavía el origen de esta preparación, pero las hojas fósiles de maíz indican que puede habérselos consumido alrededor de las pirámides del Sol y la Luna en Teotihuacán, en el valle central (250 aC-750 dC) “Las cocineras los preparaban con masa de maíz, a la que añadían salsa de chile y tal vez unos trocitos de carne o frijoles, dispuesta dentro de unas hojas de mazorca; luego cerraban los paquetes, sellándolos cuidadosamente para evitar que se metiera el agua, y los cocían al vapor en una olla Para los banquetes exclusivos de Tenochtitlán las amas de casa adineradas hacían circular canastas de tamales junto con bonitos molcajetes llenos de salsa de chile Pero en el agitado mercado de Tlatelolco, así como en las sencillas plazas de los pueblos, las mujeres sacaban los tamales calientes de la olla para vendérselos a sus hambrientos clientes” Se ha consignado también que en la llamada fiesta de la gran vigilia “Uey Tezoztli”, celebrada cada 3 de mayo (ahora se celebra ese día a la Santa Cruz), los sacerdotes prehispánicos subían al templo de Tláloc a pedirle que fuera benévolo con sus cosechas llevándole ofrendas: “Los señores de Tenochtitlán, Texcoco, Tlacopan y otras ciudades se reunían en la cima para alimentar a Tláloc Cubrían al dios de la lluvia con anillos de oro, collares enjoyados y penachos de plumas y le ofrecían la sangre de una víctima, así como tamales, guisados y chocolate” Aunque los tamales se consumían en toda Mesoamérica, el investigador explica que las variaciones climáticas y geográficas del territorio nacional tuvieron como resultado diversos estilos culinarios En la página web de la revista México Desconocido se indica que, si bien los tamales más conocidos son los envueltos en hoja de maíz cocinados con salsa verde de tomate y carne de puerco, de mole poblano con carne de pollo y los dulces con pasitas (cuando la crisis económica aún lo permitía eran con piñones), los hay también envueltos en hojas de plátano y de otras plantas como carrizo, chilaca, papatla y hoja de milpa En algunos lugares del altiplano, agrega la información, se acostumbra hacer los tamales neutros de manteca para acompañar algún guiso Es el caso de las famosas corundas de Michoacán, cuya forma es más bien piramidal y no llevan ni salsa ni carnes Desglosan algunos ejemplos de la variedad: En Aguascalientes los hacen de frijol con rajas, de piña con rompope o de piñón con biznaga; en Baja California, con carne de puerco y pollo, aceitunas, pasas y aceite de oliva; en Campeche, con salsa guajillo, achiote, jitomate, ajo, cebolla y especias, y se rellenan con carne de puerco, aceitunas, alcaparras, pasas y almendras; en Chiapas son parecidos pero les agregan zanahoria y papa picadas, chícharos, pimiento y huevo cocido; y en Colima los hacen con arroz y costillas de cerdo La lista sería infinita Y aunque la costumbre de comer tamales sigue vigente hasta la época contemporánea y en días como hoy en que se celebra la a la Virgen de la Candelaria no se concibe la fiesta sin el tradicional manjar, Pilcher explica en su trabajo que no a lo largo de toda la historia de México ha sido así Según el autor hubo momentos en los cuales, en la construcción de un Estado e identidad nacionales hubo verdaderas batallas en las cuales se pretendió imponer el pan de trigo que los panaderos españoles hacían a los tamales de maíz de las mujeres indígenas: “A comienzos del siglo XX --cuenta-- las elites mexicanas lanzaron un ataque cabal contra el maíz, al que consideraban responsable del fracaso de las campañas nacionales de desarrollo Los intelectuales, armados de aplicaciones espurias de la flamante ciencia de la nutrición, sostenían que el maíz era inherentemente inferior al trigo, y que el progreso sólo sería posible si el gobierno lograba desacostumbrar al los indios del maíz y enseñarles a comer el grano europeo” Finalmente no pudo erradicarse el maíz Lejos de ello se ha hecho parte del paisaje del Distrito Federal el señor o la señora que en cualquier esquina vende todas las mañanas las ya también tradicionales “guajolotas” (teleras o bolillos rellenos de tamal) acompañadas de atole Para celebrar a la Candelaria, este 2 de febrero es el último día de la Feria del tamal que desde hace trece años se celebra en el Museo Nacional de las Culturas Populares en Coyoacán, en la cual se encuentra una variedad de tamales realizados por 22 migrantes que viven en la Ciudad de México Riqueza michoacana Michoacán es rico en tradiciones y folklore Eete dos de Febrero en tres regiones de la entidad se celebra con gran pompa las fiestas de la Virgen de La Candelaria Una de las fiestas michoacanas más originales en torno a la Virgen de la Candelaria, es la que tiene lugar en Tócuaro, un pequeño pueblo ubicado en la ribera del Lago de Pátzcuaro, a tan sólo 8 kilómetros de la ciudad con el mismo nombre Tócuaro es, además, un pueblo artesano dedicado a la talla de madera, particularmente a la elaboración de las máscaras de ese material que identifican a Michoacán Precisamente el Día de La Candelaria las máscaras cobran vida porque forman parte de una pastorela colectiva que inicia alrededor de las 18:00 horas y, a menudo, concluye hasta el día siguiente Aunque muchos identifican a las pastorelas como actividades decembrinas, para Tócuaro corresponden al 2 de febrero porque la Candelaria es la Virgen María en el día que presentó a su hijo ante el templo La imagen lleva una candela en la mano, que en las ceremonias religiosas se utiliza como símbolo de la luz de Dios y de la fe La Pastorela se basa en la creencia de que si el niño no ha sido presentado ante el templo, aun es susceptible de caer en las trampas del infierno, así que el dos de febrero es la última oportunidad que tienen los demonios para tentarlo Los personajes principales de la fiesta son tres diablos, el Arcángel San Miguel, un sabio monje y varios aliados, entre los que hay caporales, ermitaños y negritos San Miguel encabeza al grupo que protege al niño Jesús contra los representantes del infierno, llamados Astucia, Pecado y Luzbel En persecución del niño, los tres demonios ingresan al templo del pueblo entre danzas y travesuras contra los feligreses San Miguel los expulsa de la iglesia pero el trío continúa sus bailes y correrías en el atrio Luego sigue sus desmanes literalmente por todo el pueblo mientras la gente los sigue, comenzando así una peregrinación que los llevará a visitar cada casa de Tócuaro hasta caer la noche y a veces, hasta seguir al otro día Alrededor de las 22:00 horas los cargueros reparten atole entre los asistentes y, al final de la fiesta, se nombra a los cargueros del año siguiente El día 1 de febrero la comunidad realiza un ensayo de la danza de los demonios y el 2 le lleva “mañanitas” a la Virgen, a las 06:00 de la mañana, después realiza una misa a las 10:00 horas y un rosario a las 17:00 Tócuaro se ubica a poco más de una hora de Morelia, siguiendo la ruta hacia Pátzcuaro Candelaria en los Alzate Al oriente de la entidad, la Virgen de la Candelaria es venerada en diversas comunidades a lo largo de todo el territorio michoacano y en cada pueblo la celebración ha adquirido matices muy particulares que la convierten en interesantes atractivos para el turismo A la par de la fiesta religiosa, en lugares como Los Reyes, Ahuiran y Ocumicho, en la meseta purépecha, o como San Lucas, en la Tierra Caliente, hay una serie de ceremonias variadas que, a menudo, van desde las ferias populares y tianguis hasta los eventos folclóricos, exposiciones artesanales, corridas de toros y pastorelas En la región oriente destaca el caso de San Felipe Los Alzati porque la celebración coincide con el periodo de hibernación de la mariposa monarca, que tiene sus santuarios en los bosques cercanos a esa comunidad de origen mazahua-otomí En la pequeña capilla de San Felipe, la Virgen de la Candelaria viste a la usanza otomí, con colorido ropaje y cubierta la cabeza con un típico rebozo Además de la conmemoración religiosa, la ocasión es el marco de una fiesta donde no faltan las danzas al estilo de la etnia La Virgen de Acahuato En la zona de la Tiera caliente, destaca el caso del Santuario de Acahuato, pues se estima que durante el mes de febrero más de 40 mil personas visitan la región de Apatzingán, atraídas por su veneración a la Virgen de la Candelaria Las peregrinaciones iniciaron alrededor de 1950 y en la actualidad abarcan 8 días antes de la fiesta central, que es el 2 de febrero Cuentan en Apatzingán que a finales del siglo XIX un grupo de niños descubrió en la oquedad de un árbol la imagen de la Virgen de la Candelaria y allí, en la misma loma donde fue encontrada se le construyó su primera capilla Actualmente, a las afueras del templo aun se puede ver el árbol legendario y, a raíz del suceso, desde entonces a esa especie vegetal, que por cierto sólo crece en la región, se le conoce como “árbol de la Virgen” La devoción del pueblo poco a poco fue en aumento y casi medio siglo después del hallazgo se originaron las primeras peregrinaciones hacia el lugar

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