La pintura mural, la más alta expresión de la revolución mexicana: Raúl Anguiano

lunes, 23 de enero de 2006 · 01:00
México, D F, 23 de enero (apro)- Nacido Guadalajara, Jalisco, el 26 de febrero de 1915, el pintor Raúl Anguiano se consideraba a sí mismo como un observador de los acontecimientos del siglo XX, no sólo en el ámbito del arte y la cultura, sino de su historia en general De entre sus anécdotas familiares recordaba la relación que su padre, José Anguiano Peña, y su abuelo, Graciano Valadez, tuvieron como integrantes del Ejército de Occidente, dirigido por el general Manuel M Diéguez, durante la Revolución mexicana, con el entonces jovencito David Alfaro Siqueiros "Con estos antecedentes, naturalmente he tenido una inclinación y una observación de los fenómenos políticos y sociales de México y señalaría, citando al filósofo Manuel Ramos, a quien conocí, que la más alta expresión cultural --palabras más palabras menos-- de la Revolución mexicana es la pintura mural "En conferencias que he sustentado en diferentes lugares y países, me refiero al muralismo como resultado cultural de esa revolución que fue contra un régimen dictatorial y con un gran sentido social Fue la primera revolución del siglo XX, pero considero que no llenó todas sus aspiraciones, sobre todo de justicia social Pienso que ahí debe ampliarse y profundizarse" Anguiano fue entrevistado en febrero de 2000 con el fin de que ofreciera su visión del siglo XX mexicano para el libro México su apuesta por la cultura (Proceso-Grijalbo), coordinado por Armando Ponce Por cuestiones de espacio sólo se publicó entonces el pasaje relacionado con la expedición organizada en 1949 por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a Bonampak y Lacanjá, durante la cual, Anguiano realizó una serie de dibujos, de la cual nació su famoso cuadro La Espina, propiedad ahora del Museo de Arte Moderno El pintor y también muralista falleció el pasado 13 de enero a la edad de 90 años, cuando faltaban 13 días para que cumpliera los 91, en el Hospital Central Militar de la Ciudad de México, a consecuencia de males respiratorios y cardiacos Ahora se da a conocer esta parte de la entrevista en la que destacó que, si bien se sentía parte del movimiento muralista y de la Escuela Mexicana de Pintura, lo era con "un sentido nuevo", pues no seguía fielmente a los llamados tres grandes (Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco) en lo ideológico, ni en lo político ni en lo estético "Pero he señalado que ese movimiento produjo, no sólo en la pintura sino en toda la cultura, un renacimiento nacional A mí no me gusta decir nacionalista, sino nacional, de la expresión artística y cultural en general" Expresó entonces su orgullo porque varios de los pintores del siglo XX nacieron en Jalisco, como él: José Clemente Orozco, a quien calificó como "el pintor más grande del siglo XX, junto con Picasso"; Gerardo Murillo "Dr Atl", Roberto Montenegro, Jorge González Camarena, María Izquierdo, Ignacio Aguirre, Isabel Villaseñor, Jesús Guerrero Galván y Juan Soriano Por ello fue que la llamó la "Florencia del Bajío" Y mencionó que en Jalisco también nacieron "grandes escritores", como Enrique González Martínez, Mariano Azuela, Juan Rulfo y Juan José Arreola, y los músicos Blas Galindo y José Pablo Moncayo Además de este movimiento artístico nacional, resultado de la Revolución mexicana y al cual se sumaron también los músicos Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, Anguiano recordó como otros de los acontecimientos del siglo XX que le tocó vivir, las dos guerras mundiales y el "ascenso de regímenes dictatoriales en la exUnión Soviética y la Alemania nazi en Italia" Como fundador del Taller de la Gráfica Popular, dijo, participó en la lucha contra el nazismo, el fascismo y la guerra, aunque aclaró: "Mis grabados y litografías nunca fueron procomunistas Nunca hice un retrato de Lenin ni de Carlos Marx, sino de revolucionarios mexicanos, como Pancho Villa, Emiliano Zapata, Francisco J Mújica, Lázaro Cárdenas, etcétera" Pintor del pueblo El 22 de noviembre de 2000, en una ceremonia realizada en Palacio Nacional, Anguiano recibió del entonces presidente Ernesto Zedillo, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes El pintor se enorgullecía de pintar al pueblo mexicano "sin demagogia, ni partidismos", y repetía constantemente que no pertenecía a ningún partido político Relató en la entrevista que en una ocasión presentó una exposición en San Lázaro Ahí estaba Porfirio Muñoz Ledo quien, en 1965, cuando era agregado cultural en París, le organizó a Anguiano una muestra en esa ciudad El político bromeó con Brigita Anderson, ahora viuda del pintor: "Sé que Raúl vota secretamente por el PRD" Entonces, rememoró el artista, aunque pensaba hablar sobre su natal Jalisco, decidió hablar de política: "Mira, Porfirio --le dijo--, no pertenezco a ningún partido No estoy partido, estoy entero, pero les hago un llamado a todos mis amigos de los diferentes partidos para que se unan en vez de estar peleando, con rencillas, ataques y violencia, como lo hemos visto en esta pastorela o huelga en la Universidad En lugar de pelear, hay que unirse todos, trabajar por México, como lo he hecho yo toda mi vida Me aplaudieron todos los diputados, no se molestaron" En realidad Anguiano, como muchos otros intelectuales, tuvo simpatía por la izquierda, pero se desencantó de los gobiernos llamados comunistas De la desaparecida URSS, opinó que se trató de un "seudosocialismo" o "neozarismo", pues no fue la prometida dictadura del proletariado, sino el gobierno de una elite burocrática No se atribuyó el mérito de haber descubierto "el fraude del llamado comunismo", pues dijo que antes lo señaló Octavio Paz, pero antes que el poeta, el pintor José Clemente Orozco denunció la dictadura estalinista, en sus murales del Palacio de Gobierno y del Hospicio Cabañas, al pintar como payasos a los protagonistas del comunismo, el fascismo y el nazismo "y hasta de la Iglesia": "Orozco lo vio antes que nadie en México y señaló la dictadura de ese imperio" Narró entonces que él mismo constató que era un sistema "neozarista" porque, en 1988, fue invitado a exponer su obra gráfica en Riga, Letonia, de donde es su esposa Brigita, en la Casa del Arquitecto del Instituto Cultural Letón Estaban en vísperas de su independencia y, durante la conferencia de prensa, el director del instituto le pregunto: "Maestro Anguiano, ¿el arte debe ser universal o nacional?" El pintor no estaba al tanto de las luchas internas del país, pero expresó lo que siempre mantuvo como idea: "El arte no sólo debe ser nacional, sino regional, local, dije, y entonces leí una cita de León Tolstoi, quien afirmaba: ?Pinta tu aldea y pintarás el mundo?" Le recordó al funcionario letón que en las grandes épocas como el Renacimiento en Italia, no sólo hubo arte nacional, sino escuelas regionales, como la florentina, la veneciana, la napolitana, pues lo esencial es "tener raíces para trascender a lo nacional y luego a lo universal" Su comentario, evocó, agradó a los artistas e intelectuales letoneses, que se preparaban para el movimiento de independencia: "Sentían que tanto yo mexicano como mi esposa, les llevábamos un aire de libertad que todavía no les concedía Gorbachov, a quien se ha glorificado mucho, pero quería tener sojuzgados a los bálticos como una muestra ante Europa y el mundo, del desarrollo de sus países "Ahí me di cuenta que no se les permitía ni hablar sus lenguas Me di cuenta de la falsedad, del fraude del socialismo real: ¡qué cosa más grave que a un hombre no se le permita hablar en su propia lengua y se le obligue a hablar en ruso como aquel caso! Lo vemos ahora con los chechenios a quienes se acusa de terroristas" Acerca de su trayectoria como artista plástico, Anguiano rememoró que comenzó a pintar en Atoyac, Jalisco, lugar donde nació su padre Tenía entonces 15 años de edad: "Yo convivía con los peones de pequeños ranchos de mis tías abuelas, a donde iba a pasar mis vacaciones, y es lo que empecé a pintar: campesinos arando con el arado egipcio que no tuvieron los pueblos prehispánicos, y a los norteños que venían de Estados Unidos con un poco de dólares, con su calzón blanco muy limpio, plisado de la rodilla para abajo, su cinturón rojo, su camisa de seda, con mangas que les quedaban largas por su desnutrición, por su cuerpo chiquito de indígenas o mestizos, su sombrero de copa piramidal muy bello, su sombrero de paja de Jalisco o Michoacán" Desde entonces, agregó, siempre le gustó pintar el paisaje y a la gente del pueblo Fue en la Ciudad de México cuando comenzó a pintar al movimiento obrero, aunque ya había visto luchas sociales en Guadalajara, pero eran más de tipo campesino También comenzó a pintar aquí temas urbanos, como las carpas con personajes como Lupe "La Criolla", "Cantinflas" y "La Loca" "En fin, he pintado a los huicholes, a los lacandones, a los mayas a los chamulas, y a las mujeres bellas, mestizas, indias, blancas o azules He pintado mis viajes al extranjero He exhibido en varios países, he viajado mucho, estudiando a los grandes maestros del pasado, pues han influido también en mi pintura" Y concluyó: "Sin demagogias, considero que mi obra es una aportación a la cultura mexicana, al desarrollo de la Escuela Mexicana de Pintura"

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