MADRID, 26 de enero (apro) - Las autoridades del Museo del Prado, uno de los más grandes y visitados de Europa, difundió hoy un comunicado en el que afirma que la famosa pintura conocida como "El Coloso" no fue pintada por Francisco de Goya, sino por un discípulo suyo, el valenciano Ascensio Juliá Con base en profundos estudios realizados al cuadro, Manuela Mena, jefa de Conservación de Pinturas del Siglo XVIII del Museo y una de las máximas expertas en la obra del pintor aragonés, concluyó que recientemente fue identificada una firma en el extremo inferior izquierdo de "El Coloso", con las iniciales "AJ", que hicieron dudar de la atribución que se venía haciendo en favor de Goya Este hecho, señala el informe difundido en la página web del Museo, "abre el camino a una investigación de gran importancia para aclarar la autoría de muchas obras de principios del siglo XIX cercanas al estilo de Goya, aunque no de su mano, cuyos autores se encuentran aún sin identificar" Al menos en tres exposiciones especializadas que el Museo del Prado ha organizado con la obra de Goya ?"Goya: El Capricho y la Invención", 1993; la muestra con motivo del 250 aniversario de su nacimiento, y "Goya en tiempos de guerra", el año pasado? se estudió la técnica de este reputado pintor y se llegó a la conclusión de que algunos materiales utilizados no eran de la calidad de los empleados por Goya En el año 2000, según el estudio, se planteó en el Real Patronato que no había sido posible "identificar los signos" de la zona donde aparecen las iniciales AJ y "que no correspondían a la firma de Goya" El estudio incluye el análisis de documentación y bibliografía, la aparición del cuadro en la bibliografía especializada, la acogida de la crítica y las primeras referencias bibliográficas, que contribuyeron a su aceptación como una obra de Francisco de Goya Así mismo, se analizaron las características técnicas, acudiendo a análisis de laboratorio, y su estilo, composición y significado, comparando todo ello con obras de Goya "El Coloso", que llegó al Museo del Prado en 1931 y fue admirado como la máxima expresión de Goya moderno, es una de las obras más populares de dicho centro cultural