González Iñárritu: Biutiful o la resistencia cultural

miércoles, 20 de octubre de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 20 de octubre (Proceso).- Alejandro González Iñárritu argumenta que en Biutiful no abordó nada sobre México, pues “en su año del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, quise mejor hablar de la conquista que ahora viven los españoles y, en general, Europa por parte de millones de inmigrantes”.

Dicho comentario pierde cualquier apariencia irónica, superada por una visión dramática de la realidad que el director de Biutiful sustenta de manera metafórica:

“Los inmigrantes son los invisibles, los olvidados, y me imagino que el cineasta Luis Buñuel tendría la misma inquietud cuando filmó Los olvidados, hace 60 años.”

–¿Por qué abordó la migración de africanos y chinos en España?

–La estructura social y política de Europa ha cambiado radicalmente durante los últimos 15 años... Millones de chinos, africanos y musulmanes han emigrado a las grandes ciudades europeas. El viaje del inmigrante inicia con mucho dolor, se trata de gente huyendo del hambre, del terror político o religioso, o simplemente buscando una oportunidad de vida más digna.

“Desafortunadamente, casi todos ellos continúan viviendo en situaciones extremas, expuestos a la explotación y desesperación. A pesar de su aportación económica y cultural, los emigrantes aún viven como seres invisibles. Uxbal (Javier Bardem) es un charnego, o sea, es también un inmigrante en su propio país de origen.”

 

Explotación y desesperanza

 

En Biutiful, González Iñárritu aborda la explotación de los trabajadores chinos emigrantes.

–¿Qué piensa del pronóstico de que para 2050 China será una potencia mundial junto con India, Rusia y Brasil?

–Es un hecho que Europa será musulmana en 25 años, son cifras matemáticas de acuerdo con la natalidad actual. La “riqueza” que ha generado el capitalismo de Estado en China es sólo una ilusión, algo para bienestar solamente de unos cuantos...

“La inmensa mayoría de chinos gana un dólar por día de trabajo. Para ellos, ir a Europa y trabajar con compatriotas por cinco dólares al día no es un asunto de explotación, significa un paso rumbo a la prosperidad. Es ahí donde inicia la complejidad de este tema.”

El filme presenta también la imagen de una España destruida y sin esperanza para sus habitantes.

–¿Cómo ve la situación de Europa luego de la crisis mundial?

–Aunque toda película es política, se quiera o no, Biutiful no es un filme con una agenda política predeterminada. Nunca he subordinado el drama a una ideología o punto de vista. Al politizar o ideologizar una obra de una forma forzada se puede dañar la esencia y naturalidad de la misma, me parece que para expresar esto hay mejores vías.

“Es decir: mi largometraje no acusa ni señala culpables, tampoco pretende ser un documento antropológico.”

Define Biutiful como “una historia de amor entre un padre y sus hijos”, una reflexión acerca de “la breve permanencia que son nuestras vidas”. No es una historia de grandes sucesos ni eventos grandilocuentes:

“Es un relato profundamente humano que habla de la ordinariedad de muchos y el destino inevitable de todos.”

Empleó tres años la realización de la cinta (Proceso 1749), en la que también intervinieron Rodrigo Prieto en la dirección fotográfica, Brigitte Broch en diseño de producción y Lynn Fanchstein, en la música.

Siempre consideró que el rol de Uxbal debía hacerlo Bardem y menciona que la situación de ese personaje “la viven millones de seres humanos, no sólo en España, sino en todo el mundo”.

 

México

 

En julio pasado, ante la prensa, González Iñárritu se rehusó a opinar en torno a la situación del país durante el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto de Guanajuato, siendo noticia destacada en los medios al día siguiente de su alocución:

“Debemos crear espacios para hablar de otra cosa que no sea narcotráfico, secuestro, violencia, venganza, es por eso que no quiero hablar de ello, porque es simplemente participar y seguir generando mierda”, expuso literalmente el cineasta. Al recordar aquella frase, de inmediato arguye:

“Corrijo. Nunca dije no querer hablar de México. Clara y puntualmente lo comenté dentro del marco de un festival de cine en Guanajuato, el cual ha costado sangre, sudor y lágrimas a sus organizadores, tras una conferencia mía de cine con más de mil 800 jóvenes llenos de vitalidad. Me parecía inapropiado hablar de la violencia en lugar de comentar también existentes e importantes temas, para los que se me habían invitado.”

Señala específicamente que se refería a la temática cultural y explica:

“La cultura es hoy un acto de resistencia contra el envilecimiento de los tiempos que vivimos. El artista nunca trabaja en las condiciones ideales. Si así fuera, el arte no existiría. El artista existe porque el mundo no es perfecto. Es el arte nuestra herramienta para luchar y expresarnos.”

Formula un par de preguntas: “¿Qué aporto o contribuyo cayendo en el lugar común de la mentada de madre o en lamentación hacia una terrible realidad que vivimos y en la que todos estamos de acuerdo?” y “¿quién no puede estar de acuerdo (con esa realidad)?”.

–Me gustaría conocer su posición como creador cinematográfico y persona pública respecto de la situación del país, tanto en la parte económica, social, política y también sobre la violencia desatada por el crimen organizado. ¿Qué nos puede decir?

–La vertiginosidad de los hechos y la vacuidad con la que se dan las noticias, no nos permiten metabolizar y profundizar en las razones y el origen de por qué todo esto está pasando. La necesidad de lo inmediato impide tener una mirada y observación precisa y clara. Sólo el tiempo y la perspectiva de la distancia nos acercará a la verdad de los hechos. Es decir: la crítica es al arte lo mismo que el periodismo a la historia.

Lo único claro “es que desde hace 100 años se nos prometió que finalmente nos iban a extirpar un cáncer, el más temible de todos: el cáncer de la ignorancia. Y ese cáncer sólo se cura con algo infalible: la educación”.

Aplica otra metáfora de diagnóstico casi terminal:

“Como gobernantes, empresarios o sociedad civil olvidamos aplicar seriamente la medicina, pues ese cáncer explotó y ahora estamos con metástasis, invadidos y prácticamente desahuciados.

“El problema es más profundo que las diferentes ideologías o partidos gobernantes. No es un problema económico ni religioso. El problema es la falta de educación y cultura que nunca se dio y que ha creado una falta de oportunidades en la gran mayoría de la población, ya se ha convertido en un tema insoportable. Hay una desesperación y desesperanza civil que se manifiesta a través de la violencia como evidencia y arma primordial de la ignorancia y el rencor.”

Ante la incomprensión de sus ideas, se alza de hombros:

“Entonces, cuando yo quiero hablar de cultura y motivar a miles de jóvenes a encontrar una salida a través de lo que en realidad ocasionó el problema, se me exige y recrimina que no hable de violencia... ¡Qué le vamos a hacer!”  l

 

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