Tres tradiciones de México son ya patrimonio de la humanidad
MÉXICO, D.F., 16 de noviembre (apro).- La cocina tradicional mexicana, la Pirekua michoacana y la fiesta de los Parachicos de Chiapa de Corzo, fueron reconocidas hoy como patrimonio inmaterial de la humanidad por el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda de este tipo de bienes culturales, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La declaratoria de estas tres manifestaciones culturales de México se dio en el marco de la quinta reunión del Comité Intergubernamental que se celebra en Nairobi, Kenia, del 15 al 19 de noviembre. Con ello, según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), culmina un largo proceso de gestión y evaluación en el cual participaron el propio instituto y expertos de Estonia, Corea, Kenia, Emiratos Árabes Unidos y Turquía.
Durante la presidencia de Vicente Fox se trabajó también, sin éxito, en la integración y presentación del expediente de la gastronomía mexicana ante la UNESCO. Algunos especialistas y activistas de la campaña “Sin maíz no hay país”, han cuestionado la contradicción entre el hecho de promover la cocina mexicana internacionalmente y aprobar la producción de maíz transgénico, y abandonar el concepto de la milpa, poniendo en riesgo al maíz nacional, base de la alimentación mexicana desde tiempos remotos.
En la propuesta presentada por el INAH este año, “se planteó como una manifestación cultural viva, entre cuyos méritos destacan su antigüedad, su continuidad histórica, así como la originalidad de sus productos, técnicas y procedimientos.... la base constituida por el maíz, el frijol y el chile siguen teniendo total vigencia, conformando entre sí un sistema alimentario”.
En cuanto a los Parachicos, fiesta principal de Chiapa de Corzo, Chiapas, celebrada anualmente del 4 al 23 de enero y conocida también como Fiesta Grande, se integró un expediente con la colaboración de la comunidad. Es descrita como todo un complejo ceremonial en el que participan alrededor de seis mil danzantes, entre “parachicos” y “chuntas” que bailan por las calles de la localidad desde hace casi tres siglos.
La tradición integra elementos de la vida cultural de la comunidad chiapaneca, música autóctona de tambor y pito, además de danza, rezos para los santos Sebastián y Antonio Abad (el Nuevo y el Consagrado), vestimenta, artesanía de laca, máscaras, imágenes, juegos pirotécnicos y comida tradicional.
En tanto, la Pirekua es un canto tradicional purépecha de la región tarasca que involucra la meseta, la zona lacustre y la Cañada de los Once Pueblos de Michoacán. Se ha transmitido de generación en generación y sigue manteniéndose viva también mediante actividades como el Concurso Artístico de la raza Purépecha organizado desde hace más de cuarenta años.
Se puede cantar tanto en lengua indígena como en español y “es resultado del sincretismo de elementos de origen prehispánico --entre ellos la propia lengua tarasca-- y colonial, sobre todo en cuanto a la instrumentación y a la enorme tradición polifónica que llevó Tata Vasco a territorio michoacano en el periodo novohispano”.
El Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, reunido en Nairobi, evalúa 51 candidaturas presentadas, 47 de las cuales optan por su inscripción en la Lista del Patrimonio Inmaterial y 4 en la lista del patrimonio que requiere medidas urgentes de salvaguarda.
Al inaugurar la reunión, la directora de la UNESCO, Irina Bokova, informó que hay 181 bienes culturales inscritos en las listas, cada uno de ellos “es testimonio de la gran diversidad de la humanidad, así como de su unidad”. Y lamentó que en esta reunión, pese a realizarse en Kenia, no se haya presentado una sola candidatura africana:
“Debe preocuparnos... todos debemos sentirnos obligados con el continente africano y con todos aquellos que tienen un patrimonio inmaterial extremadamente rico y no están todavía representados en las Listas de la Convención en su justa medida.”