"Rabia", la cinta de Cordero
Guillermo del Toro y Bertha Navarro producen Rabia, del ecuatoriano Sebastián Cordero (23 de mayo de 1972), cinta de reciente estreno basada en la novela homónima del argentino Sergio Bizzio, donde el director agregó la situación de los inmigrantes latinos en España. Y en recuadro aparte, el cineasta sueco Fredrik Gertten narra cómo la poderosa bananera Dole Food Company ha tratado de acallar su documental Bananas, donde se exhiben las políticas mortíferas de esa compañía estadunidense en Nicaragua.
MÉXICO, D.F., 8 de noviembre (Proceso).- Se trata del tercer proyecto del joven realizador Sebastián Cordero, nacido en Ecuador, quien con su anterior largometraje Crónicas participó en festivales internacionales (Cannes, Sundance, San Sebastián, Rótterdam y Toronto, entre otros).
Rabia, que inició su estreno este 5 de noviembre en el país, no se ha quedado atrás. Ganó el premio especial del jurado en el Festival de Tokio 2009 y en el Festival de Cine de Guadalajara obtuvo el Mayahuel a mejor director, mejor actor y mejor fotografía.
Son dos los personajes centrales en la película que interpretan la colombiana Martina García, como Rosa, y el mexicano Gustavo Sánchez Parra, como José María. Cordero cuenta que fue la productora Navarro quien le dio hace algunos años la novela Rabia del argentino Sergio Bizzio, publicada en 2004, porque ya le habían ofrecido los derechos para el cine:
“Al leer el libro me enamoré del relato, me encantó esa historia de amor imposible, de una pareja que habitaba en la misma casa sin que ella supiera que el chico que amaba estaba allí. Eso como que tocó algo en mí.”
Navarro pensó en él para el filme por los temas que se abordan en la novela y, además, por estar buscando trabajar de nuevo una cinta después de haber realizado juntos Crónicas, años atrás. La idea de incluir la inmigración latina en España fue de Navarro:
“El tópico me interesaba porque de Ecuador muchos se han ido a buscar una mejor vida en ese país europeo y allá también hay una presencia fuerte de colombianos. Me pareció importante la sugerencia de Navarro de darle otra capa de significado a este proyecto.”
La historia sucede en Buenos Aires, con dos personajes argentinos:
“No me fui por el camino de cuál es el día a día de un inmigrante en España, esa sería otra película; pero sentí la necesidad de agregar esta capa, ese tema a la historia pues daba una serie de valores y significados adicionales y valiosísimos. La trama de la historia podía igual funcionar en otro contexto, de hecho como lo está en la novela, es igual de potente; pero creo que este tópico adicional le daba una nueva y especial fuerza al filme.”
En la trama se ve a José María, albañil, y Rosa, empleada doméstica, ambos inmigrantes sudamericanos que trabajan en España y que desde hace pocas semanas son pareja. José María presenta una personalidad volátil que lo lleva a un enfrentamiento violento con su capataz, culminando con la muerte accidental de este último. José María no sabe qué hacer y se refugia en la mansión donde trabaja Rosa, sin contar nada a nadie, ni siquiera a ella.
La adaptación
Cordero realizó la adaptación solo, allí no intervino el autor Bizzio:
“Así lo decidí porque ese proceso creativo del guión es muy delicado y de alguna forma necesitaba hacer esa parte solo. Yo sentía que si él estaba cerca de mí, tal vez me iba a inhibir o bloquear con ciertas cosas.”
Pero cuando estuvo terminado el guión se lo envió al escritor, quien dio comentarios claves (“justamente hizo un señalamiento en torno al encierro del personaje masculino, y fue muy acertado, ya que era algo que se debía cambiar”). Contento, Cordero menciona que Bizzio vio la película y le encantó (“tuvo una reacción maravillosa, mejor de lo que me esperaba”).
–¿Fue difícil reflejar la inmigración latinoamericana en Europa?
–Sí, es muy difícil, porque cuando empiezas a adaptar quieres mantener la esencia de la novela, aunque vayas a efectuar muchos cambios dentro del proceso en sí, dentro de la trama, y en un libro se permite desarrollar más ciertos temas, también a los personajes.
“Para mí era necesario realizar transformaciones esenciales. Había un par de cosas que funcionaban en la novela, pero en el cine no iban a ser creíbles. Me tomé algunas libertades importantes. Entonces hubo un trabajo de depuración. El final de la cinta es distinto al del libro.”
Explica que siempre existen “mil retos” en el camino cinematográfico, “desde producir un largometraje en un país ajeno al de uno, o sea, trabajar en España”; pero se cobijó con el equipo de Crónicas, “y me protegieron mucho”.
Dentro del grupo técnico destaca la participación de Enrique Chédiak, director de fotografía de 28 days later, y de Eugenio Caballero, ganador del Oscar a la mejor dirección artística por El laberinto del fauno.
Además, para Cordero fue novedoso trabar 80% del rodaje en una casa:
“Es un reto también, fue algo que sí influyó mucho en el proceso creativo de la filmación, y al mismo tiempo fue un trabajo muy positivo. Grabamos al revés: desde el final hacia el inicio porque el actor Sánchez Parra tuvo que bajar mucho de peso y luego engordó un poco para verse recuperado.”