La muerte de Büchner
MÉXICO, D.F., 18 de febrero (apro).- Georg Büchner, escritor y dramaturgo alemán que nace en 1813 y muere a los 23 años de edad, consideraba que la lucha entre pobres y ricos era el único combate revolucionario en el mundo. Por su actividad política y sus escritos subversivos es perseguido, y en 1934 tiene que esconderse en casa de sus padres. Ahí es cuando escribe su novela Lenz –basada en la vida del poeta Reinhold Lenz– y concluye su obra de teatro La muerte de Dantón.
Ambas obras expresan las preocupaciones del autor donde los personajes viven un vacío existencial y revelan al nihilismo como dimensión espiritual del sufrimiento humano. En el primero se manifiesta en la esquizofrenia y la anestesia de los sentimientos; en el segundo repasa su vida antes de morir y cuestiona su sentido.
Edén Coronado, autor y director de la obra La muerte de Büchner, muestra este momento creativo y reflexivo del autor, donde el tema es la muerte y el sentido de la vida; en cómo impacta en cada uno de los personajes y los razonamientos éticos y existenciales que conllevan. Este intervalo de tiempo es precedido por una escena de la infancia de Büchner, y lo cierra tres años después cuando sucede su muerte. En su obra conviven Lenz, Dantón, Buchner, su padre (interpretado con profundidad por Mauricio Jiménez) y su prometida. La estructura no es lineal sino fragmentada, como los pensamientos. El espacio escénico, iluminado por Gabriel Pascal y diseñado junto con Edyta Rzewuska, no es un espacio físico sino mental: una plancha para practicar la autopsia donde yacen los cuerpos y a los extremos dos mamparas traslúcidas.
La propuesta de Edén Coronado es interesante, su trazo escénico es limpio y sintético; el espacio está cargado de belleza; es arriesgado y experimental. Pero sucumbe ante las palabras. Las reflexiones se vuelven discursivas más que dramáticas, mucha filosofía y pocas contradicciones. Se preocupa más por lanzar improntas y hacer poesía, que por mostrar conflictos en acción. Sus personajes sufren y se cuestionan, pero se van diluyendo poco a poco, para terminar escuchando en demasía al autor.
Las actuaciones de Bernardo Gamboa como Büchner y Antígona González como Mina, son naturales y contrastan con la formalidad de Enrique Ballesté como Dantón y Antonio Herrero como Lenz.
La muerte de Büchner dio temporada hasta el domingo pasado en el Teatro El Milagro e inaugurará en San Luis Potosí la sala sede de la Compañía El Rinoceronte Enamorado de la que él forma parte. La muerte de Büchner es una propuesta donde se constata la capacidad escénica del autor y director, el cual lleva ya camino andado, y que desde hace un par de años ha iniciado una ruta propia y prometedora, buscando un lenguaje personal tanto en forma como en contenidos.