Sex and the City 2: La franquicia se desgasta

domingo, 13 de junio de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 13 de junio (apro).- Luego de la segunda parte de Sex and the City, creo que a nadie le quedarán ganas de ver más productos de esta franquicia. Con un guión mal hecho, la cinta naufraga entre la banalidad y las cursilerías de superación personal.

Sex and the City 2 empieza donde dejamos a las chicas la vez anterior: Carrie (Sarah Jessica Parker) vive con Mr. Big (Chris Noth); Samantha (Kim Cattrall) está soltera y en busca de hombres al por mayor; Miranda (Cynthia Nixon) y Stevie (David Eigenberg) siguen juntos, al igual que Charlotte (Kristin Davis) y Harry (Evan Handler).

Por supuesto, cada una de las chicas enfrenta nuevos retos. Carrie empieza a sentir que su relación con Big se está estancando; Miranda piensa que su vida laboral es incompatible con su trabajo de madre; Charlotte apenas si puede con sus dos hijas, por lo que ha decidido contratar a una niñera, quien por cierto es una joven sumamente atractiva.

Y Samantha… bueno, ella prácticamente sigue igual, salvo que ahora toma hormonas todo el día por aquello de la menopausia.

Las chicas se ven envueltas, gracias a Samantha, en un viaje a medio oriente, donde Carrie se encontrará con Aidan, su viejo amor, lo cual obviamente será una tentación, sobre todo porque cuando se fue de Nueva York, ella y Big estaban llegando a un arreglo marital inusual e incómodo.

Sex and the City 2, dirigida por Michael Patrick King, no es ni siquiera un capítulo extendido y tampoco es la sombra de la cinta anterior. Y es que luego de hora y media es cuando dramáticamente comienzan a pasar cosas, pues antes son sólo quejas y comentarios sexosos e “inteligentes” sobre los hombres por parte de Samantha, que comienza a parecer una patética viejita briosa. ¡Ah!, también hay cambios y cambios de ropa.

El cliché lo domina todo, puesto que hasta los conflictos maritales y existenciales de las protagonistas son predecibles, menos de Samantha, ella sigue igual, sólo que más exagerada.

Lo terrible del asunto es que estas mujeres “empoderadas y modernas” --que disfrutan del sexo y de otras libertades, porque son más liberadas-- continúan viviendo como el sexo débil en un eterno cuento de hadas, donde sólo valen cuando están cerca de un hombre que les haga caso; en el fondo, su visión romántica de la vida deja al descubierto su imposibilidad e incapacidad para afrontar los problemas reales.

Si hay una tercera parte, será para buscar darle a la franquicia un final digno, o al menos eso se espera, aunque… ¿queremos ver más sexo en la ciudad de unas cincuentonas que cada vez tienen menos sexo?

 

ap/cvb

--FIN DE NOTA--

/v/v

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