Hasta noviembre, reapertura de Bellas Artes

lunes, 7 de junio de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 7 de junio (Proceso).- Teresa Vicencio, directora general del INBA, declaró que la reapertura de la Sala de Bellas Artes no será en septiembre, como se había anunciado, sino hasta el 19 de noviembre. Los días 26 y 28 de ese mes la Orquesta Sinfónica Nacional interpretará un programa formado por el Concierto para violín, de Tchaikovsky, entre otras obras, y el día 29 el tenor Fernando de la Mora ofrecerá una gala de ópera. Entre las funciones programadas para la reapertura actuará también el Ballet Onegin con la Compañía de Danza del INBA, Fidelio de Beethoven presentado por la Ópera del INBA, y la Compañía Nacional de Teatro escenificará El jardín de los cerezos, de Antón Chéjov, bajo la dirección de Luis de Tavira.

Desde hace tiempo era urgente la renovación de la maquinaria teatral y de iluminación de la Sala de Espectáculos.

Por seguridad, cada cinco años debe cambiarse el cableado eléctrico y las luminarias de un teatro en constante uso. En México eso nunca se hace por evitar un gasto fuerte y el equipo se vuelve obsoleto y peligroso. En 1994, el teatro del Liceu de Barcelona se redujo a cenizas por una falla eléctrica. La maquinaria teatral del Palacio de Bellas Artes se montó en 1908 y la instalación eléctrica, no tan antigua, seguía siendo la original, pero con muchos remiendos. Fallecidos quienes parcharon el sistema hace décadas, no había manera de entenderle al enredijo de cables de todos colores donde nada correspondía con nada. El teatro, sin embargo, milagrosamente seguía funcionando.

Para colmo: goteras en el techo. ¿Qué puede pasar si se moja un cableado viejo cuyo recubrimiento sobrecalentado ya se cuarteó? Fue una suerte inmensa que no ocurriera una tragedia. Por ello, en 2007, alguien le sugirió a Sergio Vela, presidente entonces del Conaculta, que había que tomar medidas. Planearon que se cerrara el teatro unos meses y siguieran dándose los conciertos en el proscenio, frente al famoso telón de cristal, mientras se renovaba la instalación eléctrica en el escenario. El Instituto de Ingeniería de la UNAM valoró la situación y emitió su diagnóstico: la reparación era más que urgente, al grado que si Protección Civil supiera del estado en que se encontraba el teatro, lo clausuraría. 

Muchas salas europeas ya se han modernizando y había que seguir su ejemplo. La disyuntiva era: hacer una reparación conservadora o ponerse a la vanguardia. Se decidió por lo segundo y se contó con la autorización de las más altas autoridades del país. Inicialmente el presupuesto que se calculó era de 400 millones de pesos, que se autorizó, pero pronto resultó evidente que no alcanzaría y se amplió a 600. 

El sistema original del Palacio de Bellas Artes era maravilloso, al nivel de cualquiera del mundo, muy pocos teatros tenían una maquinaria teatral semejante. La reparación se planeó de manera de conservar el espíritu original. Por ejemplo, el sistema de escotillones de la sala era único en el mundo, sólo la Sala Rechelieu de París tiene algo similar. Todo comenzó con el desmontaje de la maquinaria teatral de Bellas Artes, se desarmó perno por perno, sin hacerle cortes y se llevó todo, inventariado, a una bodega del INBA en Lerma. El Instituto de Ingeniería de la UNAM se convirtió desde el principio en el asesor de la obra. Al quedar toda la caja escénica vacía, se descubrió humedad en el sótano y ésta hubo de ser eliminada, para después aplicar un nuevo aplanado. Cuando la obra termine, habrá una maqueta a gran escala para que el usuario de Bellas Artes conozca el antes y el después de la remodelación y se está haciendo una película documental detallada.  

Algunos pormenores: la boca del escenario del Palacio mide 12.20 metros de ancho por 12.00 metros de altura. El antiguo sistema de plataformas del piso del escenario se elevaba o bajaba mediante pistones hidráulicos, y será sustituido por uno moderno que funciona a base de tornillos que se enroscan sobre sí mismos. Estas plataformas podían elevarse antes a 5.20 metros, con el nuevo sistema lo harán a 7.20 metros. En el teatro reformado los decorados y los cantantes estarán más cerca del público. Las escaleras metálicas de caracol, que se encontraban dentro de la gran caja escénica, ya fueron sustituidas por escaleras rectas, más anchas y cómodas, y un gran elevador que hará el recorrido desde lo alto de los telares hasta el sótano. Ahora podrán almacenarse en los sótanos grandes decorados y tenerlos a la mano para usarse en el espectáculo que los requiera.

La tramoya original era un sistema de poleas y contrapesos que se encontraba en un estado ruinoso; el nuevo sistema será automatizado a base de motores y tiros independientes, coordinados por computadora. Motores y elevadores que se fabrican sobre pedido y bajo especificaciones determinadas y tienen un tiempo de entrega de entre seis y ocho meses, ya están en Bellas Artes esperando ser instalados. Se sustituirá la planta de luz y todo el sistema eléctrico y de alumbrado. Se eliminará el desnivel de 40 centímetros que tenía el piso del escenario. Al estar todo más adelante en el escenario, mejorará la visión del público. Habrá 200 butacas menos, pero nuevas y más cómodas y habrá más espacio entre una fila y otra. Mejorará la acústica y visibilidad para el público con modernos sistemas de proyección y de audio, todo a la vanguardia y a muy alto costo. 

 

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