"Toy Story 3": un perfecto final
MÉXICO, D.F., 16 de julio (apro).- La saga que ha convertido a Pixar en la compañía de dibujos animados más importante de los últimos años se despide con un cierre estupendo: Toy Story 3 es conmovedora, divertida y original, y como casi todas las cintas de Pixar, un clásico instantáneo.
Resulta admirable el trabajo que hicieron los estudios para refrescar esta nueva entrega para que no fuera un trabajo mediocre, a diferencia de la franquicia de Shrek, que desde la primera secuela nos enseñó que Dreamworks gusta de las fórmulas.
Toy Story 3 es final e inicio a la vez. Final, porque Andy, el dueño de los juguetes protagonistas, ha perdido el interés por ellos, ya que se ha convertido en un adulto que se dispone a ir a la universidad. Inicio, porque por más dura que resulte esta situación, representa el comienzo de una nueva vida para los juguetes, una vida sin Andy…
Así pues, por azares del destino, los juguetes de Andy, a excepción de Woody, llegan a una guardería infantil donde conocerán a nuevos juguetes, entre ellos a un oso bonachón llamado Lotso, quien parece ser el líder de ese nuevo paraíso infantil. Sin embargo, detrás de toda esa amabilidad se halla una amargura infinita que amenaza la existencia de nuestros amigos.
Por su parte, Woody vive una experiencia distinta. Y es que resulta que ha sido elegido por Andy para irse a la universidad con él, sin embargo, se niega a dejar solos a sus amigos entrañables, así que armará un plan para rescatarlos.
Grandes escenarios animados y gran sentido de camaradería son, de nuevo, algunos temas recurrentes en la historia, pero el ingrediente extra es la forma en que los personajes tienen que lidiar con un hecho irreversible: los humanos crecen y, cuando esto ocurre, pierden interés en sus juguetes, aunque, claro, también dejan su casa y dicen adiós a sus padres.
Así es la vida, siempre llena de saludos y despedidas, pero al mismo tiempo ofrece nuevas posibilidades, y es ahí donde uno tiene la capacidad de decidir qué es lo que hará con su vida a partir de ese momento.
Los desencuentros hacen de Toy Story 3 una cinta melancólica y triste, pero no lo suficiente para deprimirnos; por el contrario, nos enfrenta a una realidad dolorosa para decirnos que en algún lugar existe una estrella que brilla sólo por nosotros y que aún quedan muchas sorpresas por vivir.