La finlandesa Pahkinen llega al FIC con sus vientos nórdicos
GUANAJUATO, Gto. (apro).- La bailarina y coreógrafa finlandesa Virpi Pahkinen dejó los helados vientos nórdicos y optó por los torbellinos del norte de África como inspiración creativa para las coreografías que ofrece en su incursión en el Festival Internacional Cervantino, en su calidad de representante de la danza de uno de los países invitados de honor en esta 39 edición dedicada a ensalzar los dones de la naturaleza.
El Festival Internacional Cervantino inició sus actividades el pasado 12 de octubre; concluirán el próximo 30.
Con las referencias de haber colaborado con el director Ingmar Bergman en algunas de sus puestas en escena, la versátil coreógrafa y pianista egresada del Colegio Universitario de Danza de Estocolmo y del Conservatorio de Helsinski ha participado también en documentales y ha producido para varias compañías como el Vietnamese National Opera Ballet y el Ballet Poznanski, entre otros.
Su fuerte presencia contrasta con las suaves coreografías sin escenario y sin más recursos que algunos instrumentos físicamente presentes –un vibráfono, una flauta, algunas tablas- para sugerir desde una brisa hasta un remolino que todo lo arrasa.
Aunque ha pisado escenarios mexicanos en otros momentos, es la primera vez que Pahkinen pisa tierras guanajuatenses. Llegó acompañada de Kaolak, uno de los más importantes bailarines de Senegal, a quien se conoce con un sobrenombre que significa precisamente “bailarín del viento”.
Con Kaolak y los bailarines Oskar Landström y Henrietta Wallberg, Virpi Pahkinen se desliza al ritmo de los vientos y deja que el público imagine sus propios paisajes ante el fondo negro del escenario: los helados vientos nórdicos o los cálidos sobre las dunas del norte de África.
Así lo dijo la bailarina por la mañana en el encuentro con los representantes de los medios en la cobertura del FIC:
Aajej, el nombre del espectáculo, deriva precisamente de los torbellinos del norte africano, a los que hay que combatir con espadas, no en una lucha cuerpo a cuerpo, sino en una danza.
“Yo no encontré un viento con un nombre como ese en Suecia”, dijo Pahkinen, quien además contó cómo un reciente viaje a Ecuador y el recorrido por su jungla tuvieron en ella un efecto impactante, transformador.
A fin de cuentas, libre como es, ella sigue a sus propios vientos y no las imposiciones de las modas o los cánones formales de la danza.
Esta coreografía, cuyo nombre remite a lo etéreo, aleja al público del mundo plástico, de todos los materiales hechos por la mano humana, del tráfico, y lo acerca a la relajación, a lo místico.
Y es que el viento, dice la artista finlandesa que cumplirá mañana con sus dos presentaciones cervantinas en el Teatro Principal, es más rápido que las palabras y viaja con la velocidad del sueño.